Vázquez M., Manuel
Poeta, periodista y novelista español nacido en Barcelona en 1939.
Escritor de tiempo completo, fue además un hombre políticamente íntegro cuyo pensamiento cercano al ideario
de izquierda, marcó siempre su identidad en la escritura literaria y periodística.
Su larga trayectoria intelectual fue reconocida públicamente con premios como el Nacional de Literatura, el Planeta,
el Raymond Chandler, el Europa y el Nacional de la Crítica.
Tras ser incluido, a finales de los años 60, en la generación de los nueve novísimos, incursionó entonces en la narrativa, convirtiéndose en un ácido analista político de varios diarios importantes de España.
De su extensa obra se destacan «Una educación sentimental» en 1967,
«A la sombra de las muchachas sin flor»en 1973, «Memoria y deseo» en 1986, «Los alegres muchachos de Atzavara»
en 1987, «Cuarteto» en 1988, y el ciclo de novelas policíacas protagonizadas por su célebre personaje,
el detective Pepe Carvalho.
Falleció repentinamente en el año 2003
Como el judío que añora
aquel lugar
del que no sea preciso regresar
paraísos de confianza
en la propia piel
o en la blanda penetrabilidad
de los cuerpos
vivo en Praga acumulando
recuerdos deudas pérdidas
de la propia identidad en cada testigo
muerto
escribo en alemán para que las palabras
no sean vuestras ni mías
al fin y al cabo
todo lenguaje es un tam tam
que pide socorro en una lengua
inaceptable
ser judío vivir en Praga escribir en alemán
significa no ser judío ni alemán
ni ser aceptado
por las mejores familias de la ciudad
que identifican
el alemán con Alemania y el ser judío con la alarma
Por las venas un río en fuga
o quizá sólo de tránsito
pero fue el aire de Praga
la monumentalidad oxidada
de sus palacios sin reyes
de sus diccionarios sin lengua
de sus garitas llenas de guerreros
extranjeros
la que cambió el ritmo de la sangre
y señaló el mapa exacto de cuatro
puntos cardinales cuatro esquinas de cruz final
nacidos para ser extranjeros
compartimos con vosotros la condición vencida
incluso los recuerdos -los vuestros, sin duda-
de escuadras en el mar
mares de Praga
sangre de paso o de vuelta digo
recuerdos vuestros memoria vuestra
y al fin imposible el ayer y el mañana
mestizos de derrota propia y ajena
cultura de bolero y K quinientos cuatro
de cuando Mozart cedía a Praga
tres movimientos de una sinfonía que le sobraba…
“Praga” 1982
Como si fuera esta noche la última vez
Rota solitaria articula da muñeca
de sus alas sus gestos
la gogo girl
reivindica parcelas de aire
en un imprevisible océano
sin rosa de los vientos
sin norte nocturno, ni sur de estío
la inutilidad de todo viaje
conduce a la isla de un podium
para bailar la danza de una tonta
muerte fingida para no fingir la vida
no no lee hasta entrada la noche
ni en invierno viaja hacia el sur
pero tiene bragas de espuma ambarina
sostenes de juguete un príncipe violeta
la despeña por los acantilados
del goce más pequeño
submarinos ya sus ojos tan nocturnos
la gogo girl
tiene la boca entreabierta por el prohibido
placer de no hablar apenas
sobre la tierna noche
y su manto de flores ateridas reposa
su falsa cabellera de niña emancipada
guitarras nada eléctricas sumergen despedidas
rómpete actriz del deseo de amar la vida
como si fuera
como si fuera esta noche la última vez.
“A la sombra de las muchachas sin flor” 1973
Coplas a la muerte de mi tía Daniela
(fragmento)
…dejo dormir
todo cuanto tengo
mío o ajeno
recuerdo
qué poco amé
a quien me amó
y entonces
quisiera marcharme
donde desde siempre
nos esperan
abiertos
puertos sin naves
de regreso
la vida murió
ningún consuelo nos deja
la memoria
en el presente
las formas envilecen
cuanto tocan
y en la infancia
del hombre los deseos
avivan crecimientos
récords
todavía los llaman los atletas
mañana
sin duda
no habrá historias
tan tristes a la medida
del sentimiento viejo
lógicamente
las lavanderas estarán sindicadas
la tuberculosis desterrada
y las contradicciones
entre lo abstracto y lo concreto
serán síntesis
la fuerza de un hombre
será la fuerza
de los hombres
inútiles
buenos propósitos
la nostalgia
los remordimientos
el recuerdo.
