Encina, Juan del

Del rosal vengo, mi madre…

Del rosal vengo, mi madre,

vengo del rosale.

A riberas de aquel vado,

viera estar rosal granado;

vengo del rosale.

A riberas de aquel río,

viera estar rosal florido;

vengo del rosale.

Viera estar rosal florido.

cogí rosas con sospiro;

vengo del rosale, madre,

vengo del rosale.

Disparates

Anoche de madrugada,

ya después de medio día,

vi venir en romería

una nube muy cargada;

y un broquel con una espada

en figura de ermitaño,

caballero en un escaño

con una ropa nesgada,

toda sana y muy resgada.

No después de mucho rato

vi venir un orinal

puesto por pontifical,

omo tres con un zapato;

y allí vi venir un gato

cargado de verdolagas,

y a parce mihi sin bragas,

caballero en un gran pato

por hacer más aparato. [. ..]

Navegando vi venir

tres calabazas por tierra,

y una azuela y una sierra

tropezando por huir;

vino Beatus vir

en una burra bermeja,

cargado de ropa vieja

con su vara de medir,

bocezando por dormir.

En un puerco, a la jineta,

vi venir a san Zorito,

jugando con un garlito

al juego de la jaldeta;

y la ley de barjuleta

escrita en un cesto de agua,

con unos fuelles de fragua

atizando una trompeta

encima de su carreta.

Levatóse la sardina

muy soberbia con un palo

tras Solibranos a malo,

por medio de una cortina;

y en un monte de cecina

vi cazar una tinaja,

y unos órganos de paja

atestados de cocina

pescando sobre una encina.

Ojos garços ha la niña:

¡quién ge los namoraría!

Son tan bellos y tan bivos

que a todos tienen cativos,

mas muéstralos tan esquivos

que roban el alegría.

Roban el plazer y gloria,

los sentidos y memoria;

de todos llevan vitoria

con su gentil galanía.

Con su gentil gentileza

ponen fe con más firmeza;

hazen bivir en tristeza

al que alegre ser solía.

Fin

No hay ninguno que los vea

que su cativo no sea.

todo el mundo los dessea

contemplar de noche y día.

Las cosas que deseamos…

Las cosas que deseamos

tarda o nunca las habemos,

y las que menos queremos

más presto las alcanzamos.

Porque fortuna desvía

aquello que nos aplace,

mas lo que pesar nos hace

ella mesma nos lo guía:

así por lo que penamos

alcanzar no lo podemos,

y lo que menos queremos

muy más presto lo alcanzamos.

Más vale trocar placer…

Más vale trocar

placer por dolores

que estar sin amores.

donde es agradecido

es dulce morir;

vivir en olvido

aquel no es vivir;

mejor es sufrir

pasión y dolores

que estar sin amores.

Es vida perdida

vivir sin amar;

y más es que vida

saberla emular;

mejor es penar

sufriendo dolores

que estar sin amores.

La muerte es vitoria

do vive afición;

que espere haber gloria

quien sufre pasión:

más vale prisión

de tales dolores

que estar sin amores.

el que es muy penado

más goza de amor;

que el mucho cuidado

le quita el temor;

así que es mejor

amar con dolores

que estar sin amores.

No teme tormento

quien ama con fe,

si su pensamiento

sin causa no fue;

habiendo por qué,

más valen dolores

que estar sin amores.

Amor que no pena

no pida placer,

pues ya le condena

su poco querer:

mejor es perder

placer por dolores

que estar sin amores.

No te tardes que me muero…

No te tardes que me muero,

carcelero,

no te tardes que me muero.

Apresura tu venida

porque no pierda la vida,

que la fe no está perdida.

Carcelero,

no te tardes que me muero.

Sácame d’esta cadena,

que recibo muy gran pena,

pues tu tardar me condena.

Carcelero,

no te tardes que me muero.

La primer vez que me viste,

sin te vencer me venciste;

suéltame, pues me prendiste.

Carcelero,

no te tardes que me muero.

La llave para soltarme

ha de ser galardonarme,

propiniendo no olvidarme.

