Poeta peruano nacido en Lima en 1941.
De pequeño recibió una sólida educación intelectual acorde con sus inclinaciones artísticas. Inició estudios de Psicología
y los suspendió para viajar a Alemania por un año. A su regreso, decidió estudiar Medicina, alternando el ejercicio
profesional -como médico de barrio-, con la actividad literaria.
Su obra ha continuado creciendo después de su muerte. En la actualidad se han encontrado
52 Cuadernos, escritos como una especie de Diario, que además de dar cuenta de su creación poética,
reflejan su proceso interno como ser humano. Su obra, aún dispersa, constituye el único legado del poeta,
denominado por él mismo como Voz Horrísona.
Se quitó la vida en Buenos Aires en 1977, donde se encontraba por razones de salud
No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad
Entre la noche
No mueras
Entreteje con su añil claridad
Por lo que Dios más ame
Sal de las aguas
Sécate
Contémplate en el espejo
En el cual te ahogabas
Quédate en el tercer planeta
Tan sólo conocido
Por tener unos seres bellísimos
Que emiten sonidos con el cuello
Esa unión entre el cuerpo
Y los ensueños
Y con máquinas ingenuas
Que se llevan a los labios
O acarician con las manos
Arte purísimo
Llamado música
No mueras más
Con su añil claridad.
De “La imagen”
Abel, Abel, qué hiciste de tu hermano,
Di, qué hiciste,
Con el tallo de tu cuerpo siempre pito
Las sandalias lustradas y tus veintes.
No mirabas las ubres de las vacas
Ni el coloquio escondido de tus perros,
Sólo el humo de tu ofrenda que ascendía
Como ascienden las moscas hacia el cielo.
Sin embargo
Yo he visto a tu hermano y lo conozco
Persiguiendo la cólera entre vainas
Entre campos de trigo
Con los sucios vapores de su llanto
Reposando en la tierra
Como pronos cadáveres sin deudos
Dime entonces qué hiciste
Hoy que yace tu hermano tan al este.
Tú que nunca pensaste que para otro
Era duro de roer el Paraíso
De “Vox horrísona”
Dime Robert
Qué es más propio;
La grama
El césped
El grass
La extensa pradera
De hierba
Sordello; un loco señor
Me habló de Sordello;
Ezra Pound
Y otro de tus jardines;
Jiménez de Moguer
(“Roberto Browning”, M: 380)
“A Jorge Noel Gordon Lord Byron”
Qué te diré; sinvergüenza
Compañero, yo también
Oculté mi tristeza
Y qué, sabemos
Cómo te plagio, Lord,
Como no sea quizá
Que hemos nacido
Para el morir
Eso que llaman muerte
¿La venceremos, Byron?
Yo creo que mejor
Bebemos por la Poesía.
Digamos que eres un muchacho,
Acaso el que tallara
La sortija del durazno,
Pensemos que ella fue creciendo en tu dedo
Hasta hacerse lejana como un astro.
Digamos que eres un muchacho
Que juega en una nave de piedra
Al abordaje.
Pensemos que atrapaste tu vejez
Con unos garfios,
Inútilmente.
Inútilmente dibujaste sobre tu cuerpo
Al vagabundo cruel
De las islas aladas:
Sin deseo, sin prisa, sin belleza,
Eres solo en la noche del espacio.
* * *
Canto segundo
¡Un río. Melodía, dios, un río!
El espacio en el cauce de lo alado,
Sordo monstruo tallado por Estío
Entre un triste frescor
Oh, ignorado,
Tan eterno tu Otoño en la caída!
Como garra rapaz: sí enredadera,
Flama amada del tiempo, desvaída
Por la turbia carcancha, tan certera.
Dios oculto en un vientre de roca:
Destrozado, muda espina lanzada
Por la noche fugaz sobre los cantos.
Agotada en sí misma es honda roca
Cegadora de grutas arrancadas
Por las fieras llameantes de amarantos.
* * *
Astronauta,
A mil millas del mundo que los hombres crearan
Para nunca conducir,
Algo conoces de esta tierra
Y algo olvidas,
Algo conoces de las aguas,
Y relatas solitario a tus espacios:
En Atlántida, cuando se hunde océano
Brillan oxidadas las máscaras de los esclavos.
Piensa ahora que te anudas a las tardes
Con el limo en los ojos.
Piensa, con un niño en el pómulo celeste:
A la vuelta está el viento,
El paisaje deleznable de las nieves.
No temas nunca el mar
Que también tiembla.
No juzgues la carrera del Sol
Coronado por los zorros.
Suelta tus manos en los vuelos ajados del alambre:
En la última esquina del tiempo,
Mendigando en retorno, condenado,
Hallarás las mil fases de lo eterno.