“Coplas a la muerte de mi tía Daniela” 1973
Cuando ya nadie sepa
el por qué de mi nombre
o de este mueble
ni por qué fue tan triste aquel doce de agosto
olvidadas crueldades sin origen
pequeñas cicatrices en alcohol
¿recuerdas?
fue en abril y te caíste en la fuente más hermosa de Praga
fotografías llenas de desconocidos
sin nadie que les avale
¿recuerdas?
es el primo Anselmo antes de morirse de arrepentimiento
había tenido el tifus en Larache
pero te llevó un día al Laberinto
fue en abril y te caíste en la fuente más hermosa de Praga
qué dije en mi primer entierro
quizás en aquel triste doce de agosto
¿recuerdas?
no, fue en abril y te caíste en la fuente más hermosa de Praga
te pusieron una chaqueta de hombre
el primo Anselmo envejeció mucho antes de morir de
arrepentimiento
por haberte dejado caer en la fuente más hermosa de Praga
tenía un gato de piedra
del que manaba el agua
Praga 1982
A una profesora de historia
Aprendí
la interminable lista
de reyes godos y el mundo
no fue mío
ni tu historia
violeta como tus ojeras de doncella
si acaso
en las cálidas tardes con principiante trompeta
como fondo melódico
tu mano de profesora culta
dividió mi mundo proletario
saber o no saber
la cuestión era aceptar
un blanco destino de burócrata
o emigrar al mundo
de los que nada habían perdido
nunca, ni tan siquiera cuando
cruzó el estrecho el último rey godo
fabulosas tus historias de hijos
buenos, redentores de su madre
lavandera, cajeros de Banco, aspirantes
a directores de Banco, asépticos
buenos, higiénicos, sin remordimientos
inútil historia la de mi clase,
por ti y por mí desconocida entonces
cuando eras una princesa omnipotente
y yo tu juglar de versos vergonzosos
ni siquiera
conocedor de tu sexo, ni tu tiempo
pasaron rápidos años como tardes,
aprendí tu lista y tu frontera, tu nombre
tu nostalgia y cuando acaso
tenía respuesta a tus palabras
incluso a tu bella patraña de hijos -godos
-reyes- buenos
ya era tarde
y te enterraron ignorante de mi sabiduría
que tú empezaste y nadie concluirá,
de mi amor de juglar
princesa de una Historia
nada dialéctica, por la que tú pasaste
como pasa un rey bueno, con majestad.
Inútil escrutar tan alto cielo…
Inútil escrutar tan alto cielo
inútil cosmonauta el que no sabe
el nombre de las cosas que le ignoran
el color del dolor que no le mata
inútil cosmonauta
el que contempla estrellas
para no ver las ratas.
De “Pero el viajero que huye” 1990
Oh ciudad del terror
entre las avenidas lívidos
árboles del otoño
los invasores
fusilaban archivos
borrachos de memoria bárbaros
hartos de carne humillada
y ofendida
el miedo era una presencia
el silencio su mortaja
las palabras escondidas en las cosas
las ideas en los ojos
contemplaban
la división entre el que muere y el que mata
Praga 1982
Nunca desayunaré en Tiffany
ese licor fresa en ese vaso
Modigliani como tu garganta
nunca
aunque sepa los caminos
llegaré
a ese lugar del que nunca quiera
regresar
una fotografía, quizá
una sonrisa enorme como una ciudad
atardecida, malva el asfalto, aire
que viene del mar
y el barman
nos sirve un ángel blanco, aunque
sepa los caminos nunca encontraré
esa barra infinita de Tiffany
el juke-box
donde late el último Modugno ad
un attimo d’amore che mai piu ritornera…
y quizá todo sea mejor así, esperado
porque al llegar no puedes volver
a Itaca, lejana y sola, ya no tan sola,
ya paisaje que habitas y ususrpas
nunca,
nunca quiero desayunar en tiffany, nunca
quiero llegar a Itaca aunque sepa los caminos
lejana y sola.
Olvidable la muerte de todos, tú…
Olvidable la muerte de todos, tú
y la vieja insatisfacción de amanecer,
furias abstractas por barcos hundidos
húmedos cargamentos de humo malva,
rostros torvos, fenicios y verdugos
venden sentido común
en la plaza
de San Lukáes evangelista, los Macabeos
-Noemí ha llorado del todo y Rut
abre sus piernas al doblón de oro-
los Macabeos
decía, los Macabeos eran un algo brutos
y lo hicieron todo por el qué dirán
qué dirán los náufragos y los ángeles
rueda la noche, arranca chispas
las estrellas
son más humanas desde aquel otoño,
eras aún una muchacha de tierra
que borraba el paisaje, no la tristeza,
no la trata de acacias, no la trata
de leyes de fugas, no la trata de sagradas
escrituras
no el dolor con rostros y apellidos.
