Canelo, Pureza

Reseña biográfica

Poeta española nacida en Moraleja, Cáceres, en 1946.

Pasó su infancia y adolescencia en el ambiente rural de su pueblo nativo. Hizo estudios de Magisterio en Madrid. Ha ocupado importantes cargos culturales, tales como, Jefe de la Oficina de Actividades Culturales de la

Universidad Autónoma de Madrid, miembro del jurado del Premio Adonais desde 1990, y Directora de la Fundación Gerardo Diego.

Entre las distinciones y premios recibidos, cuenta con el Premio Adonais en 1970 por «Lugar común», el Juan Ramón Jiménez del Instituto Nacional del Libro Español en 1980, el Premio Ciudad de Salamanca 1999 por «No escribir» y la beca de creación literaria Juan March en 1975, entre otros.

De su obra poética merecen destacarse: «Celda verde» en 1971, «El barco de agua» en 1974, «Pasión inédita» en 1990 y «Moraleja» en 1995.

COMO OCTUBRE DISPONGA

No más refugio

que la faz de mis brazos

si nos entra el otoño

desgajando

lo que al viento apetece

en su alfombra de bosque

y cuerpo a tIerra.

Mírame.

Otoño aún no somos en años

pero cuando él se nos acerca

hay que extender la batalla real

de los buenos amantes

en el recuento las hojas

de infinitos sabores ocres.

Mírame, y

hagamos la abundancia

a ras de nuestro suelo.

La variedad de un amor

es sepultar la inteligencia

entre los cuerpos.

No conozco otro refugio

ni mejor temperatura.

Sólo que estoy adivinando

cómo será el Otoño

nuestras vidas

de verdad calzadas en su estación

y otra vez

el nacimiento de amarse

la pasión inédita

que alumbrará mis versos.

Debo callar.

Ahora vamonos

a lo único

que del lento mudar

es ocre, ocres

como la alfombra disponga

tú y yo

obligando a trabajar

un viento revelación

lo más humano

para empujar las lumbres

bien cernida la noche.

De “Pasión inédita”

DE AGUA DULCE

Nunca hubiera adivinado que un amor

fuera la corriente más subterránea

sin escaparse

que va del tibio heno a un pozo

y de ahí empedrada a los huertos

sin dividirse

pero yo sí ante tu acecho

y este poema

que no acierta a explicarse mejor.

Corriente de agua dulce

en las tardes de agosto

no vayas por el agua

al pozo…

Se escribe así en el viento

una cultura detrás del amor

nacida en los campanarios

empujando suertes, ventanas

de la aldea interior

que es una mirada a la boca

trenzados frente a frente.

En el pozo andamos.

Mi saya tirando a selva

Tu camisa a juego oscura

Mi pie todavía calzado

Tu cuello abierto de mil troncos

Esta mano qué sorpresa sin anillo.

Las tuyas ayudando a sacar agua.

Del pozo me quiero ir

sin escaparme.

El busto atardecer

desconocía si esto era amor

o dulce trampa

que tira su moneda

sin dividirme

al fondo de las aguas.

Ay, la saya nueva

y camisa a rayas

flotan abrazando

el cielo, el limo puro

que del heno a un pozo

ya no saben regresar

a casa.

Y Dios arriba, abajo

empapado también

en dulce trampa

hace de una mujer aldea

este poema

que no acierta a explicartse mejor.

De “Pasión inédita”

EL POZO, EL POZO

La enramada más honda es esa verja

donde te subes para mirar

que ando descalza que ordenando voy

algunos pensamientos a flor de piel,

que sólo llevo puesto ojos ausentes

y la ropa tirada junto a un pozo

donde antes tú me has amado

y antes de haberme amado

yo sabía que lo harías

de tu pecho expuesto al mío.

¿Cuántas algas vuelven

a convertirse en roce arenas

si los orígenes del mundo

quedan atrapados en tus ojos

y es verdad la sal de la tierra

como también es lo de la miel

hilándome la boca?

Toda joya con engarce es un nido

ardiendo pero que asilvestrado

conoce el marino punto

donde aparecen olas para sofocar

el instante cuando los espejos

chocan en pleno vuelo chocan

sin romperse pero sí el aire

que ha perdido esencia ante

nuestro único cuerpo.

