Gelman, Juan

Reseña biográfica

Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1930.

Hijo de inmigrantes rusos, se inició en la poesía desde muy pequeño, orientado por su hermano Boris quien fue un lector compulsivo. Abandonó su carrera de Química para dedicarse por completo al destino de las letras.

Salió de Argentina en 1976 durante la dictadura militar y vivió en el exilio en México, donde decidió fijar la residencia en forma definitiva.

De su obra poética se destacan las siguientes publicaciones:

«Violín y otras cuestiones» en 1956, «En el juego en que andamos» en 1959, «Gotán» en 1962, «Los poemas de Sidney West» en 1969, «Fábulas» en 1970, «Salarios del impío» en 1993, «Sombra de vuelta y de ida» en 1997, «Incompletamente» en 1997 y «Salarios del impío y otros poemas» en 1998.

En 1997 obtuvo el Premio Nacional de Poesía en Argentina, el premio Juan Rulfo en el año 2000, en 2004 el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde, en 2005 los premios Iberoamericano Pablo Neruda y Reina Sofía de Poesía, y en el año 2007 el Premio Cervantes.

Alza tus brazos…

Alza tus brazos,

ellos encierran a la noche,

desátala sobre mi sed,

tambor, tambor, mi fuego.

Que la noche nos cubra con una campana,

que suene suavemente a cada golpe del amor.

Entiérrame la sombra, lávame con ceniza,

cávame del dolor, límpiame el aire:

yo quiero amarte libre.

Tú destruyes el mundo para que esto suceda

tu comienzas el mundo para que esto suceda.

Ausencia de amor

Cómo será pregunto.

Cómo será tocarte a mi costado.

Ando de loco por el aire

que ando que no ando.

Cómo será acostarme

en tu país de pechos tan lejano.

Ando de pobre cristo a tu recuerdo

clavado, reclavado.

Será ya como sea.

Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.

Me comerás entonces dulcemente

pedazo por pedazo.

Seré lo que debiera.

Tu pie. Tu mano.

Certezas

A ver cómo es.

Estaba quieta la inquietud por una vez.

La desazón en sazón y

¡cómo se parecía el mundo a Gerarda

envuelta en sensaciones de encaje!

Las palabras chocan contra la tarde

/y no la descomponen.

La furia no me deja solo conmigo.

Habrá que recortar la sombra militar.

¡Camaradas especialistas en esperar cansancios:

apaguen el amor dudoso

que baja humilde y despacito!

Hasta el revés del cosmos morirá!

Comentario I

(Santa teresa)

querido amor que partís como un pájaro

acostado sobre los horizontes

¿estará bien darnos todos al todo/sin

ser parte de nada/ni siquiera del vuelo que

te lleva?/¿piensan hermanas y hermanos

que rodeando se puede llegar/o

partiendo y quedándose a la vez se llega

a la unidad buscada como manjar celeste?

o sea/dura es la vida o esta

salud que cavo para encontrarte como luz!

o palabra/ramita donde te poses como

la mano tuya sobre mi corazón

Costumbres

no es para quedarnos en casa que hacemos una casa

no es para quedarnos en el amor que amamos

y no morimos para morir

tenemos sed y

paciencias de animal

El juego en que andamos

Si me dieran a elegir, yo elegiría

esta salud de saber que estamos muy enfermos,

esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría

esta inocencia de no ser un inocente,

esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría

este amor con que odio,

esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores,

que me juego la muerte.

Epitafio

Un pájaro vivía en mí.

Una flor viajaba en mi sangre.

Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces

me quisieron. También a mí

me alegraban: la primavera,

las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

Aquí yace un pájaro.

Una flor.

Un violín.

Escribo en el olvido…

Escribo en el olvido

en cada fuego de la noche

cada rostro de ti.

Hay una piedra entonces

donde te acuesto mía,

ninguno la conoce,

he fundado pueblos en tu dulzura,

he sufrido esas cosas,

eres fuera de mí,

me perteneces extranjera.

Fábricas del amor

Y construí tu rostro.

Con adivinaciones del amor, construía tu rostro

en los lejanos patios de la infancia.

