Hikmet, Nazim

Hikmet, Nazim  (1902-1963)

Poeta, dramaturgo y novelista turco nacido en Salónica, hoy ciudad griega, en 1902.

Gracias a que su abuelo fue poeta, su padre diplomático y su madre pintora, creció en un ambiente familiar intelectual. Estudió en un colegio francés y a los 19 años viajó a Moscú donde estudió Ciencias Políticas y profundizó su interés sobre el comunismo, del que fue siempre ferviente practicante.

En 1924 regresó a Estambul, trabajó activamente en la política, eludió la cárcel viajando de nuevo a Moscú, y al radicarse de nuevo en Turquía en 1929, alternó la lucha política con la publicación de obras de teatro, novelas y varios poemarios, entre los que sobresalen “Y van 3” en 1930, “Telegrama nocturno” en 1932, y “La ciudad que perdió la voz” en 1933. En los años siguientes continuó con la lucha antifascista, publicó “La epopeya de Sheik Bedreddin” en 1936 y a partir de 1940 cumplió una larga condena hasta 1950, cuando fue liberado.

En 1952 se radicó definitivamente en Moscú, y en 1957 publicó su más famosa obra “Duro oficio el exilio”. Falleció en Moscú en 1963

A propósito de unas fotos de periódico

1. Carbunco

Sobre dos columnas de la primera página yacen
                                                           dos niños desnudos
sobre dos columnas de la primera página
                                                         con la piel en los huesos.
Tienen la carne agujereada, reventada.
Uno es de Diyarbakïr, el otro de Ergani.
Tienen los brazos y las piernas raquíticos
enorme la cabeza
y un grito pavoroso en sus bocas abiertas
en la primera página dos ranitas aplastadas a pedradas.
Dos ranitas
dos hijos míos ,enfermos de carbunco.
Quién sabe cuantos miles se nos van en un año
sin haber podido saciar siquiera su sed.
Y el señor subsecretario:
(así lo agarre el carbunco)
«No hay ningún motivo para preocuparse», dice.

3 de agosto de 1959

2. El jefe de policía

    Abierto como una herida, el sol en el cielo
                                                                                se desangra.

Un aeródromo.
Los presos preventivos, las manos sobre el vientre:
porras, jeeps,
muros carcelarios, comisarías
y cuerdas que se balancean sobre el patíbulo
y los paisanos que no aparecen
y un niño que no pudo soportar la tortura
                                y se tiró desde el tercer piso de la Jefatura.
Y ahí está el señor Jefe de Policía
                                baja del avión
          vuelve de América
                                de un curso de formación.

Estudiaron métodos para no dejar dormir
y quedaron encantados
de los electrodos aplicados en los testículos
y también dieron una conferencia sobre nuestras celdas de castigo
ofrecieron satisfactorias explicaciones
de cómo poner huevos recién hervidos en los sobacos
y cómo despellejar delicadamente la piel con cerillas encendidas.

El señor Jefe de Policía baja del avión
vuelve de América
porras y jeeps
y cuerdas que se balancean sobre el patíbulo
ha vuelto el jefe dicen encantados.

1959 

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)


 

 


Al partir, me quedan cosas que acabar…

Al partir, me quedan cosas que acabar,
                                                                                al partir.
Salvé la gacela de la mano del cazador,
pero siguió desvanecida, sin recobrar el sentido.
Cogí la naranja de la rama,
pero no pude despojarla de su corteza.
Me reuní con las estrellas,
pero no pude contarlas.
Saqué agua del pozo,
pero no pude servirla en los vasos.
Coloqué las rosas en la bandeja,
pero no pude tallar las tazas de piedra.
No sacié mis amores.
Al partir, me quedan cosas que acabar,
                                                                                  al partir.