Debes acordarte siempre

de enramada, pozo, espejo

algas, brocal de haberte amado

y yo olvidar sabiduría, poema,

que no valen para nada

si me has rodeado de tu fuerza

igual que decides mi cuerpo

más esbelto a pesar de los años

que no sólo pasea la mujer por dentro

sino la mujer de luna

bien entrada en lugar creciente.

De “Pasión inédita”

EN EL LUGAR QUE MÁS NACÍ

Caída de la tarde

de dos almas

en la revuelta

de nuestro camino

izándose la noche.

Pasado mañana luna llena

y la acequia rodeando

la parra techo hermano

de la penumbra creciente.

¿Qué haces tú en esta tierra

ofrecida a zarzales, moscas

cubos de zinc, higueras

planicie de fuego

donde yo sé moverme

y tú abres los ojos

de tanto ruido y pan

en las cocinas?

¿Qué puedo hacer contigo

y comprendas de una vez

en el lugar que más nací

a pesar de la bandera

de ciudad que me viste

donde nos envolvemos

para abrazarnos?

¿Qué hacer contigo

y con tu alma

al caer la tarde

y oscuros ojos

escudriñan

lo que no viviste

en los años

de tu infancia?

Vamos, vamos

a ver el reloj cansado

de la plaza

y después al río

allí está la barandilla

y todavía su forja

que ahora puede

hablar por mí

una vez recogida

la simiente de mi cuerpo y cenit

milagrosamente retorno

de ¿Qué vas a hacer

en este lugar conmigo?

Mira que conozco

todos los ruidos

hasta el alba.

Aquellos carburos lejos

no son barcazas de tu mar

aunque busquen entrañas

de la noche.

Al norte

aquella masa es Jálama

donde nace este río

que abrazando

sostienes.

Ah, y tú que has venido

desde muy lejos a verme

ten prudencia, amor,

y regrésame a casa

como doncella

que vamos a pasar

por la calle

donde nació mi madre

y todavía en el balcón

asoma su trenza

lo que hoy te ofrece

conocer este lugar

planicie de fuego

regalo de otro mundo.

De “Pasión inédita”

ESCRIBO Y APARECES SIEMPRE

Este amor ¿canta o atestigua?

¿Confesión o hilos invisibles

sueño o verdad

la luz que visita

para hacerse vestido

tantos como mundos

que en este hermoso oficio

yo procuro?

Espiando tú mi pensamiento

aventuras:

canto y testimonio

no pueden separar

ave sobre velero

en el dominio mar y

siempre pagarás ser dueña

pues de agua llamaste un barco

que obedece.

No estoy conforme. Mira el ancho

de los versos:

Te amo bajo los astros

(testimonio sería)

o

Estamos abrazando al mundo

(canto parece).

Y te acercas a la mesa

para decirme

no pierdas más tiempo

de tus manos que escriben

cosa mejor conmigo

ni busques más amparo

que el de tu voz nunca indecisa

ni temerosa al lado de tu amor

que sabe el movimiento puro

del zarpazo cuando habitas

un rostro de escribiente

que me parece abismo

si acerco tu cintura

clavada en esta sala.

Ven, tu poema mejor

es el mío, lo mío, la esfera.

La presa en tus brazos

¿será este libro

puntada de la sangre

fisura del pensamiento

camino de sencillez

amor crecido las estrellas

pegadas a mi cuerpo

egoísmo salvación

condena manzana dulce?

De “Pasión inédita”

ESTANQUE DE ABRIL

¿Eres tú

o soy yo

Narciso?

Dejemos de beber en esa fuente

y vamos al regazo, amor mío

destapando la esencia

cuerpo a cuerpo no borroso

del tiempo sin fisura

ni compasión por los mortales

ajenos a la enorme

conversación de cuando se ama

en la vecindad de sus casas

cruzándonos la selva

de la tierra magnífica.

¿Eres tú

o soy yo

la maravilla

al fondo?

Si te duermes abandonarás

la poesía de mi estanque

la poesía del recuento

la poesía nido en alto

la poesía del rayo abril

la del tesoro cuando

se desgranan las horas

de tu boca

en mi ser como castigo.

Si tu cuerpo

oprime mi pensamiento

escribo lo mismo

de la travesía

y dudo si es amanecer

o si es noche, mediodía

crepúsculo pero sí hace

sabe a amor.

