Ekelöf, Gunnar

Suecia 1907-1968

Reseña biográfica

Poeta sueco nacido en Estocolmo en 1907.

Perteneciente a una familia adinerada, inició estudios superiores en Londres y posteriormente los culminó en la Universidad de Uppsala.

Mientras colaboraba en las revistas literarias Spektrum y Karavan, publicó en 1932 “Tarde en la tierra”, convertida poco tiempo después en uno de los textos fundamentales de la poesía sueca del siglo XX. Del resto de su obra se destacan principalmente “Canción de transbordador” en 1941, “Non serviam”, en 1945, y la trilogía “Diwán”, reconocida como su máximo aporte a la poesía.

Fue además traductor de Mallarmé, Baudelaire y Desnos.

La Universidad de Uppsala le concedió, en 1958, el título de doctor Honoris causa, y ese mismo año fue elegido miembro de la Academia Sueca.

Falleció en Sigtuna en marzo de 1968.

Dïwān del Príncipe de Emigion 1965

Este poema mío no tiene rima: se lo dedico

únicamente a Ella.

La palabra «Ella» es mi meta, y por Ella

no quiero aceptar otro intercambio que

el de «Dar» y «Coger».

Tarjuman El- Ashwak XLII

2. Oí en sueños:

-Habιb, ¿quieres esta cebolla

o solamente una rodaja?

De pronto me envolvió una gran incertidumbre

¡La cuestión que me planteaba este enigma

era la cuestión de mi vida!

¿Prefería yo la parte al todo

o el todo a la parte?

No, yo quería las dos cosas

tanto la parte del todo como el todo

y que esta elección no implicase contradicción alguna.

* * *

3. Te hablo a ti

Hablo de ti

desde el fondo de mí mismo

Sé que no contestas

¡Cómo ibas a poder hacerlo

siendo tantos los que te imploran!

Todo lo que pido

es poder quedarme aquí expectante

y que me ofrezcas una señal

desde dentro de mí,

una señal de ti!

* * *

7. Tú me consuelas

tú consoladora

¿Cómo lo haces? Porque yo amo

tu más íntimo ser. En mi alma

has dejado huellas

de unos piececillos, de unos deditos

como en la húmeda arena

de una playa-

Sin embargo tú no eres-

¡Qué plenitud del Ser!

Yo soy- Qué bajeza

de algo todavía no quemado

Oh déjame calentar estas manos

junto a ti, como junto a un brasero.

* * *

13. Oh tú

que estás invisiblemente presente

Siento tus brazos alrededor de mí

Me dejaste besar

uno de tus pechos

el que está sobre el corazón

Luego te fuiste

después de haberme besado los ojos.

Versiones de Francisco J. Uriz

Leyendas de Miroloyis

11. Mi corazón está inquieto dentro de mí

Su desazón llega hasta mis manos

hasta mi miembro que se yergue

hasta mis sienes que baten violentamente

Oh Diosa mía

Madre mía

que también eres mi hija

Besa mis ojos ciegos

Bésalos con un sueño

como acostumbras

Pon tu mano sobre mi corazón

ingrávida como la caricia de un ala

para calmarlo

Que palpite únicamente

temblando ante tu grandeza

Que palpite el corazón

de pie, con las manos levantadas

por ti.

* * *

18. Guíame princesa, llévame de la mano

Anda, vámonos ya

cruzando el Creciente Fértil

a nuestro país

Nadie nos puede hacer daño

y a nadie haremos daño

El haber sido cegado aguza la vista

hasta la luz.

* * *

23. Poder alegrarme aun estando ciego

con lo que otros me cuentan que han visto

Esto es lo que he ganado

Sentir esta mano en la mía

callosa de recoger hierbas comestibles

pero todavía muy joven

quizá demasiado

¡Qué tristeza! ,

A veces cuando ella se ausenta

-sé bien porqué-

y yo me quedo aquí sentado en una piedra esperándola

toco con los dedos

las hojas y hierbecillas de mi alrededor

y siento sus diferentes aromas:

Me devuelven algo de lo que yo solía ver. Sí-

en una época montaba yo un semental

de raza Shammar

cuya genealogía se remontaba a tiempos del Profeta

y no me interesaban las chicas

Todavía puedo oír

el gran cencerro de bronce de la cabra guía

y los cencerros de los camellos

desde el grande del primero

hasta el pequeño del octavo que cierra la marcha-

Oigo los pasos de los hombres

que transitan por aquí

Recuerdo y sé

Por eso no soy ciego

Solamente he sido cegado

Yo he visto

y siento

la mano de la joven

al coger la mía,

unas veces firme, entonces sé que ella sabe,

otras menos firme,

entonces sé que está preocupada.

* * *

24. Esto lo sabéis, debéis saberlo:

Una hija puede ser padre de su marido

padre de su padre

Un hombre puede ser madre de su hija

aunque sea

adúltero o ciego

Pero si tienes una buena hija

Cuídala bien

Si la dejas marcharse

por muy alto que sea el precio

pronto envejecerás

y allí te quedaras con tus miserables monedas

Solo

No la vendas

Entrégala

al hombre que tú amas

y al que ella no aborrece

* * *

28. Dame agua

aunque sea gota a gota

de tus dedos

Yo la mamaré de ellos uno tras otro

como el cabritillo mama de la esposa del pastor

¡Tú la de los múltiples pechos!