Albañil con vergüenza,

yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,

para darte la voz,

para poner dulzura en tu saliva.

Cuántas veces temblé

apenas si cubierto por la luz del verano

mientras te describía por mi sangre.

Pura mía,

estás hecha de cuántas estaciones

y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.

Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.

Qué infinito de besos contra la soledad

hunde tus pasos en el polvo.

Yo te oficié, te recité por los caminos,

escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,

te hice un sitio en mi lecho,

te amé, estela invisible, noche a noche.

Así fue que cantaron los silencios.

Años y años trabajé para hacerte

antes de oír un solo sonido de tu alma.

Gotán

Esa mujer se parecía a la palabra nunca,

desde la nuca le subía un encanto particular,

una especie de olvido donde guardar los ojos,

esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención

pero ella invadía como el amor, como la noche,

las últimas señales que hice para el otoño

se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,

caían a pedazos la furia, la tristeza,

la señora llovía dulcemente

sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,

con un cuchillo brusco me maté

voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,

él moverá mi boca por la última vez.

La economía es una ciencia

En el decenio que siguió a la crisis

se notó la declinación del coeficiente de ternura

en todos los países considerados

o sea

tu país

mí país

los países que crecían entre tu alma y mi alma

de repente duraban un instante y antes de irse

o desaparecer dejaban caer sábanas

llenas de nuestros sexos

que salían volando alrededor como perdices.

¿Quiere decir que cada vez que hicimos el amor

dejábamos nuestros sexos allí,

y ellos seguían vivitos y coleando como perdices suavísimas?

Qué raro, mirá que lavábamos las sábanas

con subordinación y valor

para que los jugos de la noche pasada

no inauguraran el pasado

y ningún pasado pusiera una oficina entre nosotros

para ordenarnos el hoy

porque el alma amorosa es desordenada y perfecta

tiene mucha limpieza y lindura

se necesita todo un Dios para encerrarla

como le pasó a Don Francisco

que así pudo cruzar el agua fría de la muerte.

Es bien raro eso de nuestros sexos volando

pero recuerdo ahora que cada vez que yo entraba en tu sexo

y me bañaban tus espumas purísimas con impaciencia

y dulzura y valor

me parecía oír un pajarerío en el bosque de vos

como amor encendiendo otro amor,

o más, es cierto que cada vez nuestros sexos resucitaban

y se ponían a dar vueltas entre ellos

como maripositas encandiladas por el fuego

y se querían morir de nuevo

buscando incesantemente la libertad

y había un país entre la vida y la muerte

donde todo era consolación y hermosura

y no poseíamos nuestro corazón

y nuestros sexos se perdían como almas en la noche

y nunca más los volvíamos a ver para entender

estudio los índices de la tasa de inversión bruta

los índices de la productividad marginal de las inversiones

los índices de crecimiento del producto amoroso

otros índices que es aburrido hablar aquí

y no entiendo nada.

La economía es bien curiosa

al pequeño ahorrista del alma lo engañan en Wall Street

los sueldos de la ternura son bajos

subsiste la injusticia en el mercado mundial del amor,

el aprendiz está rodeado de nubes que parecen elefantes,

eso no le da dicha ni desdicha

en medio de las razones

las redenciones

las resurrecciones.

Se lleva el alma a la nariz para sentir tus perjúmenes

estoy viendo volar los pajaritos que te salían del sexo

mejor dicho

de más allá todavía

de todo lo que valías

o brillabas

o eras

y dabas como jugos de la noche.

La muchacha del balcón

La tarde bajaba por esa calle junto al puerto

Con paso lento, balanceándose, llena de olor,

Las viejas casas palidecen en tardes como ésta,

Nunca es mayor su harapienta melancolía

Ni andan más tristes de paredes,

En las profundas escaleras brillan fosforescencias como de mar,

ojos muertos tal vez que miran a la tarde como si recordaran,

eran las seis, una dulzura detenía a los desconocidos,

una dulzura como de labios de la tarde, carnal,

carnal,

los rostros se ponen suaves en tardes como ésta,

arden con una especie de niñez

contra la oscuridad, el vaho de los dancings.