De “Pasión inédita”

HOJAS, HOJAS

En la almena dorada del atardecer

donde relata mi cuello punzada

comprime ahí la vena su aroma

y la oración en silencio mece

Tú eres capitán de los pájaros

llegando interminables a la hiedra

que durante el día estuvo en vilo.

Alguna rama se me adelanta al rostro

y con la mano aparto el verde oscuro

buscándote donde enloquecen las aves

al entrar en sus casas.

Gritadoras vienen de los álamos

cada día más hondos de estatura

copa, ser que en lo alto vive.

Crepúsculo y es la desbandada

el adiós a la luz hermosa

hermana temperatura en sangre

pulso que vas a beber si antojas.

Por eso los pájaros se creen

-mía es toda la casa de hiedra-

tu fuerza de capitán abriendo

con el pecho semillas entre la cal

atravesando hojas, hojas

que en próximo minuto cogerán

el color de incendio.

Arriba de la almena, picos mirad

se están amando hiedra y mar

ballesta y cielo

jefe y alondra

todos los picos, mirad

mis alas batiéndose en vuestro oeste

tan cerquita de Portugal.

De “Pasión inédita”

JUEGO A DOS

Como gota que resbalara

y no acabando la línea

de su cabeza

prende contra la luz

también hermosa, y abrasas.

Ya tengo doble la muerte

sin conseguir rehacerme

de tu perfil que avanza.

Un nudo de miel concentras

está cayendo

de la sien a mis labios

y de ahí al juego de tus manos.

Detenida estoy. Enamorada

con aire libertad en bosque.

El error es no mirarte de frente

apresar el ave

que se mece en la rama y suspiro

y se espanta.

Acaba con el juego, amor mío

que la niña se duele de comba

paciente su cadencia avaricias

no estrellando tu cuerpo

a favor de la reina.

Juego a dos es duelo

haciendo parteluz

hoguera en el bosque

y la rama te pide

benevolencia.

Entonces yo soy

quien el relevo toma

y nos vamos de una vez

de esta leña a más incendio.

Juego a dos porque

se siente la muerte.

De “Pasión inédita”

LA CARTA, EL BESO

Llega una carta y rompe abre

la mañana en mis verdes ojos.

Ha llegado después

del cántaro de leche

de la cesta con higos

y otra sombra que cruzó

con oveja merendera y juncos

recién cortados

el portal de mi casa todavía

en la frescura del valle.

Deseando que buscara el sol

la ventana, el beso dice:

Te imagino quieta

es tan hermoso el existir

ofreciendo tempranura al mundo

espesada en el lecho

porque no estoy ahí

Mira que sin estarlo

sé cómo andas de transparencia

y fruta,

cómo endulzas ya tu amanecida

en la boca

y sé que en tu costura va este poema

escrito en el instante

que relees mi carta, tan firme como

mueves el brazo que yo amo

el café que sorbes pero te equivocas

que estoy bebiéndome aquí

insistencia de tu mirada

contra la distancia quiébrala

y sigue.

Ah, la distancia y su isla

es el lugar más oculto

que el amante ofrece cautivo

con su cuerpo y beso en tierra.

La distancia es una charca

cercada de pasto amarillo y antiguo

que ahora mismo se la regalo al mundo

con la belleza primera de los siglos.

La distancia es no morir de sed

sino de bebiéndola vivirte

si madruga el amor en el verde cristal

los abiertos brazos

que se han puesto a trabajar deprisa

con el rayo de sol, la carta, aquí el beso

y ya te alcanz0.

Sabes que te alcanzo miwntras tenga

silencio de amarte, no en papel

en sábana bordada con una estrella

y su número pegado a los otoños

Mañana es siempre

planeando sobre mi casa todavía

en la frescura del valle.

De “Pasión inédita”

MIRA SI ES VERDAD MI HOMBRO

La soledad es, como siempre,

quien más me hace recordar tu nombre.