Oh dame agua

Iré besando las gotas

dedo tras dedo

sin olvidar ninguno

También besaré los dedos de tus pies

con los que vadeando has llegado hasta mí

cruzando el agua fría, los restos del barro

de las últimas lluvias

Ahora la ciudad está envuelta en polvo

nube tras nube de polvo y de polvillo de paja

se arremolinan con el viento Meltemi

y penetran hasta aquí dentro

Dame agua de tus dedos

Sí, también de los de los pies.

* * *

29. Brillaron tus ojos dorados, esposa mía,

cuando levantaron el velo de tu cabeza

Eran negros, los ojos más negros

pero cuando levantaron el velo de tu cabeza

en su negrura había oro

Jamás olvidaré

la chispa que lanzaron al reconocerme

aunque ahora no puedo ver nada

Tienes ojos negros, mi amor

los ojos mas negros, los más hermosos

con una chispa de fuego

que todavía puedo ver.

Versiones de Francisco J. Uriz

La leyenda de Fatumech 1966

Collar de perlas (Nazm)

2. Como si el mar

lanzase los brazos tras de mí

en torno a mí

en mi habitación, por la noche

-como si el mar se me enroscase

con sus brazos sonoros

El mar me acaricia

El mar me abraza

* * *

4. Me topé con un vendedor de cordones de zapatos

en una callejuela del zoco

Quería venderme unos cordones

a mí que no tengo zapatos

cordones rojos, negros, de algodón, de seda

No veía que iba descalza

Este hombre tenía que estar ciego o loco

o quizá fuese ese cuerdo

Nos saludamos

con el signo que significa «Ya sabes».

Y ambos nos echamos a reír

* * *

7. No, las almas no se hablan

unas a otras

de manera diferente que los pájaros

Y los pájaros no se hablan

de manera diferente que las almas

Mientras nuestro oído necesita

una multitud de palabras

de sonidos laboriosamente ensamblados

para que lo dicho llegue a su destino

les bastan a ellos unos pocos

les basta con variar su intensidad

variar su acento

* * *

10. Tus ojos son brasas

de vino tinto

¿Cómo podré apagarlos?

Únicamente bebiéndolos como de una copa

con besos

uno tras otro-

Entonces tú los vuelves a llenar

del vino amarillo

que más me gusta.

* * *

27. Sufrir es difícil

Sufrir sin amar es difícil

Amar sin sufrir no es posible

Amar es difícil.

Versiones de Francisco J. Uriz

Guía para el Averno 1967

Solo en la Noche silenciosa

¡la única a la que llamo mía!

Solo en las tinieblas fundido con el dolor

viendo como el Día distraía de la Verdad

la Verdad del Día: una lluvia de alfilerazos

contra la piel, el oído y los otros sentidos

Solo en la Noche luchando con la Verdad-

En las tinieblas se acercan sus agujas

sus aguzadas puntas de luz. ¡Y que esto sea

juego limpio! -Una lluvia de pinchazos

me dio el Día, ¿Se puede arrancar la vida

a alguien con el tormento? Preferible entonces es la Noche

cuya punzada es una sola, decisiva

en la luz de tu ojo, la niña de los ojos de tu alma

en el ser o no ser de tu corazón-

Tú vez cómo se acerca la punta y la esquivas

Se vuelve a acercar, tú la paras

Y las tinieblas acogen tus ataques

los ocultan en su oscuro pecho donde quizá otro corazón

palpita herido -tu imagen reflejada en un espejo

en un mundo reflejado en un espejo.

* * *

La novicia de Spalato

2. ¿Has visto florecer el desierto?

Dime: ¿Has visto el desierto en flor?

Dime, para que yo sepa

cómo luce un desierto en flor

-Yo he visto florecer el desierto

Era el rostro del ciego

cuando tocó con la mano algo

que su boca recordaba.

* * *

4. El dijo:

-Una vez te vi

como si tú fueses

una niña con sus ojos

clavados en los míos-

Pero apartas la mirada

Miras hacia el muro

aunque tu mano

no suelta la mía

Pero si mi mano suelta

tu mano

Entonces tú me buscas

Tus profundos ojos castaños buscan

los míos que evitan los tuyos

Ella dijo:

¡Qué tímido eres, amor mío, para contigo mismo!

Quizá sea porque te amo

más que tú a mí

Quizá sea porque tú puedes amarme

como yo a ti.

* * *

¡Buen viaje, suerte en la vida

y más allá de la vida, joven pura!

Te he liberado de mí

al no besar tu puro rostro

al no rozar tu boca con mis oscuros labios!

También existen apóstatas así

que no son apóstatas del amor

Yo no te he clavado mi puñal

ni te he hablado de las Tres Rosas

que el mundo todavía podía haberte dado

¡Algún día nos encontraremos lejos de aquí

y siempre te reconoceré

porque tú fuiste yo!

Y tú me preguntarás:

¿Desde qué lejana distancia me viste

cuando nos encontramos aquella vez en la vida?

Versiones de Francisco J. Uriz