Carcelero,

no te tardes que me muero.

Fin

Y siempre cuando vivieres

haré lo que tú quisieres

si merced hacerme quieres.

Carcelero,

no te tardes que me muero.

Ojos garzos ha la niña…

Ojos garzos ha la niña:

¿quién gelos namoraría?

son tan bellos y tan vivos,

que a todos tienen cativos;

mas muéstralos tan esquivos

que roban el alegría.

Roban el placer y gloria,

los sentidos y memoria:

de todos llevan vitoria

con su gentil galanía.

Con su gentil gentileza

ponen fe con más firmeza,

hacen vivir en tristeza

al que alegre se solía

No hay ninguno, que los vea,

que su cativo no sea:

todo el mundo los desea

contemplar de noche y día.

Reina del cielo

Pues que tú, Reina del cielo,

tanto vales,

¡da remedio a nuestros males!

Tú, Virgen, que mereciste

ser Madre de tal Señor,

le pariste sin dolor;

pues con nuestro Salvador

tanto vales,

¡da remedio a nuestros males!

Tú, que del parto quedaste

tan virgen como primero;

tú, Virgen, que te empeñaste

siendo virgen por entero;

pues que con Dios verdadero

tanto vales,

¡da remedio a nuestros males!

Tú, que te dicen bendita

todas las generaciones;

tú, que estás por tal escrita

entre todas las naciones;

pues en las tribulaciones

tanto vales,

¡da remedio a nuestros males!

Tú, que tienes por oficio

consolar desconsolados;

tú, que gastas tu ejercicio

en librarnos de pecados;

tú, que guías los errados

y los vales,

¡da remedio a nuestros males!

Tú, que estabas ya criada

cuando el mundo se crió;

tú, que estabas muy guardada

para quien de ti nació,

pues por ti nos conoció,

si nos vales,

fenecerán nuestros males.

Romance

Yo me estava reposando,

durmiendo como solía.

Recordé, triste, llorando

con gran pena que sentía.

Levantéme muy sin tiento

de la cama en que dormía,

cercado de pensamiento,

que valer no me podía.

Mi pasión era tan fuerte

que de mí yo no sabía.

Conmigo estava la Muerte

por tenerme compañía.

Lo que más me fatigava

no era porque muría,

mas era porque dexava

de servir a quien servía.

Servía yo una señora

que más que a mí la quería,

y ella fue la causadora

de mi mal sin mejoría.

La media noche passada,

ya que era cerca el día,

salíme de mi posada

por ver si descansaría.

Fui para donde morava

aquella que más quería,

por quien yo triste penava,

mas ella no parecía.

Andando todo turbado

con las ansias que tenía,

vi venir a mi Cuidado

dando bozes, y dezía:

«Si dormís, linda señora,

recordad por cortesía,

pues que fuestes causadora

de la desventura mía.

Remediad mi gran tristura,

satisfazed mi porfía,

porque si falta ventura

del todo me perdería.»

Y con mis ojos llorosos,

un triste llanto hazía

con sospiros congoxosos,

y nadie lo parecía.

En estas cuitas estando,

como vi que esclarecía,

a mi casa sospirando

me bolví sin alegría.

Romerico

Romerico, tú que vienes

De donde mi vida está,

Las nuevas de ella me da,

Dame nuevas de mi vida

Así Dios te dé placer,

Si tú me quieres hacer

Alegre con tu venida.

Que después de mi partida

De mal en peor me va.

Las nuevas de ella me da.

Villancico

Madre, lo que no queréis,

vos a mí no me lo deis.

Que bien veis que no es razón

que cative el coraçón

y que ponga mi afición

con quien vos aborrecéis.

Para vos buscáis amores

los más moços y mejores,

y a mí daisme los peores,

los más viejos que podéis.

Si queréis que bien os quiera

y havéis gana que no muera,

en cosa tan lastimera

vos a mí no me habléis.

Fin

Donde no hay contentamiento

siempre bive el pensamiento

lastimado de tormento,

como vos muy bien sabéis.