Luque, Aurora

Luque, Aurora

Poeta y traductora española nacida en Almería, en 1962.

Licenciada en Filología Clásica por la Universidad de Granada, es una brillante representante de la poesía española actual.

Es profesora de Griego Antiguo en Málaga, dirige la colección de poesía Cuadernos de Trinacria y codirige con el poeta

Jesús Aguado la colección MaRemoto de poesía internacional. Pertenece al consejo de redacción de la colección de poesía

española “Puerta del mar”, es miembro del Consejo Asesor del Centro Cultural “Generación del 27” y del “Centro de

Publicaciones” de la Diputación de Málaga.

Recibió “Ayudas a la Creación” del Ministerio de Cultura en las modalidades de Poesía y Traducción en 1990 y 1992.

Obra: “Hiperiónida”, premio “FedericoGarcía Lorca” de la Universidad de Granada 1981.

“Problemas de doblaje”, accésit al premio “Adonais” 1989. “Carpe noctem”, premio “Rey Juan Carlos” 1992.

“Carpe mare” 1996. “Transitoria”, accésit al Premio “Rafael Alberti” 1997 y “Premio Andalucía de la Crítica” 1998.

“Las dudas de Eros”, 2000. “Portuaria” antología 1982-2002. “Camaradas de Icaro”, Premio Fray Luis de León, 2003.

“Carpe verbum” 2004, “Haikus de Narila”, 2005 y “La siesta de Epicuro” 2008, Premio de la Generación del 27.

Acuarela

Hay viajes que se suman al antiguo color de las pupilas.
Después de ver la isla de Calipso ¿es que acaso Odiseo
volvió a mirar igual? ¿No se fijó un color
como un extraño cúmulo de algas
en sus pupilas viejas? Lo mismo que en los pliegues
mínimos de la piel
se fosilizan besos y desdenes, así los ojos filtran
esa franja turquesa del mar que acuna islas,
medusas de amatista, blancura de navíos.
La piel es vertedero de memoria
lo mismo que el poema. Pero acaso unos ojos
extrañamente verdes de repente dibujen
empapados de luz
un boscoso archipiélago perdido.

De “Carpe mare” 1996

 

Anunciación del verano

Una avioneta blanca sobrevuela la costa
con su estela de lona casi en blanco.
“Anúnciese en el aire”. Desde el apartamento
los parasoles verdes, naranjas, morados

hacen que el mar se vista a estas alturas
una túnica pop. Se hunde aquel barco
centímetro a centímetro, sus tribales quehaceres
de antigua pesquería. Este verano

nos deslumbra el blanquísimo poliéster
de un yate sobre el puzzle inacabado
de un movedizo mar turquesa, malva.
Descienden las gaviotas. ¿No está la vida acaso

bajo un inmenso toldo de luz que la protege
del ardor del vacío, de su abrazo
de las ondas violetas de la muerte,
de su quehacer tribal, del viejo pacto?

De “Carpe mare” 1996

 


 

Ciudad

Una ciudad del sur con su mitología
urbana vagamente, subrayada de mar,
desgarrada de instintos,
con toda la belleza luchando por asirse
con dignidad a un resto de materia.
Tanta, tanta es la luz sin asidero…

De “Carpe Noctem” 1996

 

De la publicidad

Reportaje de moda en Marrakech.
Tres loin de l’innocence este perfume.
Una fotografía retocada
con acuarelas suaves. Si desea
reparamos su piel. Esta revista cuenta
familiares parábolas al fin:
de cómo maquillar los sueños agresivos
o cómo estilizar la derrota y el tedio.
Perfumada de Armani
la nada es altamente soportable.

De “Problemas de doblaje” 1982

 

 

Definición del abrazo

-No temerás los odres destapados de Eolo.
Los vientos se entrecruzan tras los mares,
viajan en las borrascas, pulsan olas turgentes,
despeinan deportistas y palmeras.
Los abrazos son vientos concentrados y sabios
-mi noto tú mi céfiro mi bóreas.
No temerás las calles arrasadas,
los bosques descuajados, los altos oleajes.
No temerás los odres destapados de Eolo.

De “Transitoria” 1997

 

 

Del descifrar

Fluir en la corriente sagrada de los versos
de una noche a otra noche
y ser atropellada, ser mordida
por la negra belleza que estalla en las palabras.

Y qué saturación sentir el aire
de otros mundos, la hoja que temblaba
en la lluvia con sol, los astros asomados
a la leve escritura,
un aroma olvidado de la infancia
o un placer sumergido
en las aguas más hondas de la vida:

carne que se entreviese
-erórico fulgor rosado y denso-
bajo el encaje oscuro del poema.

De “Problemas de doblaje” 1982

 

 

Eau de parfum

De la infancia, el olor
del musgo en las acequias, del barro, de las moras
y la extrema violencia de aprenderse.

Del mar, la última nota
de la última ola desplegada
antes de regresar y convencernos
de que no habrá sirenas.