Junio de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Autobiografía

Nací en 1902
no he vuelto nunca a mi ciudad natal
no me gustan los retornos
a los tres años en Alepo era nieto de bajá
a los diecinueve estudiante en la universidad comunista de Moscú
a los cuarenta y nueve otra vez en Moscú invitado por el Comité Central
y desde los catorce años soy poeta

hay hombres que conocen las diferentes clases de hierbas; otros, de peces;
                                                                                            yo, de separaciones
hay hombres que se saben de memoria el nombre de cada estrella;
                                                                                            yo, de nostalgias

he dormido en las cárceles y en los grandes hoteles
he conocido el hambre y también la huelga de hambre y no hay plato
                                                                                                                que no haya probado
a los treinta años quisieron ahorcarme
a los cuarenta y ocho quisieron concederme el Premio mundial de la Paz
                                                                                       y me lo concedieron
a los treinta y seis durante medio año sólo pude recorrer cuatro metros
                                                                                                  cuadrados de hormigón
a los cincuenta y nueve volé desde Praga a La Habana
                                                                       en dieciocho horas

no conocí a Lenin pero hice la guardia de honor junto a su féretro en 1924

en 1961 el mausoleo que visito son sus libros

han intentado alejarme de mi partido
                                                                             pero han fracasado
tampoco he sido aplastado por los ídolos caídos

en 1951 viajé por mar hacia la muerte con un joven camarada
en 1952 con el corazón cascado esperé la muerte durante cuatro meses

estuve locamente celoso de las mujeres a las que amé
no envidié a nadie ni siquiera a Charlot
engañé a mis mujeres
pero nunca hablé mal de mis amigos a sus espaldas

he bebido pero no soy un borracho
tuve la suerte de ganarme siempre el pan con el sudor de mi frente

si mentí fue porque sentí vergüenza ajena
por piedad
                       pero también he mentido porque sí

he montado en tren en avión y en coche
la mayoría no puede hacerlo
he ido a la ópera
                      la mayoría no puede ir y ni siquiera sabe que existe
sin embargo desde 1921 no voya muchos de los sitios
                      donde va la mayoría la mezquita la iglesia la sinagoga
                      el templo el curandero
                      pero a veces me gusta que me lean los posos de café

se me ha publicado en treinta o cuarenta lenguas
                        pero estoy prohibido en Turquía en mi propia lengua

hasta ahora no he tenido cáncer
tampoco es obligatorio
nunca seré primer ministro o algo parecido
tampoco me gustaría serlo
nunca he ido a la guerra
no he descendido a los refugios en medio de la noche
no he recorrido los caminos del exilio bajo el vuelo rasante de los avi0nes

pero me he enamorado ya cerca de los sesenta
camaradas en pocas palabras
hoy en Berlín aunque muerto de nostalgia
                                             puedo decir que he vivido como un hombre
pero los años que me quedan por vivir
                       y las cosas que puedan sucederme
                                                                     ¿quién lo sabe?

Esta autobiografía fue escrita en Berlín Oriental el 11 de setiembre de 1961

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Bakú de noche

Noche sin estrellas hasta el pesado mar
noche cerrada y oscura
la ciudad de Bakú es un soleado campo de trigo
Estoy en la colina,
el sol me da de lleno en la cara
se escucha en el aire un preludio de rast que fluye como las
                                                                                      aguas del Bósforo.
Estoy en la colina,
mi corazón es como una balsa
                                             que se aleja en una separación infinita
                                              y va más allá de los recuerdos
                                              hasta el pesado mar sin estrellas
                                                          en la noche cerrada y oscura.

Bakú, febrero de 1960

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Chicas como hilos de oro…

Chicas como hilos de oro
           en esta ciudad europea
                        se pasean con babuchas como las nuestras.
Sobre el Estambul que llevo dentro el cielo está despejado.
Un ciprés, una fuente, Üsküdar.
Aunque me echara a correr, no alcanzaría
                                              no alcanzaría el vapor que está saliendo del muelle.

Leipzig, 30 de junio de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)


 


 

Con este calor pienso en ti…

Con este calor pienso en ti
                                    tu desnudez
tu cuello tus muñecas
las cosas que me decías
con los pies como una blanca paloma descansando en un cojín.