Pero cuidado, también el mediodía, y el gazpacho,

y la zapatilla mal atada en el segundo botón,

y las gotas de agua bajo la ducha,

y la fiebre que no invento en la siesta

y las ganas de no dormir para leer

y el beso que te doy a las siete de la tarde,

y el volcán en Italia que no vuelve a sonar,

y las cabras que pasan ahora por mi casa

como novios buenos y otra vez la lucha de ángeles,

y la noche otra vez,

y la mañana idéntica por su triunfo,

y el salto del langosto ahora mismo,

y la hierba mal regada bajo mi bañador,

yel higo trasnochado en la nevera,

y el perro lamiéndome los pies cuando salgo del río

y yo le huelo más que él a mí,

y el amor, y tu nombre,

y el vestido que me pongo,

y mi cuerpo interior como yo misma,

y el recuento de tu voz,

y otra vez el río,

y la cerveza y el panchito que te dejo,

y el verde tristón de este verano que es rojo,

y éste y único para tu nombre,

para decir que tengo tu frasco de ahora mismo,

y tu sentido, y tu olfato,

y el garabato que sale de tu lengua.

Yo soy todo lo que tú eres en este julio del demonio,

frita como los pájaros al mediodía

y cansada como un perro a las cuatro de la tarde

Escribirte esta carta es escribirla,

y así lo hago;

letras que me salen de esta forma aparatosa y santa

y sólo para tu armario donde me guardas el surco.

El balcón se ha abierto para mí, estoy en mi casa.

Me entra la luz, lo que dura la tarde,

lo que quiero atar de corazón y simiente

si no vacío mi rincón y la sal.

Un periódico se ha hecho amigo del aire

y viaja, y viene, sin descanso.

¿Dónde está la cigüeña de que me hablaban?

¿Quién comunica el calor al rostro?

Ceras al lado del altar,

bellotas en la encina para la tarde,

viaja todo, no baja el avión,

mi blusa abierta como una ventana,

rezo por el olvido, por el olvido no rezo,

una nube en vez de ese trozo azul,

mi vestido, mi recuerdo,

esta compasión para seguir mi calle.

Qué bien, ya el carro que regresa por Moraleja,

el ovillo de los hilos está guardando porque rodó;

la vocación de cubrir, de adorar lo que se escapa,

Moraleja abierta, dormida en su sal poco astuta,

porque ella no se ve, no monta tanto,

el tiempo está en una hora más que su alianza.

Así va julio.

Nombre de hombre cerca de mi ternura tuya, no me estoy equivocando.

Cabecea la campana a las ocho,

oración para cuatro, para mí y somos cinco;

la caja rodando,

mi balcón abierto, mi blusa, mi ventana;

cuando me toque ir a dormir lo haré

abriéndome de nuevo nuestro rostro que comparto;

los lazos, yo no tengo lazos,

y bebo el agua desde mi puente,

arriba un quiosco nuevo, legiones de cerezas perdidas,

mi lágrima que no se pierde.

Rezo por el olvido,

por el olvido no rezo,

la higuera es de verdad, verde, hojas desde abajo

para dorar las fuentes,

abuelo de su casa a la mia

y se recogen los besos

en cualquier mirada.

Tu nombre, me he olvidado de tu nombre,

te sigo escribiendo, perdona el lapsus,

sigo en tu baúl, amor escondido aquí

y en la otra tierra donde tú vives.

Y tu nombre

no lo digo.

De “Lugar común”

NOVIEMBRE

Antes de que llegaras

abriendo el cielo de mi vida

la poetisa hacía cosas extrañas.

Era la soledad, era el decoro, era

la inteligencia sobre asno de plata.

Un asno hermoso, cristal tapiado

que iba empujando su estatura

para la caverna del poema

y sólo él.

Atrevimiento, apareciste

un día cargado de noviembre.

Llegué a la cita como en los tiempos

mejores de mi infancia, ajena

chorreando el pelo y la cartera

hasta el sillón color azul

donde aguardabas.

Sorpresa:

esta mujer además de insobornable

esquiva -dicen que dicen dicen-

viene impresentable al salón, mojada.

Corría la tarde por nuestros vasos y

extraño que atendiera a palabras

de creación mundo que no fueran

las de mi bien atesorado asno.

De pronto en tal anchura

supongo que inocente

sin darme tiempo a ver paisaje

que hoy ya es nuestro

entré en tus grandes ojos

que iban tragándose los míos

en el comienzo de dos asaltos

vertiginosos de otra

nueva inteligencia.

Ni un roce de las manos hubo

ni billar ni baratarias

que tan deprisa empujan a los cuerpos

a contagiarse en nada.

Solamente nacían bajo las nubes

torrenciales de noviembre puro

dos rostros desesperados de perderse

echando por tierra sus antiguos

dominios

para un asno de plata atar

ya un bronce tu cabeza.