Quand vous serais bien vieille
Cuando seas muy vieja
y yo me haya muerto
descubrirás una tarde las horas
especiales
el aroma de los soles ponientes
lo profundo oscuro del aire
anochecido en las calles sin retorno
vagarás eternamente en busca del espejo
que devuelve instantes felices
-de azul el mar
en nuestra carne sol y deseo-
ante la muerte del tiempo en el cristal
oirás las músicas que nos drogaron
los ruidos cotidianos que nos resucitaban
deslices
de aguas de jabón hacia simas
terribles
cajas de música postales cerebrales
y en el espejo fijo el spot de nuestra vida
con dentaduras blancas y pieles doradas
jóvenes antiguos felices invencibles
mas no dejes que oscurezcan tus ojos
y el espejo extinga su realidad y tu deseo
porque te verías vieja y solitaria
con los ojos dormidos por la angustia
el viento
que se lleva las hojas de un otoño horroroso
cuando seas muy vieja
y yo me haya muerto
rompe espejos retratos recuerdos
ponte bragas de corista diadema de acanto
sal desnuda al balcón y méate en el mundo
antes que te fusilen las ventanas cerradas.
“A la sombra de las muchachas sin flor” 1973
Reflexión moral sobre la anatomía
Hay mujeres que hacen daño
en el pecho del que muere
al contemplar
la contención exacta de su carne
la refrigeración
blanda de sus cabellos limpios
y el pretexto caedizo de sus ropas
otras
tienen los ojos tristes pero hermosos
o un bello lomo para un torpe frente
o dos piernas
sin cansancio muscular columnas
de seguro cielo
otras sólo tienen
dos senos a punto de abrirse por su peso
de fruta para labios agostados
para manos
sin otro mundo que llevarse al alma
y en ocasiones
sólo un seno es hermoso sólo un hombro
sólo un vencimiento de la piel
sólo los labios
pero siempre hay un hombre enamorado de tanto o de tan poco
enamorado fugaz o consecuente ama
las pequeñas patrias de una noche
sin clarines
frente a unos párpados cerrados murmullos
fracasadas sintaxis
respetad las plantas
y los cuerpos donde el deseo se descansa
del infinito miedo a todos los olvidos.
“A la sombra de las muchachas sin flor” 1973
Rodajas de limón
zumos de sol, cálido
verano, se digieren
algas
lentas como ahogados, ya
aprendimos el lenguaje
del juke-box, del amor
fox y sobre todo trot, lento
vivo
adagio corazón
caballo
loco, triste se desploma el cuerpo
como en un poema sentimental
o de los otros
¿qué importa ya
el lento rodar de las naranjas,
los senos, los obuses, la bomba,
las cabezas
si canta Paul Anka
la antigua historia de Young Alone?
también lo fuimos
y tal vez por eso
Madre Coraje lleve bikini, cante
espuma sobre el ski acuático
frente a la amenazadora verga
de fabriles chimeneas y cañones
bajo el útero atómico de un B-27
preferible que nos despierten
las sirenas
preferiblemente que húmedamente nos ahoguemos.
En la pared el rapto de las sabinas
ocre y verde, desconchadas
marcas de humedad, raídos
tapizados de damasco clareados por el sol
tardío en el balcón de hierro blanco
por el polvo
subían de la calle
el rumor y el tufido de las fritangas,
cabezas de corderos ciegos, pinchitos
de chorizo, papas asadas, pimienta,
mujeres en traje de chaqueta hablaban
de la busca, alguien arrancaba
un timbrazo único de aquella puerta
de cristal opaco -lavajes-gomas-
sífilis- las muchachas reían en la esquina
las dos o tres palabras del albañil
-restauraban la fachada de un bar
casa Manolo- invitándolas a un carajillo
entonces alguna mujer bostezaba, alguien
comentaba la desusada tardanza del doctor,
las hemorroides no sentaban a gusto
a la mujer ballena que abría la sonrisa,
antes en Cueva de Vera, cuando parecía
una rosa sin oler, jamás supuso padecer
un mal tan malo, señor, los médicos
matan, yesos del seguro no cobran
lo suficiente para matar con formalidades
piadosas -señora, tiempo ha que no la veo
siempre tan bella, doña Leonor, con Dios,
por Dios, no hacía falta, el puro-
en el pueblo un conejo, una gallina, entonces
criaba su padre en el corral hasta corderos
y los girasoles se burlaban del sol ahora,
a esta hora del crepúsculo, él, volvía
del esparto o de salinas de Terreros, lejos
casi en Murcia, ahora peón de la construcción
sindicado, naturalmente, el mayor trabaja
en Pueblo Nuevo y el pequeño jugaba
conmigo a marines americanos, Todos
a una, anunciaba el cartel del cine Edén,
algo más lejos, junto al bar, mal llamado Bar
de las Putas Francesas, relleno de putas nacionales
con permanentes aceitosas y avinagradas, hechas
por una peluquera siempre o casi siempre
llamada Pepita, a punto de casarse, manos
de oro, hoy las peluqueras se forran
las batas blancas de duros duros en papel
pringoso, antes de la guerra había moneda
metálica, se llevaron el oro, los dos hombres
se miraban, antes de la guerra, antes de la guerra
en el frente me mataron un hermano los rojos,
el otro manoseaba la cartilla de asegurado.