De “Cantos de Pisac”
En toda confusión hay siempre mezclado un asunto
de cerveza. O de quermeses centelleantes bajo la luz de los
focos de 25 W. El aire es denso y añil como una caja cubierta
por dentro de corduroy y algunitas estrellitas.
En alguna habitación del rincón, por ejemplo, de los cristales
rotos, de las campanillas, clips, cartones, alguien entona una
canción con algo, quien sabrá de tristezas y si no ¿cómo?
Oh isla de San Jacinto si no ¿cómo?
Ahora es pleamar nocturna bajo los faroles y la luz de las
mechas de alquitrán.
Alguien compra en la tienda con sus soles.
“Federico Chopin” de la sección “Los muertos”,
Las constelaciones T:28
Se sintió primero
Con la tristeza
De un niño solitario
Y luego
Con la grandeza
De un niño solitario
Y escribió
Aquella Música
De su alma
Que es lo único
Que pudo
Bajo un sol
Que no era el suyo
Dar su Amor
(“Chopin”, M: 87)
1
¿Recuerdas tú
El bosque de Watteau
Y un claro de luna
Que sí ha de volver
Que sí volverá?
¿Recuerdas tú?
22
Y si recuerdas
El bosque
Y si recuerdas
El bosque
Dónde habré
De hallarte
Recordando
(“Prelude”, A Federico Chopin, M: 170-171 )
* * * * *
En las estrellas
Del cielo de Varsovia
Hay una fuente
De cristal y límpida
El agua fluye
Tras los alambres de púas
La fúlgida
Herrumbrada selva
De las latas luces
Y un horizonte azul
Más allá de Varsovia
Con el corazón
En París
Y luego
Tu cuerpo torturado
Pobre poeta de Polonia
En el cielo azul
De Varsovia
Hay
una
fuente
Cracovia, febrero de 1975
Te regalo las adormideras/ que crecieron/ Junto al Támesis/
Para Samuel Taylor/ Samuel Taylor Coleridge…
Rodeado de fantasmas
Samuel Taylor Coleridge:
Por qué hiciste tonterías
Algo más esperé de ti:
No esperar más.
Pero fuiste un milagro
De rara belleza
In Xanadú.
Dicen que soy
Un soñador que sueña
Y otros dirán de mí
Adiós: me iré
A algún otro lugar
Y si la Melancolía
Me alcanza
Y si la Melancolía
Me alcanza
Me cubriré del agua
De la mar y ya no he
Más de morir
Y ya no he más
Consérvame en la frialdad
De las cosas abruptas
Y sin Sol
Y de las agujas grises
Ezra Pound
1
Esta es la historia
De Mowli
El niño oveja
2
Adiós amor
Te he visto
Muchas veces
Reluciente
Beber el agua
Y también
Beber el vino
Y jamás
Me he dolido
En tu presencia
Adiós amor
Muchas veces
Y jamás
3
Tengo el sueño vago
De haberte visto;
Y también entreabrirse
El aire
A tus pasos amor mío.
Y entre vidrios,
Bajo, en el horizonte:
El día.
1
Tower of Pisa
Alabaster and not ivory. Y eterno,
Para ferias de fascistas
Quien la canta.
Y ebrio ya de belleza y en demencia
(Puede ser que sus ojos sean nuestros)
Rojo mar y el adriático crepúsculo
Y dos guerras herrumbradas en su frente:
Frente a la lívida amenaza de la historia:
Ezra Pound,
Ezra
Y su ejército perenne en pie
De muerte.
Torre de Pisa
Et cinis et cilicium.
2
Ezra:
Sé que si llegaras a mi barrio
Los muchachos dirían en la esquina:
Qué tal viejo, che’ su madre,
Y yo habría de volver a ser el muerto
Que a tu sombra escribiera salmodiando
Unas frases ideales a mi oboe.
El milagro se oculta entre lo oscuro
Donde olvido y memoria son tan sólo
Los reflejos de lo áspero y amado,
La ilusión que ha surgido de enebro
Duramente recuerdo tus poemas,
Viejo fioca,
Mi amigo inconfesable.
Gabriel Fauré
tiene el agrado de invitar a:
César Cui
con motivo de:
Intercambio de canciones.
Rue des Herbes Paris- France
(“Invitación”, M: 86)
Delicado
Pero
Brutal, oh, escondido
Relator de los jardines
Libre eres al cantar
Ese único modo
De contar
Los reflejos del basalto,
El sol extendiéndose
“Oda a Fauré”, M: 227
Yo conozco
De ti
Lo mejor
Tú conoces
De mí
He aquí que te he amado
A través
Del bello tiempo.