De la noche, las leves veladuras
de un perfume italiano
todavía de moda.

De tu cuerpo, el aroma
de libro de aventuras
vuelto a leer; pero también de adelfas
desoladas y ardiendo.

Huele a vida quemada.

De “Problemas de doblaje” 1982

 

 

El último titán

Un titán ya cansado, mas hermoso:
esa naturaleza titánica y adusta
que sólo sobrevive en el lenguaje.
Pero nunca en su vida cotidiana:
unas frases copulan, otras se subordinan
y a veces se marchita un sustantivo
como un rostro recién amado y frágil.
Diré que he preferido
la función de adversarias de ciertas conjunciones
y de ciertas elípticas maneras de no estar.
Quién pudiera heredar una lengua de nuevo
tan clara como el brillo directo de una luna,
como un brillo que dance y que penetre.

De “Carpe Noctem” 1996

 

 

Interior

A menudo converso con mis sueños.
Los invito a salirse de la noche
y se sientan, con trajes neblinosos,
junto a mi mesa sucia de papeles.
y les pregunto sobre su sintaxis
porque se ofenden si hablo de semántica.
Hoy he recuperado de sus manos
un fragmento de ti tan exquisito .
como una noche de junio en Gil de Biedma,
un otoño de Keats o aquel sabor a polo de naranja
de las viejas mañanas de domingo.

De “Problemas de doblaje” 1982

 

 

Kolymbosai o las nadadoras

Termas desmoronadas
cerca del mar. La huella anaranjada
y mineral de aguas milenarias
al fondo del estanque, sobre losas y líquenes.
Cualidad de blandura semejante
en el tiempo, la hiedra espesa, el mar,
la historia erguida, el cuerpo. Balnearios
con aguas incansablemente mágicas
y pasadas de moda. En los lechos de piedra,
junto a piscinas rotas
tenderme, tenderme boca arriba, el indolente
racimo de uvas negras rozándome los labios
como a Greta, la gloria del amor
medido desde dentro
-su membrana de luz, su cauce oscuro,
su arquitectura extraña de termas laberínticas.

De “Carpe Noctem” 1996

 

 

La arquitectura del deseo

El deseo: nefasta construcción, sin indicios de habitabilidad, que se levanta dentro del cuerpo sin cimientos previos. (¿Quién podía intuir tantos solares aptos y replegados?)
El deseo: laberinto con una instalación de alarmas que traicionan.
El deseo: laberinto enmarañándose desde un roce de lenguas hasta un mar que inunda islas.
Insiste el laberinto. Luces impenetrables y un sopor amarillo van cegando los corredores. No hay monstruo más hermoso que el amor acosado.

De “La metamorfosis incesante” 1994

 

 

La calle Altamirano

Fue después de San Juan:
el Sueño de una noche madrileña
tan estival que el aire parecía quebrarse
por el placer de ser la Fruta Seductora.

Al fondo de la calle, el saxo, impertinente,
removía los grumos del fracaso,
la desazón, el nudo en el futuro
y el ayer tan inútil como un miembro amputado.

Mas la traición del cuerpo y el desvelo,
la ironía del pubis rompiendo su triángulo,
las ingles que musitan: Carpe noctem
y hacen manar el filtro venenoso
para los labios lentos que comparten
el noble simulacro de la muerte.

-Carpe noctem, amor. Pero los astros eran
(antes no lo supimos)
fosforescencias sobre los armarios.

De “Problemas de doblaje” 1982

 

 

La deconstrucción o el amor

Amar es destruir: es construir
el hueco del no-amor,
amueblar con milagros la pira trabajosa
echando al fuego lenguas, carne de ojos vencidos,
piel jubilosa, dulce, nucas saladas, hombros temblorosos,
incinerar silencios y comprobar la altísima
calidad combustible del lenguaje.
Hay estadios del cuerpo a cuerpo a cuerpo
que no alcanzaron nombre en el origen.
Y quién inventa hoy
vocablos para el quicio
fragante de una piel, nombres para los grados de tersura,
acidez o tibieza de un abrazo, quién justificaría
las palabras-tatuaje, las palabras tenaces como un piercing,
las palabras anfibias e ilegítimas.
El poeta ha dejado junto a cada palabra
lo que cada palabra le pidiera al oído:
derramarse indecible en otro cuerpo
o estallar en un verso como válvula.
El poeta, desnudo,
cuelga una percha en un árbol perdido
y las palabras van
al poema a vestirse.

De “Camaradas del Ícaro”

 

 

La isla de Mácar

Hay una isla dentro de la noche.
Barre la brisa el óxido de un puerto abandonado.
Hablo en sueños a solas. Con calidad de cuerpos
submarinos, la noche
trae de su fondo restos de palabras.
Vuelven las sensaciones, mandíbulas de peces de otro mar,
y los deseos nadan caprichosos
como delfines libres e invitados.
En la isla de Mácar, cuando cierran los bares,
el mar saca de sí su terciopelo.
Un fluido candente de memoria circula
tan dentro de ese sueño que si rozo
la superficie acaso con los párpados
es tan letal el día
como la más oscura sustancia de la muerte.