Con este calor pienso en ti
no sé si lo que más recuerdo
                                  lo que viene a mis ojos
es tu cuello tus muñecas
tus pies descalzos
las cosas que me decías cuando eras mía.

Con este calor amarillo pienso en ti
en la habitación de un hotel con este calor amarillo pienso en ti
                                                       y me despojo de mi soledad
         mi soledad que se parece un poco a la muerte.

10 de julio de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)
 

 

 

Dos amores

En un corazón no caben dos amores
mentira
puede ser.

En la ciudad de las lluvias frías
es de noche y estoy tumbado en la habitación de un hotel
mis ojos están clavados en lo alto
pasan nubes por el techo
pesadas como los camiones que corren por el asfalto húmedo
y a la derecha a lo lejos
          una construcción blanca
                                tal vez de cien pisos
en lo alto brilla una aguja de oro.
Pasan nubes por el techo
nubes cargadas de soles como caiques de sandías.
Me siento en el alféizar de la ventana
el reflejo del agua acaricia mi rostro
¿estoy a la orilla de un río
                       o a la orilla del mar?

¿Qué hay en aquella bandeja
en aquella bandeja rosada
fresas o moras?
¿Estoy en un campo de narcisos
o en un bosque de hayas nevadas?
Las mujeres que amo ríen y lloran
                                  en dos lenguas.

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

En el restaurante Astoria de Berlín…

En el restaurante Astoria de Berlín
                                  había una camarera
                                  una chica como una gota de plata.
Por encima de las bandejas repletas me sonreía.
Se parecía a las chicas de mi perdido país.
Pero no sé por qué
                      a veces tenía ojeras.

No tuve suerte
no pude sentarme en las mesas que ella atendía.

Ningún día se sentó en las mesas que yo atendía.
Era un hombre entrado en años.
Parecía como si estuviera enfermo,
            tomaba comida de régimen.
Estaba muy triste y me miraba
                      pero no sabía alemán.
Tres meses vino a desayunar, comer y cenar,
luego desapareció.
Puede que volviera a su país
          o que no volviera y haya muerto.

23 de julio de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Gracias a ti…

                                                                    Gracias a ti
cada uno de mis días es un mundo limpio y perfumado que huele a melón.
                                                                    Gracias a ti
todos los frutos se ofrecen a mi mano como si yo fuera el sol.
Gracias a ti sólo pruebo la miel de la esperanza.
Gracias a ti late mi corazón.
                                                                     Gracias a ti
mis noches más solitarias son como un kilim de Anatolia que sonríe
                                                                                                                              desde la pared.
Gracias a ti al final de mi camino, sin llegar a mi ciudad,
                       he descansado en una rosaleda.
Gracias a ti, no dejo entrar a la muerte
                      que con sus cantos llama a mi puerta
vestida con sus más sutiles ropajes y me invita al gran descanso.

29 de agosto de 1960

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)


 

 

La ciudad, la tarde y tú

Entre mis brazos estáis desnudas
                          la ciudad, la tarde y tú
vuestra claridad ilumina mi rostro
                          y también el olor de vuestros cabellos.
¿De quién son estos latidos
que baten bom bom y se confunden con nuestra respiración?
                                  ¿tuyos? ¿de la ciudad? ¿de la tarde?
                                  ¿o tal vez son míos?
¿Dónde termina la tarde dónde comienza la ciudad
dónde termina la ciudad dónde comienzas tú
                        dónde termino yo dónde comienzo?

 9 de julio de 1959

 

 

La nieve cortó el camino…

La nieve cortó el camino
tú no estabas
me senté con las piernas cruzadas
contemplando tu rostro
con los ojos cerrados.

No pasaban barcos ni volaban aviones
tú no estabas
yo permanecía apoyado en la pared
hablando y hablando
sin abrir la boca.

Tú no estabas
mis manos te acariciaban
yo me tapaba la cara con las manos.