SOE, todos sufrimos, todos matamos, alguien
recordaba una prima lejana deshonrada,
los moros, tosía, tosía, el pañuelo, sangre,
las madres nos hacían salir al descansillo,
miraban el aire con temor, dicen que basta el aire
y no se entiende cómo van sueltos por la calle
los tuberculosos
somos los tuberculosos
los que más los que más nos divertimos
y en todas nuestras reuniones
arrojamos, arrojamos y escupimos
llegaba
el doctor con cara de incandescente ser planetario
poseía el bien y el mal en un maletín negro,
¿Qué hora es? alguien inusitadamente contestaba mil
novecientos cuarenta y ocho, nos miraba, miraba
el reloj, decía, mil novecientos cuarenta y ocho
volvían a hacernos salir al descansillo ya veces
la pregunta de alguna mujer oscurecida u hombres
de trajes bicolores, sin corbata, nos hacían vagamente
importantes, sí, aquella puerta, el Seguro Obligatorio
de Enfermedad, obligatoria enfermedad, no lo sabíamos
entonces, siquiera cuando el médico extendía el volante
para los rayos equis, miraba de reojo aquella mancha
de aceite en la cartilla y nuestra madre enrojecía
nos daba un cachete y musitaba -estos niños, estos niños
“Una educación sentimental” 1967
Tender is the night
entre arquitecturas blancas
de villas con verjas historiadas
veredas de grava, suave
es la noche, una huella
un crujido, un paso
sopla
azul y líquido el viento
de la pasión civilizada
algo
ha quedado entre las ruedas de agua
en la playa, un tablón carcomido
y una guirnalda de algas
pasarán
veinte años, veinte constelaciones de cubos
de hielo en vasos azulados, entonces
la armonía de Europa estribaría
en un fondo de Bach
y un suicidio
colectivo a ciento ochenta por hora
un alcoholizado se llevó a la tierra
el secreto del sufrimiento por la
la asepsia del agua corriente
y dentífricos
destructores de la nicotina
Francia
Scott Fitzgerald, excesivamente inteligente
para engullir el mundo de cada día
como una espesa melaza sobre las tostadas.
Ya sabemos lo que cuesta
vencer la resistencia tenaz
de dos piernas unidas
el sabor
de algún aliento amargó el aire
de madrugada en nuestras fauces
y el cuerpo resultó torpe al despertar
o se quejó triste por un frío olvidado
y sin embargo
más de una vez se nos otoñizan los árboles,
brilla la calle bajo la lluvia amarilla,
damos lumbre a un paseante solitario
por el puerto
y silbamos una melodía
ramplona, ya tarde, cuando los veleros
mienten puertos ansiados y el aire
salino no pregunta
¿quién,
quién no teme perder la que no ama?
Nunca desayuné en Tiffany
ese licor fresa en ese vaso
Modigliani como tu garganta
nunca
aunque sepa los caminos
llegaré
a ese lugar del que nunca quiera
regresar
una fotografía, quizás
una sonrisa enorme como una ciudad
atardecida, malva el asfalto, aire
que viene del mar
y el barman
nos sirve un ángel blanco, aunque
sepa los caminos nunca encontraré
esa barra infinita de Tiffany
el juke-box
donde late el último Modugno ad
un attimo d’amore che mai più ritorneraà
y quizá todo sea mejor así, esperado
porque al llegar no puedes volver
a Ítaca, lejana y sola, ya no tan sola,
ya paisaje que habitas y usurpas
nunca,
nunca quiero desayunar en Tiffany, nunca
quiero llegar a Ítaca aunque sepa los caminos
lejana y sola.
“Una educación sentimental” 1967
prolongar la conciencia hasta el instante
en que se pudre la última molécula
posibilidad de memoria y presencia
en el espectáculo obsceno de lo ajeno
aunque el deseo sea recuerdo
o viejas sombras
que los ojos aceptan
en su terror de incógnitos
si la inmortalidad se pudriera
si se pudriera
bienaventuradas entonces las momias
y desventurados los incinerados
aunque nada se sepa a ciencia cierta
sobre la voluntad de ser de la ceniza.
Ya sé que debería creerme
lo que pienso cuando siento
o lo que siento cuando entro
en tu cuerpo entreabierto
pero temo morir de fe o de esperanza
y no constatar en el nuevo día
la desolación del tacto y la mirada
ya sé que aburro la distancia
entre tus ojos y los míos
manda
que los cierre y piensa
que no le miro por no verte
y creer en ti.
Praga 1982