Mandelstam, Osip

Mandelstam, Osip (1891-1938)

Poeta y ensayista ruso nacido en Varsovia en 1891.

Su padre, prestigioso comerciante, y su madre, profesora

de piano, lo educaron en el famoso Tenishev School de S.Petersburgo, luego en Paris y Alemania donde estudió Literatura en la Universidad de Heidelberg . De regreso a Rusia, estudió Filosofía, carrera que dejó inconclusa para dedicarse a la literatura.

Militó en el movimiento “acmeista” y está considerado como uno de los grandes poetas rusos del siglo XX.

Su poesía se agrupa en los libros: “La piedra” 1013, “Tristia” 1922, “Los cuadernos de Moscú” 1935 y “Los cuadernos de Voronezh” 1937 .

Un poema contra Stalin le valió en 1934 un destierro a los Urales, donde intentó suicidarse. Regresó para ser nuevamente arrestado y condenado a trabajos forzados en el año de 1938.

Murió en un campo de trabajo cercano a Vladivostok el 27 de diciembre de 1938.

El oído afinado dirige la vela sensitiva…

El oído afinado dirige la vela sensitiva,
La mirada dilatada se despobla
Y un coro enmudecido de pájaros nocturnos
Atraviesa el silencio.

Yo soy tan pobre como la naturaleza
Y tan simple como el firmamento,
Y mi libertad es tan quimérica
Como el canto de los pájaros nocturnos.

Yo veo al mes inanimado
Y al cielo más muerto que el lienzo;
Y acepto del vacío
¡Su mundo enfermo y extraño!

1910

Versión de  Jorge Bustamante García

El sonido sordo y cauteloso del fruto…

El sonido sordo y cauteloso del fruto
Que cae del árbol,
En medio de una incesante melodía
Del profundo silencio del bosque…

1908

Versión de  Jorge Bustamante García

En el corazón del siglo soy un ser confuso…

En el corazón del siglo soy un ser confuso
Y el tiempo aleja cada vez más el objetivo
Y el fresno cansado del bordón
Y el miserable verdín del cobre.

14 de diciembre de 1936

Versión de  Jorge Bustamante García

Hay turpiales en los bosques, y una única medida…

Hay turpiales en los bosques, y una única medida
En la permanencia de las voces y en los versos melodiosos.
Pero sólo una vez al año en la naturaleza sucede
El desborde de lo estable, como en la métrica de Hornero.

Este día ha abierto sus puertas a la pausa:
Desde la mañana hay quietud y largos y difíciles momentos
El ganado pasta, mientras la pereza divina
Extrae de la caña de la riqueza de sus notas.

1914

Versión de  Jorge Bustamante García

La concha

Tal vez no me necesites,
Noche; de la vorágine mundial
Yo fui lanzado a tu orilla
Como una concha sin perlas.

Indiferente, tú espumas las olas
Y cantas tercamente,
Pero llegará el día en que amarás
La inútil mentira de la concha.

Tú te acuestas a su lado en la arena,
Te vistes con su casulla
Y con ella construyes una gran campana
Irrompible entre las olas.

Y a las paredes de la frágil concha,
Como a la casa del corazón vacío,
Las llenarás con murmullos de espuma,
Con viento, bruma y lluvia…

1911

Versión de  Jorge Bustamante García

La tristeza inexpresiva…

La tristeza inexpresiva
Abrió sus dos ojos enormes,
El florero al despertar
Del cristal arrojó las flores.

Todo el cuarto se invadió
De una lánguida -¡dulce medicina!
Este reino tan pequeño
Tanto sueño ha devorado.

Un poco de vino rojo,
-Otro poco de sol de mayo-
Y rompiendo un delgado bizcocho
La blancura de dedos finos.

1909

Versión de  Jorge Bustamante García

Leer sólo libros infantiles…

Leer sólo libros infantiles,
Acariciar sólo pensamientos incautos,
Disipar todo lo que huela a solemne,
Sublevarse contra la honda tristeza.

Yo estoy mortalmente cansado de la vida,
No admito nada de ella,
Pero aún así amo esta pobre tierra
Porque no conozco otra.

De niño, en un jardín remoto, solía mecerme
Sobre un columpio de madera sencilla,
Y recuerdo los altos y oscuros abetos
En medio del delirio brumoso.

1908

Versión de  Jorge Bustamante García

¿Qué calle es ésta?…

¿Qué calle es ésta?
La calle Mandelstam.
Qué apellido más espantoso:
Si no lo aireas
Suena curvo y no recto.

Poco en él es lineal
Más bien de carácter sombrío
Y es por eso que esta calle
O, mejor, este foso
Lleva el nombre
De ese tal Mandelstam.

Abril de 1935    Voronezh

Versión de  Jorge Bustamante García

¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible…

¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible,
que me ha sido dado?
¿A quién, dime, debo agradecer,
por la apacible alegría de respirar y vivir?

Yo soy el jardinero y soy la flor,
En la mazmorra del mundo no estoy solo.

En la eternidad del cristal ya se ha esparcido
Mi aliento y mi calor.

En él está impreso un signo,
Irreconocible hasta hace poco tiempo.

Ojalá la bruma se diluya en los instantes
Para que no borre el signo amado.

1909

Versión de  Jorge Bustamante García

Regresa pronto a mí…

Regresa pronto a mí
Sin ti me asalta el miedo
Nunca antes como ahora
Tan profunda yo te sentí.
Todo cuanto yo quiero
Lo veo en realidad.
Ya no siento celos
Sin embargo, te llamo.

1920

Versión de  Jorge Bustamante García

Tu rostro…

Tu rostro
Es lo más tierno entre lo tierno,
Tu mano
Es lo más blanco entre lo blanco,
Estás lejos
De todo mundo
Y todo es inevitablemente tuyo.

Inevitable
Es tu tristeza
Y la calidez
De los dedos de tus manos,
Y el sonido apacible
De tus palabras
Joviales,
Y la lejanía
De tus ojos.

1909

Versión de  Jorge Bustamante García

Yo he regresado a mi ciudad, que conozco…

Yo he regresado a mi ciudad, que conozco
hasta las lágrimas,
Hasta las venas, hasta las inflamadas glándulas
de los niños.

Tu regresaste también, así que bébete
aprisa
El aceite de los faros fluviales
de Leningrado.
Reconoce pronto el pequeño día decembrino,
Cuando la yema se mezcla a la brea
funesta.

Petersburgo, todavía no quiero morir.
Tú tienes mis números telefónicos.

Petersburgo, yo aún tengo las direcciones
En las que podré hallar las voces de los muertos.

Vivo en la escalera falsa, y en la sien
Me golpea profunda una campanilla agitada.

Y toda la noche, sin descanso, espero la visita anhelada
Moviendo los grilletes de las puertas.

Versión de  Jorge Bustamante García

Yo quiero servirte…

Yo quiero servirte
Al igual que otros,
Con la boca sedienta
Hechizarte de celos.
La palabra no me apacigua
Los labios resecos
Y sin ti otra vez
El aire vacío es espeso.

Ya no siento celos
Pero te deseo
Y yo mismo me cargo
Como un verdugo a su víctima.
No te nombraré
Ni el amor, ni el gozo,
Me cambiaron la sangre
Por una más salvaje y ajena.

En un instante más
Te diré una cosa:
Encuentro en ti sufrimiento
En vez de la alegría.
Como en un crimen
Hacia ti me atrae
La boca tierna cereza
En el caos mordida.

Versión de  Jorge Bustamante García