Diciembre de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

La separación se balancea en el aire como una barra de hierro…

La separación se balancea en el aire como una barra de hierro
que golpea mi rostro mi rostro
estoy aturdido

huyo la separación me persigue
no puedo escapar
me fallan las piernas me derrumbaré

la separación no es tiempo ni camino
la separación es un puente entre nosotros
más fino que un cabello más cortante que una espada

más fino que un cabello más cortante que una espada
la separación es un puente entre nosotros
incluso cuando sentados nuestras rodillas se tocan

6 de junio de 1960  Vuelo Berl¡n-Moscú

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Las seis de la mañana…

Las seis de la mañana.
He abierto la puerta del día y he entrado,
el sabor de un azul reciente en la ventana ha venido a mi encuentro,
en el espejo las arrugas de ayer en la frente
y en la nuca la voz de una mujer, suave como la pelusa del membrillo,
y en la radio las noticias del país
y ya mi glotonería se desborda
correría de un árbol a otro por el huerto de las horas
y el sol, mi niña, se pondrá
y espero que más allá de la noche
el sabor de un nuevo azul me aguarde, espero…

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Lo sé, de sobra lo sé…

Lo sé, de sobra lo sé
cuando la próxima vez baje del tren en esta estación
hermana mía no veré tus ojos
tus puros ojos negros
ni tampoco el resplandor fuera del portón
las piedras, los árboles, las ventanas
                       el rostro de la gente
                                              todo se apagará
tus ojos se habrán llevado bajo tierra la luz de la ciudad
           hace tiempo que ya se habrán consumido en el cementerio.

Lo sé, de sobra lo sé
           lo sé
no sé nada
tal vez yo mucho antes
ya no bajaré de ningún tren en ninguna estación
no sé
a quién de nosotros le toca hermana mía
si al cáncer tuyo
            si al infarto mío
no sé no sé
sin embargo me parece
que en esta estación al bajar del tren…
Hermana mía perdóname la cobardía
                                              de vivir
un solo día más que tú.

29 de julio de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Me acostumbro a envejecer, es el oficio más difícil del mundo…

Me acostumbro a envejecer, es el oficio más difícil del mundo,
llamar a las puertas por última vez,
la separación para siempre.
Horas que corréis, corréis, corréis…
Trato de comprender a costa de dejar de creer.
Te iba a decir una palabra pero no pude.
En mi mundo el sabor de un pitillo por la mañana
con el estómago vacío.
La muerte antes de llegar me envió su soledad.
Envidio a los que no se dan cuenta de que envejecen,
tan ocupados están con sus cosas.

12 de enero de 1963

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Me han cerrado todas las puertas…

Me han cerrado todas las puertas
todas las cortinas
ni un pañuelo de azul
ni un puñado de estrellas.
Amor mío, ¿es que va a sorprendernos aquí la muerte
                                   sin que podamos salir de esta ciudad?

Leipzig, 3 de agosto de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)
 

 

 

 Mi mujer me acompañó a Brest…

Mi mujer me acompañó hasta Brest,
bajó del tren y permaneció en el andén,
fue haciéndose cada vez más pequeña
hasta que se convirtió en un grano de trigo en el azul infinito,
después ya no pude ver nada más que los raíles.

Luego, cuando llamó desde Polonia, no pude responder.
No pude preguntar: «¿Dónde estás, amada mía, dónde?»
«¡Ven conmigo!», dijo, pero no pude ir junto a ella,
el tren circulaba como si nunca fuera a detenerse
y me ahogaba la tristeza.

Luego, la nieve comenzó a disolverse sobre la tierra arenosa
y de repente me di cuenta de que mi mujer estaba mirándome
y me preguntaba: «¿me has olvidado?, ¿me has olvidado?»,
la primavera caminaba por el cielo con los pies descalzos y embarrados.