Ya fuera del lugar

me daba vueltas el mundo

daba placer cruzar la esquina

de otra soledad, otro decoro, otra

boca a recibir el agua

del cielo como agua del barro

de la noche entera.

En casa, perdida, como jamás estuve

no pude ordenar mi ropa

ni dar cuerda al reloj

ni adelantar la taza para mañana

ni ofrecer liturgia en el espejo.

Directamente me abracé

a la blancura de un bordado

que decía P.C.G.

De “Pasión inédita”

PASE LA LUNA Y ESCRIBA

Vas a hacer un libro

Como tu cuerpo enjaulado -dices.

¿Dónde dejas el alma?

En tu cuerpo -repites.

¿Dónde alma y cuerpo que mueves

saben apoderarse de un verso?

Acabo de apagar la luz de la respuesta.

Aparece mi celda. Está dentro la luna.

El pinar se extiende en tu pecho

y voy cortando alguna rama, piña.

Viene tu perfil en el mío que tiembla.

No me hables de pecado a oscuras,

no existe, no se da en la tierra

no aparece libro que lo invente

ni Dios que lo repugne,

es más, l0 comparte, mira

que acaba de enviarnos su océano

nocturno y la luna.

En la asfixia… enciendes.

Yo el pinar oscuro

Tú mi jaula clara.

En el centro Dios

aprende el fuego de la tierra.

Vas a hacer un libro

cargado de árboles frutales -dices.

Imposible.

Vuelve a la cita de Lope

que lo abre.

El látigo en el templo

no es de Dios

sino mío por una pérdida

de antigua voz y boca.

No lo creo.

Tú no vives de hacer escritura.

Es de vivir de quien escribes.

Sí, imantada.

Pase la luna

y escriba.

Pase la luna

y cuente

lo que ha visto en una

celda de amor.

En el centro Dios

se acerca al riesgo de la tierra.

De “Pasión inédita”

PLENITUD

1

Mediodía y te ausentas…

Mediodía y te ausentas

por no conocer mis pensamientos.

Es que de pronto, dices,

se me pone una lámina en el rostro

y aparece un abismo entre los dos.

Será cierto

pero donde la soledad

me habita

ahí tu eres el centro.

2

Salgo del agua, de bañarme al sol…

Salgo del agua, de bañarme al sol

mientras duermes tu cansancio mío.

Es el momento de abandonarte

y sola recorrer el mundo.

Pero alguien moriría de ausencia

alguien incendiaría, no Roma,

el Mundo.

3

Este temblor reconocible…

Este temblor reconocible

en noche de agosto

con la ventana abierta

en altamar madrugador

es el deseo de anillarme la vida

a tu costado

y me tiende una mano

sesgada para rozarla yo

haya o no fiebre en la seda.

Digo es temblor reconocible

donde no se ha inventado poema

para dibujarlo.

4

Temblor son todas las horas…

Temblor son todas las horas

de un día

en labios tibios de la inteligencia

precisamente torneada de su sangre

o esta plenitud caballo en marcha.

De “Pasión inédita”

POEMA ANTES DE CERRAR LOS OJOS

¿Quién me rondará esta noche,

si vivo como siempre he vivido

en este pueblo de ventanas y puertas

que se abren al perro, a los haces cortados,

y al rostro interior que lleva el hombre?

Nadie. Yo soy menos, mucho menos

que lo acontecido en la calle

cuando desde mi balcón admiro

las posibilidades hondas de las sombras

como si el reloj de la torre

fuera el espacio mejor movido de lo humano.

Nadie ronda mi casa ni tira la luz

de la linterna a por los pájaros que duermen

en mi hiedra.

Nadie, pero yo sí rondo y caigo

en la palabra silbando el insomnio de los versos pobres,

de los versos malos si no hay dique

que contenga el hermano sentir

en este trozo de la Extremadura presente,

con categoría de flotación sobre los demás mundos.

Me levanto y ando hasta el dormitorio

de nuevas sombras. Entro a por descanso,

ya seguir esta ronda ondulada

en la cercanía del abismo antes de cerrar los ojos.

Así espero morir un día, con esta música sin aire,

bajo el esplendor agotado de la tierra mirando

el firmamento de la mejor huída.

De “El habitable” (Primera poética) 1979

QUE NO SE ESTUDIE A UN ESPÍRITU VIVO

¿Qué lana, qué madeja suave

entre dedos quieres?