Esa dulzura era como si cada uno recordara a una mujer

Sus muslos abrazados, la cabeza en su vientre,

El silencio de los desconocidos

Era un oleaje en medio de la calle

Con rodillas y rostros de ternura chocando

Contra el “New Inn”, las puertas, los umbrales de color abandono.

Hasta que la muchacha se asomó al balcón

de pie sobre la tarde íntima como su cuarto con la cama deshecha

donde todos creyeron haberla amado alguna vez

antes de que viniera el olvido.

La puerta

abrí la puerta/amor mío

levantá/abrí la puerta

tengo el alma pegada al paladar

temblando de terror

el jabalí del monte me pisoteó

el asno salvaje me persiguió

en esta media noche del exilio

soy yo mismo una bestia

La rueda

El arco o puente que va

de tu mano a la mía cuando

no se tocan, abre

una flor intermedia.

¿Qué toca, qué retoca, qué trastoca

ese vacío de las manos

solas en su fatiga?

Nace una flor, sí,

se agosta en mayo como una

equivocación de la lengua

que se equivoca , sí.

¿Por qué este horror?

En la página de nosotros mismos

tu cuerpo escribe.

La secreta dulzura del dolor…

la secreta dulzura del dolor

es transparencia/sale

de la furiosa resignación del sueño/

suena en la boca del perdido

en su origen/en su

rumor de existencia que

le clava la cabeza al gran espanto/

al doble andar/al doble hilo/a la

no verdad del estar como no estar/

el vuelo torpe que los cría/

lo que rompe la luz/memoria

confusa por sus números/

pecho que dura como huella/

la nada que te ama/

Límites

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,

hasta aquí el agua?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el aire,

hasta aquí el fuego?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el amor,

hasta aquí el odio?

¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí el hombre,

hasta aquí no?

Sólo la esperanza tiene las rodillas nítidas.

Sangran.

Lo que cava

La sangre corcovea

en todos los rincones, en

el alma superior, en su orgullo,

en los perros con olor a furia.

El ser amado convierte

la humillación en asombro y vengo aquí

para decir que te amo. El domingo

del payaso prueba la desolación.

La emoción contra la pared

espera que la fusilen.

Nuestros cuerpos conocen esa pared.

Es una atadura del sol

que cava y cava.

Lo que pasa

Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,

mis manos, mi cabeza,

y lo que es más, mi soledad, la gran señora,

como un día de mayo dulcísimo de otoño,

y lo que es más aún, todo mi olvido

para que lo deshagas y dures en la noche,

en la tormenta, en la desgracia,

y más aún, te di mi muerte,

veré subir tu rostro entre el oleaje de las sombras,

y aún no puedo abarcarte, sigues creciendo

como un fuego,

y me destruyes, me construyes, eres oscura como la luz.

Mujeres

decir que esa mujer era dos mujeres es decir poquito debía tener unas 12397

mujeres en su mujer era difícil saber con quién trataba uno en ese pueblo de mujeres ejemplo:

yacíamos en un lecho de amor

ella era un alba de algas fosforescentes

cuando la fui a abrazar se convirtió en singapur llena de perros que aullaban

recuerdo cuando se apareció envuelta en rosas de agadir

parecía una constelación en la tierra

parecía que la cruz del sur había bajado a la tierra

esa mujer brillaba como la luna de su voz derecha

como el sol que se ponía en su voz

en las rosas estaban escritos todos los nombres de esa mujer menos uno

y cuando se dio vuelta

su nuca era el plan económico

tenía miles de cifras y la balanza de muertes favorables a la dictadura militar

nunca sabía uno adónde iba a parar esa mujer

yo estaba ligeramente desconcertado

una noche le golpié el hombro para ver con quién era y vi en sus

ojos desiertos un camello

a veces

esa mujer era la banda municipal de mi pueblo

tocaba dulces valses hasta que el trombón empezaba a desafinar

y los demás desafinaban con él

esa mujer tenía la memoria desafinada

usté podía amarla hasta el delirio

hacerle crecer días del sexo tembloroso

hacerla volar como pajarito de sábana

al día siguiente se despertaba hablando de malevich

la memoria le andaba como un reloj con rabia

a las tres de la tarde se acordaba del mulo que le pateó la infancia una noche del ser

ellaba mucho esa mujer y

la devoraron todos los fantasmas que pudo alimentar con sus miles de mujeres

y era una banda municipal desafinada

yéndose por las sombras de la placita de mi pueblo

yo compañeros una noche como ésta que nos empapan los rostros que a lo mejor morimos

monté en el camellito que esperaba en sus ojos y me fui de las costas tibias de esa mujer

callado como un niño bajo los gordos buitres que me comen de todo menos el pensamiento de cuando ella se unía como un ramo de dulzura y lo tiraba en la tarde