Luego, las estrellas bajaron a posarse en los postes de telégrafo,
la oscuridad se abatió sobre el tren como si fuera lluvia,
mi mujer permanecía al pie de los postes de telégrafo,
su corazón latía tac tac como si estuviese en mis brazos,
los postes se acercaban y pasaban, pero ella no se movía del sitio,
el tren circulaba como si nunca fuera a detenerse
y me ahogaba la tristeza.

Luego, de repente, me di cuenta de que hace años, hace muchos años
               que vivo en este tren
-pero todavía no sé cómo y por qué lo he comprendido-
y cantando con la misma fuerza y con la misma esperanza
sigo alejándome de la ciudad y de las mujeres amadas
y su nostalgia es como una herida abierta,
mientras me acerco a algún lugar, a algún lugar.

Mar Mediterráneo, marzo de 1960

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)


 

 

Nostalgia

Cien años han pasado sin ver tu cara
enlazar tu cintura
detenerme en tus ojos
preguntar a tu clarividencia
acercarme al calor de tu vientre.

Hace cien años que en una ciudad
                    una mujer me espera.

Estábamos en la misma rama, en la misma rama.
Caímos de la misma rama, nos separamos.
Cien años nos separan
                        cien años de camino.

Hace cien años que en la penumbra
                        corro detrás de ella.

6 de julio de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)
 

 

 

Pienso en ti…

Pienso en ti
me llega hasta la nariz el olor de mi madre
                                  de mi preciosa madre.

Montada en un carrusel, eres la belleza que llevo dentro
vuela tu cabello y gira tu ropa a toda velocidad
tu rostro ruboroso aparece y desaparece.

¿Cuál es el motivo
                      para que tu recuerdo sea como una puñalada
cuál es el motivo de que estando tan lejos oiga tu voz
                                             y de un salto me levante?

Arrodillado contemplo tus manos
quisiera acariciarlas
pero no puedo
estás tras un cristal.
Rosa mía, soy un confundido espectador
                       del drama que represento en mi crepúsculo.

7 de agosto de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)
 

 

 

Rosa mía, tu alma es un río…

Rosa mía, tu alma es un río
que corre entre altas montañas,
y desde las montañas hacia el valle,
hacia el valle, sin conseguir llegar hasta él,
sin conseguir llegar hasta el sueño de los sauces,
hasta el remanso bajo los grandes ojos del puente,
hasta los cañaverales y los patos de verde cabeza,
sin conseguir llegar hasta la blanda tristeza de la llanura
ni hasta los campos de trigo al claro de luna,
                                                                     corre hacia el valle,
corre entre altas montañas,
arrastrando las nubes que se amontonan y dispersan,
las grandes estrellas y las noches,
las estrellas de las montañas
y los azules soles de las nevadas cumbres,
corre levantando espuma,
revolviendo en el fondo las piedras negras con las blancas,
corre con los peces que nadan contra corriente,
inquieto en los meandros,
cae encabritado en los precipicios
espantado del propio fragor,
corre entre altas montañas
y desde las montañas hacia el valle,
hacia el valle, persiguiéndolo,
             sin conseguir llegar hasta él.

Kislovodsk, 3 de febrero de 1960

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Rosa mía, niña de mis ojos…

Rosa mía, niña de mis ojos,
no tengo miedo de morir,
                       morir me avergüenza,
la muerte me parece una deshonra.

15 de agosto  de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)
 

 

 

Todo lo que he escrito sobre nosotros es mentira…

Todo lo que he escrito sobre nosotros es mentira
No es lo que fue sino lo que yo quise
mis nostalgias detenidas en inalcanzables ramas
mi sed extraída del pozo de mis sueños
bocetos alumbrados.

Todo lo que he escrito sobre nosotros es verdad
tu belleza
     o sea una cesta de frutas una mesa en el campo
cuando me faltas tú
     o sea cuando me convierto en la última farola de la calle
                                                          del último rincón de la ciudad
cuando tengo celos de ti
     o sea cuando corro de noche entre los trenes con los ojos vendados
mi felicidad
     o sea río soleado que rompe sus diques.
Todo lo que he escrito sobre nosotros es mentira
todo lo que he escrito sobre nosotros es verdad.