¿Qué lana, qué madeja,

qué rincón de sal,

qué hilo, qué hoyo de mí a tu ser

se parezca tanto a lo presente?

Y estoy llenando espacios

gota a gota de agua en la cuchara,

y fijo mis oídos atravesándote

sin cambiar dos telas,

la pieza de costal con el marfil:

madeja y lana despacísimo.

Brazos fuertes, amor,

que se repite la palabra, amor,

que yo he sentido la era de tu madre,

y la cama cerebral del mundo;

que mi humanidad lo es con el cartón

ese poquito mejor de alma ciega,

que yo aguanto tu castillo cerrado

si estás dentro,

que no estudies a un espíritu vivo,

que seas conmigo y te lo lleves, que llueve,

que esta lengua no vale para crear,

que creas

y sólo la vida ahí tendrá su alivio

para su envidia.

De “El barco de agua” 1974

REGRÉSAME

No sabrás con certeza

tu caminar conmigo

en este verano de temblor

frente a los álamos.

Debo decirte

nunca conocerás

cómo te he amado

hasta dónde el sol

me ha entrado en la boca

el hueso en la garganta

toda la soledad

dorándome

lo que tú has amado.

La orfandad es esto.

Abrazar la noche

buscar su cuello

matar la oscuridad

pero sin fuego

y al amanecer tirar la ropa

con bordados azúcar P.C.G.

saliendo en busca de los perros

que sí se han amado

entre huerto y más huerto

donde la huella está.

Créeme.

He sido como Agustín

y su hoyo de arena

frente a todo.

Aquí el pasto

vencido a mediodía

mi espalda

entreteniendo a hormigas

sola entre higueras

con el fruto a punto

de enamorarme

y la boca mejor no estaba.

El amor es así.

Quiero decir, el mío,

sobrevivencia

en el desnudo

mujer o tierra

abrasadas del astro

pero la vida

huida a veces

pero la vida

pero, amor,

regrésame.

De “Pasión inédita”

TIEMPO DE MI CORAZÓN JUGANDO A LA GUERRA…

Tiempo de mi corazón jugando a la guerra

y la guerra era un llanto en todas las paredes

y yo vivía allí.

Palabras absurdas que oía a la sombra

y quería ser perro para matarlas

y decir que la mentira más grande

se vestía de blanco y negro.

Castigo que no podía inventarlos ni un loco,

ni un suicida,

ni hachís ni las flores tan bellas del altar.

Años en que sólo las moscas eran mis amigas,

la torpeza de mi corazón cansado de rebelarse

mientras yo sabía y miraba mis senos de madrugada.

Fui mala oveja en esos años,

esto me contenta ahora,

mala conductora del calor por donde querían remediarme,

cosía mis medias

y no pensaba nunca en el infierno.

Era ese mi triunfo cuando jugaba sin truco

y sin desesperación.

No puedo recordar nombres,

cuando lo intento me duele la espalda y la cabeza,

se me hace un nudo en los hombros,

me atraganto de pan y fruta que me daban

si ese favor resistiera las ganas de morir que tenía.

Malo, malo, malo,

historia triste y grandísima de mí

porque no alborotaron nunca mi árbol,

excepto para verme ahora valiente

y maldecir las tristes figuras

en blanco y negro.

Tu presencia encima de todo, lo que hablo,

debajo de una roca donde no estoy,

tú en el triunfo extraño que es amor,

y el cuerpo se resiente

y es látigo de verdad

árboles donde puedo acercarme.

No vienes de parte alguna.

Te encuentro parecido con todo.

Hablas tu lenguaje de corbata normal, de existencia,

o de seno como yo, de pez que corre,

esa luz de fondo inacabable.

Y tú eres quien triunfa sin que sea recuerdo,

sin que vaya a ser,

una ceja es suficiente para atarme, Luz,

la hoja caída la pisamos a medias,

y la tierra pisada sigue intacta lejísimos.

No te diré que te irás.

Vuelco el vuelco diario detrás del sol.

y corres tanto

como te amo.

VENCIDA

Dónde el anillo

Dónde la yerba, saboreo

y él perdido en ella?

Las flores apretadas

Como besos y palmas

La luz abriendo

caricias

en la cima de la tierra.

Es la calma

del amor vencido.

Del amor, vencida.