Y a través
Del peor.
Y jamás
Con el sueño
Sino con el amor
De “La imagen”
Durante 10 años
Estuve solo
Ahora una enredadera
De lirios
Dormita junto a Sigmund
(Historia del médico judío”, M:70)
* * *
Sigmund Freud
O aquel muchacho
Que dejó
En Viena
Lirios en los trenes.
Y luego, en Londres,
Su corazón,
También
Una hermosa flor.
Siempre admiré/ A cuatro judíos/ Sigmund, Einstein/ Marx y el/
Pastor innombrable/ Que llevan/ Algunos en el cuello… (M: 429)
“Canción para Wolfang (sic) Goethe”
Los cromáticos yates
Cruzan el mar azul
Azul prusia
De La Herradura
Los Cromáticos días
Que jamás no han de volver
Plenan de flores geranios
Blancos y el resplandor
De los bares: Paz de los bares
Paz de los cinemas
Donde recién ahora:
Qué breve es la vida
Se inicia la Poesía
La voz que incontable
Y en misterio
Vuelve para tomar
De cada ser su primitiva
Forma. Yo sé que Goethe
No puede menos que el hacer
Calmar la noche el otoño
Las playas las centellas
El vaso de cerveza
Del apartado ebrio los pétalos
De la soledad, los desiertos
Y las extensiones pálidas
De espuma y sal
Con el cantar que proclama
Que todas las obras de La Creación
Son tan bellas como el día primero
Y que, cada sentir cada anhelo
Es sólo paz:
La inquietante paz
Que algunos llaman vida.
Sir William Herschell
dijo: el universo
es como un ladrillo
visto de canto
todo podía esperarse
de quien había
descubierto
las estrellas
dobles
en un universo
preeinsteniano
cerveza helada
viendo el mar
azul profundo
y la paz
de los bares
(“Urano”)
Im Abendrot
A través del color y la alegría
Hemos caminado
Déjanos ahora descansar
En esta tierra silenciosa
El atardecer cae en los valles
Se oscurece el aire
Dos aves aún ascienden
Soñando en lo lejano
Pronto será tiempo de reposo
Y no equivocaremos el camino
En esta soledad
Oh paz tan largo deseada
Tan honda en el crepúsculo
Cansados ya de errar
Quizás sea la muerte así
At Dusk
Atardezco
Navego por los ríos
Cuya luz
Es grata hacia mis ojos
Y se esconde
Lentamente
Entre la noche.
Immanuel Kant habla
Veinte conceptos me han sido
Últimamente robados
Felizmente se reconocen
Con mucha facilidad.
Ellos llevan limpiamente
Mi I.K. grabado
(“Cosas robadas”)
Amado de las flores
Del Convent Garden
Carlos canta
International
Shall de
Así soñaba Vladimir
(“A Carlos Marx”)
Hermano:
Tierno hermano
Triste hermano
Mío. El jardín,
Ha florecido, tú,
Quien conduces
Las flores
Tierno y triste
Hermano mío
Yo hubiera deseado
Para ti el cielo
La mar que no tuviste
Porque el amor
Te relató el secreto
De la Poesía.
Déjame llorar por ti
God damm!
(“A John Keats”, M: 180)
* * *
(a. “Oda a Keats” (M: 182; Y: 258, con dos versos
más)
Qué llevas en el pecho
John Keats
Qué llevas ante ti:
No llores, hijo
El mar conserva
No sólo cuanto escribiera
Sino algo que aún
Oigo en Lima
En el año 1975
Se enredó
Y desde entonces
En tu alma
Dormían los paisajes
Y la flor perpetua
De los jardines
Jamás recorridos. Tú
Y una tarde
Que acontece tú
Me hablabas
De algo me hablas
Pero el brillo de tu corazón
Te oculta
Algo me dices
Pero el estruendo
De tu alma
Me impide
Sobre el mar
Veíamos el transcurso
Del verano las flores
Del Estío las joyas
La armonía que
No debe ser quebrada.
Qué puedo yo ensayar/Sobre el autor de ese/Soneto. Creo que/
Petrarca…
la sotto giorni
nubilosi e brevi
nasce una gente a cu’il
morir non dole
En Campidoglio
Coronaron al Petrarca
De sonetos
y
la, sotto giorni
nubilosi e brevi
En Campidoglio
Se elevó el Petrarca
El triste Petrarca
A la altura
De coníferas ramas
Asfodelos
Y el agua de los ríos
Tévere
Yen lo alto
La luna
Seine
Rhein Amazonas
Y tras las siete colinas
Petrarca
My soul has grown deep
Like the rivers
Lima Agosto de 1973
6 de Agosto 853
(“Homenaje a Petrarca”, M: 519)
Señor de los abrelatas
El jardín en flor
La hojarasca
La tristeza. El recuerdo.