Leipzig, 30 de septiembre de 1960

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)


 

 

Tú eres mi ebriedad…

Tú eres mi ebriedad
ni me desembriago
                       ni puedo desembriagarme
                                               ni quiero desembriagarme

me pesa la cabeza
                       tengo las rodillas destrozadas
                                             y todo cubierto de barro
avanzo a trompicones hacia tu luz que se enciende y se apaga.

10 de julio de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Tus manos y la mentira

Graves como las piedras,
Tristes como canciones de presidio,
Pesadas y macizas como bestias de carga,
                     Tus manos se parecen
                                   al rostro endurecido
                                                de los niños hambrientos.

            Ágiles, laboriosas como abejas,
Pródigas como ubres desbordantes de leche,
Intrépidas lo mismo que la naturaleza,
Bajo su dura piel, tus manos guardan
                                       la amistad y el afecto.

               No está nuestro planeta sostenido
por los cuernos de un buey:
               Tus manos lo sostienen…

              ¡Qué hombres, nuestros hombres!
Los mantienen a fuerza de mentiras,
Siendo que andan hambrientos,
              Faltos de carne y pan,
Y dejan este mundo, al que cargan de frutos,
Sin poder verlos en la mesa propia
              ni siquiera una vez.

¡Qué hombres, nuestros hombres!
Sobre todo los de Asia, los de África,
del medio Oriente, del Cercano Oriente,
los de las tantas islas del Pacífico
y los de mi país,
es decir, mucho más del setenta por ciento
de los hombres del mundo:
Están adormecidos, están viejos,
Siendo listos y jóvenes como lo son sus manos…

                ¡Qué hombres, nuestros hombres!
Ustedes, mis hermanos de América o Europa,
Tan alertas y audaces,
A quienes, sin embargo, los aturden
lo mismo que a sus manos,
                                    Y les mienten,
                                                  y los hacen marchar…

                    ¡Qué hombres, nuestros hombres!
Si mienten las antenas de las radios,
Si mienten las enormes rotativas,
Si miente el libro y mienten los afiches,
Si mienten los anuncios de los diarios,
Si mienten las desnudas piernas de las muchachas
                    en el teatro y en el cine,
Si hasta mienten las canciones de cuna,
Si miente el sueño, si el pecado miente,
Si miente el violinista de la boite,
Si miente el plenilunio
                    en las noches sin ninguna esperanza,
Si mienten la palabra,
                    el color y la voz,
Si miente el que te explota,
                    el que explota tus manos,
Si todo el mundo y todas, todas las cosas mienten,
                    a excepción de tus manos,
Es para que tus manos siempre sean
                   dóciles como arcilla,
                   ciegas como la noche,
                   idiotas como el perro del pastor,
Y para que jamás se subleven tus manos

Y para que no acabe jamás tanta injusticia
                 -Ideal del traficante-
Sobre este mundo nuestro,
                este mundo mortal
Donde poder vivir
                sería lo mejor.

Versión de Fernando García Burillo

 

 

Vamos a la luna…

Vamos a la Luna
                       y más lejos todavía
a donde ni siquiera alcanzan los telescopios.
¿Pero cuándo la gente en nuestra Tierra,
                                                         dejará de pasar hambre
                        nadie tendrá miedo de nadie,
                        nadie mandará sobre nadie,
                        nadie maldecirá de nadie,
nadie robará a otro su esperanza?
Por esto soy comunista
                                                para responder a esta pregunta.

26 de agosto de 1959

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)

 

 

Ya llega mi hora…

Ya llega mi hora
saltaré de repente al vacío
sin conocer el estado de putrefacción de mi carne
ni cómo los gusanos socavan mis ojos

sin tregua ni descanso pienso en la muerte

eso quiere decir que mi hora está próxima

Leipzig 10 de septiembre de 1961

De “Últimos poemas 1959-1960-1961”
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)