Dónde el anillo

Dónde la cita

claridad del poema?

Cruzándose el cielo

aves con ansia suben

hasta hacer de la dicha

un punto de cruz

que se borda en la tarde.

Atrapada

una rosa

está en el suelo.

Es la duna

del amor

vencido

vencida

oración

tan honda.

De “Pasión inédita”

VEO, VEO

-¿Qué ves?

Tu mar

El mar tendido como un libro de versos

-¿Color?

Elegir es barcaza lentísima de amante

-Pero dime ¿color?

El tiempo que ahora mismo sale de tu boca

El calor dulce que nos ata en la tarde

Eolo escuchando detrás de la puerta

-¿Y la palabra?

Amor

-Otra más

Mío

-Demasiado deprisa, empecemos

¿Qué ves?

El mástil de los siglos que es luchar

con tus ojos y el poso de todas las

simientes habidas en el pecho que mueves.

Veo también la noche aquella que hicimos

brillante, de brillo amor, porque navegábamos

sin perder de vista la desesperanza

de otros en el descampado de arena

lamiendo su dolor mientras restallaban

los besos de dos siglos amantes

que al cuerpo ajustábamos provocadoramente.

Acuérdate qué travesía de noche del alba

porque estando oscuro nosotros vemos y

de día cerramos la puerta hasta la luna

-Yo veo más

Amor clavado en la abundancia

que egoísmo llaman porque de gozo humano

seguimos cruzando el mar bajo los astros

voluntad de vivir que no llega

a los que solitarios siguen con el alma

de las sombras en el descampado de arena

donde tú y yo reforzamos el nido, la pasión

de azafranada luz y

juntos a recibir el sol, amar en su diente

-¿Está viniendo ya?

Previa luciérnaga mezclada de noche

paraíso y noche de día, tan despacio

como procura el deseo de morirnos

-¿Qué ves?

Tu mar

El mar tendido como un libro de versos

Las aguas que están besando el suelo

mecido en siglos que recogen tus ojos

La serpiente decididamente yerba y

amor mío

que puede silbar

y silba.

De: Pasión inédita

YA PUEDO MORIRME SI ME DEJO

Palabras, oficio que no lo es.

Hojas que caen al suelo

y no me da tiempo a detenerlas.

Figuraciones mías, y amor, otra vez,

al compás, verso grande,

para la vida. El mío me quiere.

Anillo puesto a mi dedo

en un año cualquiera; sin nombre,

sin novio, sin recorte de lágrima;

vence, me vence el rostro,

la inquietud de mi ceguera es así,

y el monedero en el bolso, mi verso.

Amor en mi casa lo hay,

lo suplo con hablar, con anotar las deudas oscuras

en una noche; sola, solísima, yo me acompaño.

Y miro hacia atrás, y miro.

Qué olvido tan grande tengo a todas horas

que no me hace morir ni de repente;

grande hasta mi cuello el tiempo

y mi cintura pequeña.

Pido una separación definitiva

con el mundo;

para más vida,

para tronchar la higuera

que ya no se contempla sólo; se mira,

se ríe, tiene dos frutos salientes, mujer, yo,

amor flojo o fuerte en la nuca del corazón.

He avanzado por la tierra,

ya puedo ver el mar, toda la ternura de dos;

ya tengo el verso,

ya puedo morirme.

Ahora mismo, como un compás

que algo me valdrá en su cero.

De “Lugar común” 1971

ZARPAMOS AL AMANECER

1

¿Recuerdas aquellos días de mar…

¿Recuerdas aquellos días de mar

que olita a olaza

unía los cuerpos

bata oscura con rosas en mi pecho

hasta cualquier hora de luna

porque si no estabas

era mi ser o las gaviotas

el jardín humano del perfume

en todos los instantes oleaje?

Recuerdas lo que traía el mar

invitado a nuestro asombro

por lo creado en vivo

dentro de una casa

y donde se tomaba la luz era la luz

colaborando a extensión del amanecer

desde lo más breve enamorando?

2

Iba llegando la transparencia…

Iba llegando la transparencia

sobre hombros desnudos

lo mismo que en todos los lugares

a paso de amanecida

nuestros labios.

Recuerda

han sido tantos días

que de la conjunción zarpamos

en nuestras vidas al amanecer

y embarcó el cielo en su mar

yendo y viniendo

como tú a mi playa.

“Pasión inédita”