De “Carpe mare” 1996

 

 

La leyenda del cuerpo

Reconstruir un cuerpo
fragante en la memoria:
ingresa en el recuerdo semidiós
y en el olvido, viento.

El tacto: narraciones
de una teogonía suficiente:
ninfas en la saliva, los mensajes
de iris en la sangre, el asediar
de amazonas, cuantas alegorías
quisiéramos del fuego, la conciencia
suprema de la piel.

El cuerpo amado nunca
es solamente un cuerpo.

De “Problemas de doblaje” 1982

 

 

La muerte al otro lado de la cámara

Acodada en la barra o la terraza
me miro desde lejos como dicen
que se miran los que han estado muertos:
un fulgor en el vaso
me resume lo helado de los años.
Vértigo de un rodaje discontinuo,
fotogramas vacíos que huyen.
                                                               Eso sí,
gastó el maquillador tiempo y pericia.
Desde esta muerte actriz y fingidora,
la vida es un depósito en penumbra
de máscaras usadas hacia dentro.

De “Carpe Noctem” 1996

 

 

Las dudas de Eros

Montale: los limones fulgentes, entrevistos
en un patio de invierno:
le trombe d’oro della solarità.
No quiero más palabras para eros.
Dejadlo mudo: no crezca su lengua.
No ciego: vea, cante y aprenda con los ojos.
No le des más palabras.
Si lo metes en cartas, en versos o en susurros
de alta noche,
lo desangras, lo pudres,
lo embalsamas.
No tenga voz, y viva
como los limoneros absortos de Montale.

De “Camaradas de Ícaro” 2003

 

 

Noche de copla

Noche de amor perfecto, amargo, oscuro.
Presente comprendiéndose a sí mismo
hinchado al fin de vida. El mundo,
tal vez innecesario. El vello desprendido
sobre la piel muy húmeda. Anacrónicamente,
la colcha años cuarenta
con cinco japonesas azuladas.

De “Carpe Noctem” 1996

 

 

Problemas de doblaje

En la toma perfecta,
cuando el guión es bueno
y los actores fingen dignamente ser héroes,
el tiempo marca estrías, va apagando
uno a uno los focos y la banda
sonora se interrumpe.
Sensación de pantalla desgarrada
la insuficiencia siempre de vivir.
Qué frágil la película
que intentamos rodar en esas horas
para sesión privada y clandestina
en la pantalla interna de los párpados.
Un insípido tono pudoroso
de noche americana
en las irisaciones del deseo,
ni siquiera el siena matizado
del pasado indoloro nos acude.
Sueño de gabardinas
por calles satinadas de humedad,
labios muy densos, casi
negros desde la sala. Juventud,
cinta de celuloide erosionado,
un guión mediocre,
problemas de doblaje.

De “Problemas de doblaje” 1982

 

 

Síndrome de abstinencia

No es tan tóxico ya: también caduca
el amor en la fecha señalada en su dorso.
Ya no es ese veneno
tan eficaz, ni acaso necesaria
la urgente sobredosis. Qué cualidad letal
la del amor filtrado en la memoria.

* * * *

Regreso a las palabras y compruebo que nunca
se contagian o enferman con las fases
de mi intoxicación o mi delirio.
Siempre más sanas, siempre
a punto de ser dadas de alta y de dejarme
un poco más enferma. Y nunca simultánea
he sentido la fiebre en mi otro cuerpo,
el que tiene por vísceras palabras.

De “Carpe Noctem” 1996

 

 

Sola en casa

Ya sólo soy fragmentos, piezas sueltas de mí,
pero no soy la mano que me une.
En la pantalla el mundo
me grita cuarteado,
feliz, amargamente,
cítricamente luminoso
con su necia alegría de refresco.
Sólo soy mis fisuras.
También el mundo es sólo sus fisuras.

De “Camaradas de Ícaro” 2003

 

 

Terraza

                                                              Gentlemen,
                                                              seguimos nuestra excursión
                                                              a muchas brazas bqjo el nivel del Egeo.
                                                              Yorgos Seferis

-De acuerdo: ya no existen visionarios,
el exceso de amor no está de moda
-tampoco el adjetivo de color-
y es ridículo hablar de las sirenas;
el poeta se ausenta del poema y, entretanto,
toma café o el sol con los amigos,
baja un taxi hasta el mar y la metáfora
se desnuda delgada entre las olas.
-¿Prefieres la piscina? El poema no sufre
descarnado de ti; toma un vaso y ginebra,
sumerge tu inocencia, paladea
la tarde sin noticia,
sin mito, sin pasado, en la indolente
hamaca del silencio. De regreso,
tu poema te aguarda suicidado.

De “Problemas de doblaje” 1982