El sol. Los navegantes:
Sus naos prestas
A la brisa y cambiantes, sí
Cuando el Sol desciende
Y llega al mar la Aventura
Del vivir: los puentes
De carrizo, la arena,
Señor de la desolación
Señor que tallas
En el Espíritu
Más fuerte
A tu imagen un dolor
Señor de las mañanitas
Señor del azúcar
Señor de la espera
Señor del viento
No me oigas
Oye más bien
Lo que en ningún tiempo
Hé de decir.
De “Una impecable soledad”
Trazando en el cielo
Las destellantes fases
Del enigma humano
Yo vi en un bar un arco iris
Y la grandeza de la noche
Próxima a cubrir el sol
Con un abismo azul
Y en ella misma el
Noble mar quasi una fantasía
(“A Santiago Ramón y Cajal”, M: 385)
Hermanito: Tú posees
La languidez del sueño
Y un amor. Atardece
Y en la calle
A pesar del Tiempo
Me alcanza tu alma
Y me recuerda
Que bajo todo cielo
Existe la nostalgia
Y el silencio. En la taberna
Se escucha
El La doliente. Transeúnte
Es el Tiempo también,
Como nosotros. Yo comprendo
Tu lamento noble
Y tu alegría flores
Sobre el asfalto suaves
Flores. Tú posees
La languidez del sueño
Tú eres quien ahora
Canta:
Solitarios son los actos
Del poeta: Como aquellos
Del Amor
Y de la Muerte.
(“A Roberto Schumann”, M: 336-337)
Adiós Percy Shelley
Quién sabe
Si nos veremos
Der Dichtung Schleier
Aus der Hand der Wahrheit
Plena ya es mi vida
Puedo regresar
Al valle profundo
O también, Percy,
Volver a hablar contigo,
Tú, que me enseñaste
que nada es sueño
Y menos aún el amor
* * *
Como el sueño tuyo
Que se refleja
En todos los sonetos
De Inglaterra
Tú soñaste
O, igualito es,
No soñabas
Es la enredadera
Y el denso paisaje
Algunos dicen
Que hay que liberarse
De los fantasmas
Del amor
Pero el amor
No son fantasmas
Tú, que sabías
Y hay en algún lugar
Pequeños preludios
Como el sueño tuyo
Nadie puede ocultar
Su origen
En el sueño
Nadie puede cubrir
Sus ojos humanos
Nadie puede ocultar
Su propia poesía
Nadie no ha sido triste
Nadie no ha sido
Alegre
Todos hemos construido
Pequeños preludios
Oda a Percy Shelley
Y, de alguna forma,
To know
Even hate
Is but a mask
* * *
Tú sabes del amor
Lo esencial:
Que es continuo y canta
Yennoblece
Y nada puede.
Pero amor
Tú sabes del amor
Y yo también
Pero Shelliry
Sabe describirlo.
Algo así conocemos
Como él
Que amar comiema
Y jamás
No hemos de verlo
Viento del oeste
¿De dónde vienes
cuando
Dibujaste en los tejados
en las sombras
Altas de las casas
Sabías tú que el Sur
estaba cerca
Donde el sol que amaste?
(“Percy B. Shelley”, M: 378)
1
¿Recuerdas tú
La Primavera?
El claro Sol
Y tú sonriente
Quizás así me amaras
¿Recuerdas tú
Del Sol
El límpido fulgor?
¿Recuerdas el jardín
En flor. Recuerdas
Y entonces las estrellas
En tus ojos
Se ocultaban?
¿Recuerdas tú la niebla
Tú el bosque
Y la sombra
Del árbol
En la noche
La quietud de los mares?
Olvida mejor
La Primavera.
2
Malagua de fresa
Malagua de cherri
Malagua de limón
El azul océano
La mar
En lo alto.
3
De nada me hablas
Pero
El estruendo
De tu corazón
Te oculta
De algo me hablas
Pero el brillo
De tu amor
Me impide.
Wagner reescribía
Las Sinfonías
De Beethoven
En colores
El sol brilla
Sobre el mar
Y al fondo
Los secretos del
Mar las redes
Los corchos
Las astillas
Walt Whitman
Tenía un pecho suavísimo y
(Respira y nadie sabe
Lo que él hacía
Cuando lloraba
En su comedor)
Sentid cómo navega en
Los océanos.
(M: 517)
Qué bravo eres
William Butler
Cómo pudiste ser
valiente