Andrade, Eugenio de

Seudónimo del poeta portugués José Fontinhas, nacido  en Póvoa de Atalaya, Beira Baixa, el 19 de enero de 1923.
Se educó en Lisboa y después de prestar el servicio militar, trabajó
como Inspector de Servicio Médico-Social.
Desde 1940 se dedicó de lleno a la poesía, alcanzando gran notoriedad con la publicación de sus obras,  “Las manos y los Frutos” en 1948, “Amantes sin dinero” en 1950, “Materia solar” en 1986  y “La sal de la lengua” en 1999, entre otras.
Tradujo al portugués poetas como Safo y García Lorca.
Su obra fue galardonada con importantes premios: Gran Premio de Poesía de Portugal 1989, Premio Vida Literaria en 2000, Premio Extremadura en 2000 y Premio Luis de Camões en 2001.
Está considerado junto a FernandoPessoa, como una de las grandes
voces de la poesía en portugués.
Falleció en el año 2005 a la edad de 82 años.

AHORA VIVO MÁS CERCA DEL SOL

Ahora vivo más cerca del sol, los amigos
no saben el camino: es bueno
ser así de nadie
en las altas ramas, hermano
del canto exento de algún ave
de paso, reflejo de un reflejo,
contemporáneo
de cualquier mirada desprevenida,
solamente este ir y venir con las mareas,
ardor hecho de olvido,
polvo dulce a la flor de la espuma,
eso apenas.

Versión de Aníbal Núñez
BLANCO EN LO BLANCO

Haz una llave, aunque sea pequeña,
entra en la casa.
Consiente en la dulzura, ten piedad
de la materia de los sueños y de las aves.

Invoca el fuego, la claridad, la música
de los flancos.
No digas piedra, di ventana.
No seas como la sombra.

Di hombre, di niño, di estrella.
Repite las sílabas
donde la luz es feliz y se demora,

vuelve a decir: hombre, mujer, niño.
Donde la belleza es más nueva.

Versión de Aníbal Núñez

EL AMOR

Estoy amándote como el frío
corta los labios.

Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.

Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.

Estoy rodeado de agujas
tu boca más vulnerable.

Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.

Así es el amor: mortal y navegable.

Versión de Alberto Ruy Sánchez

EN UN LUGAR AL SUR

Es un lugar al sur, un lugar donde
la cal
amotinada desafia el mirar.
Donde viviste. Donde a veces en sueños
vives aún. El nombre empapado de agua
te escurre de la boca.
Por caminos de cabras descendías
a la playa, el mar batía

en aquellas piedras, en estas sílabas.
Los ojos se perdían ahogados
en el fulgor
del último o del primer día.

Era la perfección.

Versión de Aníbal Núñez

LA LLUVIA CAE EN EL POLVO IGUAL QUE EL POEMA

La lluvia cae en el polvo igual que en el poema
de Li Po. En el sur
los días tienen ojos grandes
y redondos; en el sur el trigo ondula,

sus crines danzan en el viento,
son la bandera
descamisada de mi embarcación;

en el sur la tierra huele a lino blanco,
a pan en la mesa,
el fulvo ardor de luz invade el agua,
cayendo sobre el polvo, leve, encendida.

Igual que en el poema

Versión de Aníbal Núñez

LA PULSACIÓN DE LAS SÍLABAS

Él amaba la pulsación de las sílabas,
algunos acentos. cuarta, octava, décima.
Buscaba en ella lo que no sabía,
lo que nunca supo, o sospechara:
un sentido, la señal de la gracia, el frágil
hilo que condujese a la vida,
tan acá del deseo de vivirla.
Cuánta melancolía, cuánta incertidumbre
fue siempre la suya en lo que hacía,
allá donde el cuerpo se hace alma
o el alma se hace cuerpo- ¿cómo saberlo?
El tiempo casi nada le enseñó,
pero proseguía, insatisfecho
o inseguro, que ni eso sabía.
Entre impulsos, crispaciones, reticencias,
perseguía el ritmo de la música más suya
con el mismo empeño que lo que fuera antes
pura delicia, caricia breve. Sólo la mano
no había cambiado-siempre tan leve.

LAS CIGÜEÑAS

Las cigüeñas.
Me traen el atrio,
dos casas, o tres, si fueran blancas,
la torre donde se posaban
lentas. tenía yo entonces
la edad de las moras,
el sol sobre la boca sofocaba.
¿te acuerdas? , o el peso de otra boca.
de otra razón. no sé.
corria a pedradas
a los perros de los que tenías miedo.
y huía de ti para acariciar
en secreto
el caballito bayo que enamoraba entonces.

Versión de Aníbal Núñez

RECLINAS LA CARA EN LA MELANCOLÍA…

Reclinas la cara en la melancolía y ni siquiera
oyes el ruiseñor. ¿O es la totovía?
Soportas mal el aire, dividido
entre la fidelidad que debes
a la tierra de tu madre y al casi blanco
azul donde el ave se pierde.
La música, digámoslo así,
fue siempre tu herida, mas también
sobre las dunas fue la exaltación
No oigas el ruiseñor. O la totovía.
Dentro de ti es
donde toda la música es ave.

Versión de Aníbal Núñez

UN AMIGO ES A VECES EL DESIERTO

Un amigo es a veces el desierto,
otras el agua.
Despréndete del ínfimo rumor
de agosto; no siempre
un cuerpo es el lugar de la furtiva
luz desnuda, de cargados
limoneros de pájaros
y el verano en el pelo;
en el follaje oscuro del sueño
es donde brilla
la piel mojada,
la floración difícil de la lengua.
Lo cierto es la palabra.

Versión de Aníbal Núñez