Sorescu, Marin

Sorescu, Marin (1936-1996)

Poeta, dramaturgo y novelista rumano nacido en Bulzeşti, provincia de Dolj en 1936.

Licenciado en idiomas modernos por la Universidad de Laşi, publicó su primer libro de poemas en 1964 bajo el título “Solo entre los poetas”. En su época de estudiante fundó y colaboró con varias publicaciones literarias, iniciando una prolífica carrera literaria que lo convirtió en uno de los exponentes más importantes de la poesía de la posguerra en su país.

De su vasta obra poética, los poemarios mas relevantes corresponden a “Poemas censurados” y “Casa bajo vigilancia”, publicados tardíamente.

De los importantes galardones obtenidos, se destacan: Premio de la Academia rumana 1968 y 1977, Medalla de Oro Napoli ospite de Italia 1970, Premio International Fernando Rielo de Madrid 1983, Premio Internacional Herder de la Universidad de Viena en 1977, y Premio de la Unión de Escritores de Rumanía en seis ocasiones.

Falleció en Bucarest en 1996.

Ajedrez

Yo juego un día blanco,
El juega un día negro.
Yo avanzo con un sueño,
El me lleva a la guerra.
El me ataca los pulmones,
Yo pienso un año en el hospital,
Hago una combinación brillante
Y le gano un día negro.
El juega una desgracia
Y me amenaza con el cáncer
(Que por ahora anda en forma de cruz),
Mas yo le pongo por delante un libro
Y lo obligo a una retirada.
Le gano otras cuantas piezas,
Pero mira, la mitad de mi vida
Está fuera de juego.
-Oh, le daré jaque a tu rey y perderás el optimismo,
Me dice él.
-No es nada, bromeo yo.
Pues hago el enroque de los sentimientos.
Detrás de mi esposa, los hijos,
El sol, la luna y los otros mirones
Tiemblan ante cualquier jugada mía.

Yo enciendo un cigarrillo
Y sigo la partida.

Versión de Omar Lara

Capricho

Cada atardecer
Recojo entre los vecinos
Todas las sillas disponibles
y leo versos para ellas.

Las sillas son extremadamente receptivas
A la poesía
Si uno sabe ordenarlas.

Todo esto
Me emociona
Y durante varias horas
Les cuento
Qué bellamente murió mi alma
Durante el día.

Nuestros encuentros
Son generalmente sobrios,
Sin entusiasmos
Inútiles.

De cualquier modo
Significa que cada uno
Ha cumplido con su deber
Y podemos seguir
Adelante.

Versión de Omar Lara

Desdoblamiento

En la noche alguien pasea con mis ropas
Y las lleva puestas.
En la mañana observo en los zapatos barro fresco.
¿Quién tendrá un modo de andar parecido a mi andar?

Desde cierto tiempo ha empezado
A vestirse también con mis pensamientos.
Cuando despierto ya no los encuentro jamás
Dónde los habré puesto.

Están usados, cansados, con ojeras alrededor de los ojos,
Se ve a las claras que alguien estuvo pensando con ellos
Toda la noche.

¿Quién tendrá un alma parecida a mi alma?

Versión de Omar Lara

He vendado

Vendé los ojos de los árboles
Con un pañuelo verde
Y dije: búsquenme.

Y los árboles me hallaron en seguida
Con una carcajada de hojarasca.

Vendé los ojos de los pájaros
Con pañuelo de nubes
Y dije: búsquenme.

Y me hallaron los pájaros
Con un trino.

Vendé los ojos de la tristeza
Con una sonrisa,
Y me halló la tristeza al día siguiente
En un amor.

Vendé los ojos del sol
Con mis noches
Y dije búsquenme.

Allí estás, dijo el sol,
Detrás de ese tiempo,
No te ocultes más.

No te ocultes más
Me dijeron todas las cosas
Y todos los sentimientos
A los que intenté vendar los ojos.

Versión de Omar Lara

La huida

Un día
Me levantaré del escritorio
Y comenzaré a distanciarme de las palabras,
De vosotros
Y de las cosas, una por una.

Veré en la lejanía una montaña
E iré hacia ella
Hasta que la montaña quede atrás.

Luego iré a la siga de una nube
Y la nube quedará atrás.

También el sol quedará atrás
Y las estrellas y todo el universo…

Versión de Omar Lara

Más allá

Esta mujer
Tiene a alguien en el baño.

Habla conmigo,
Me ama sinceramente,
Pero alguien aún zangolotea en su alma,
Más allá de mí.
Leo en sus ojos,
En el pelo,
En la línea de la vida de su mano
Que esta. casa no tiene sino una sola entrada,
Que oculta de mí a alguien en el baño.

O, digamos, en la casa vecina,
O en otra casa,
En algún lugar de la calle,
En otra ciudad o en otro bosque,
O en el fondo del mar.

Alguien está oculto allí,
Asediando mis pensamientos,
Escuchando mis pensamientos eternos
Con los ojos fijos en el reloj.

Versión de Omar Lara

Nos conocemos

Nos conocemos.
Nos vimos un día
En la tierra,
Yo iba por un lado de ella
Tú por el otro.

Tú eras así y asá,
Oh, eras como todas las mujeres,
Fíjate cómo he retenido
Tu rostro.

Yo me emocioné
Y dije algo con la mano en el corazón,
Pero no había manera de que me escucharas.
Porque entre nosotros pasaban todo el tiempo
Automóviles y aguas y especialmente montes,
En fin, todo el globo.

Me miraste a los ojos
Pero, ¿qué podías ver?

En mi hemisferio
Se había hecho justamente la noche.
Extendiste la mano: diste con una nube.
Yo abracé los hombros de una hoja.

Versión de Omar Lara

Pregunta

¿Qué día es hoy?
¿Lunes?
Pero lunes ya fue
La semana pasada.

¿Martes?
Martes fue también el año pasado,
Fue martes como que hay Dios.

¿Miércoles?
El siglo pasado, según he sabido,
Cayó en miércoles.

¿Jueves?
Un jueves fue arada
Cartagena,
Un jueves fue incendiada
La biblioteca de Alejandría.
Imposible que no haya pasado
Ni siquiera un día desde entonces.

¿Viernes? ¿Sábado?
Yo ya oí hablar en cierta ocasión
De los días éstos,
No me vengan con historias.

¿Tal vez Domingo?
El tiempo anterior al génesis
Se llamaba domingo.
Lo recuerdo perfectamente.

Dios mío, todos los días han sido.
¿No nos ha quedado ni siquiera un día
Nuevo?

Versión de Omar Lara

Shakespeare

Shakespeare creó el mundo en siete días.
En el primero hizo el cielo, los montes, los abismos
Del alma.
En el segundo hizo los ríos, los mares, los océanos
Y demás sentimientos,
Y se los entregó a Hamlet, Julio César , Cleopatra y Ofelia,
A Otelo y otros,
Para que se enseñorearan en ellos con sus sucesores
Por los siglos de los siglos.
El tercer día reunió a todos los hombres
Y les enseñó los gustos:
El gusto de la felicidad, el gusto del amor, el gusto
De la desesperación,
El gusto de los celos, el gusto de la gloria.
Entonces fue que negaron unos individuos que se habían retrasado.
El Creador les acarició, compasivo, la cabeza,
Y les dijo que no les quedaba sino hacerse
Críticos literarios
Y negar su obra.
El cuarto y el quinto día los reservó a la risa.
Liberó a los payasos
Para que hicieran sus cabriolas
Y dejó a reyes, emperadores
Y otros infelices divirtiéndose.
El sexto día solucionó unos problemas administrativos:
Desencadenó una tormenta,
Enseñó al rey Lear
Cómo llevar su corona de paja.
Habían quedado algunos desechos del génesis
Y creó a Ricardo III.
El séptimo día echó una mirada para ver si le quedaba algo por hacer.
Los directores de teatro ya habían llenado la tierra con carteles,
Y Shakespeare consideró que después de tanto esfuerzo
Valía la pena ver también él un espectáculo.
Pero antes de esto, sintiéndose sumamente agotado,
Se fue a morir un poco.

Versión de Omar Lara

Simetría

Iba tranquilamente
Cuando de pronto, frente a mí
Surgieron dos caminos:
Uno a la derecha,
y el otro a la izquierda,
Según todas las reglas de la simetría.

Me quedé inmóvil,
Cerré los ojos,
Estiré los labios,
Tosí,
Y tomé por el de la derecha
(Exactamente el que no debía,
Como se comprobó más adelante).

Caminé por él como pude,
Está de más abundar en detalles.
Luego frente a mí se abrieron dos
Precipicios:
Uno a la derecha,
Otro a la izquierda.
Me lancé por el de la izquierda,
Sin pestañear, sin siquiera precipitarme,
Me lancé con todo por el de la izquierda,
El cual, ay, no era el sembrado con plumas.
A rastras seguí avanzando.
Me arrastré cuanto pude,
y de pronto, frente a mí
Se abrieron amplios dos caminos.
«¡Yo les enseñaré!» -me dije-
Y me empeñé otra vez por el de la izquierda,
Con hostilidad.
Equivocado, muy equivocado, el de la derecha era
El verdadero, el verdadero, como se dice, el gran camino.
Y en la primera encrucijada
Me consagré con todo mi ser
Al de la derecha. Y nuevamente
El otro fue el que debí tomar el otro…
Ahora están por terminarse mis provisiones,
El bastón de mis manos envejeció,
Ya no echa brotes
Para estar a su sombra
Cuando me embarga la desesperación.
Las piedras desgarraron mis tobillos,
Crujen y gruñen en mi contra,
Puesto que me he mantenido en una permanente
Equivocación.

Y he aquí que otra vez ante mí se abren
Dos cielos:
Uno a la derecha,
El otro a la izquierda.

Versión de Omar Lara