Nota I

te nombraré veces y veces.

me acostaré con vos noche y día.

noches y días con vos.

me ensuciaré cogiendo con tu sombra.

te mostraré mi rabioso corazón.

te pisaré loco de furia.

te mataré los pedacitos.

te mataré uno con paco.

otro lo mato con rodolfo.

con haroldo te mato un pedacito más.

te mataré con mi hijo en la mano.

voy a venir con diana y te mataré.

voy a venir con jote y te mataré.

te voy a matar, derrota.

nunca me faltará un rostro amado para

matarte otra vez.

vivo o muerto/un rostro amado.

hasta que mueras

dolida como estás/ya lo sé.

te voy a matar/yo

te voy a matar.

Nota V

no echés a la tristeza del fogón/

siéntese aquí a mi lado/vieja/

usted nunca me va a dejar/

perdonemé si la olvidé

si anduve de rabia en rabia

saliendo de un muerto entrando

a otro muerto o mundo roto/

si así viaje todos estos años/

arrímese/tristeza/

que me hace tanta furia

y tanto puerto muerto y

necesito viajar/viajar

Nota XXII

huesos que fuego a tanto amor han dado

exiliados del sur sin casa o número

ahora desueñan tanto sueño roto

una fatiga les distrae el alma

por el dolor pasean como niños

bajo la lluvia ajena/una mujer

habla en voz baja con sus pedacitos

como acunándoles no ser/o nunca

se fueron del país o patria o puma

que recorría la belleza como

dicha infeliz/país de la memoria

donde nací/morí/tuve sustancia/

huesitos que junté para encender/

tierra que me entierraba para siempre.

Nota XXIV

a ella

a la derrota o ley severa mi

alma sabió perder respeto/te amo/

cruza mi alma la agua fría donde

flotan los rostros de los compañeros

como envolvidos de tu piel la suave

o lámpara subida delicada

para que duerman delicadamente

subidamente en vos/llama que nombra

a cada sombra por su nido/dicha

o soledad de fuego para amor

donde descansen bellos mis muertitos

que siempre amaron rostros como vos

donde tu rostro avanza como vos

contra la pena de haber sido/ser

Nota XXVII

de lo posible a lo probable/del

sueño a la realidad hay como

mares/playas nocturnas donde

animales de pico descarnan

formas mojadas por los jugos

del corazón/así/viajamos

del pecho al seco sol que dora

la maravilla/o existir

Opiniones

Un hombre deseaba violentamente a una mujer,

a unas cuantas personas no les parecía bien,

un hombre deseaba locamente volar,

a unas cuantas personas les parecía mal,

un hombre deseaba ardientemente la Revolución

y contra la opinión de la gendarmería

trepó sobre muros secos de lo debido,

abrió el pecho y sacándose

los alrededores de su corazón,

agitaba violentamente a una mujer,

volaba locamente por el techo del mundo

y los pueblos ardían, las banderas.

Oración

Habítame, penétrame.

Sea tu sangre una como mi sangre.

Tu boca entre a mi boca.

Tu corazón agrande el mío hasta estallar.

Desgárrame.

Caigas entera en mis entrañas.

Anden tus manos en mis manos.

Tus pies caminen en mis pies, tus pies.

Árdeme, árdeme.

Cólmeme tu dulzura.

Báñeme tu saliva el paladar.

Estés en mí como está la madera en el palito.

Que ya no puedo así, con esta sed

quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

Oración de un desocupado

Padre,

desde los cielos bájate, he olvidado

las oraciones que me enseñó la abuela,

pobrecita, ella reposa ahora,

no tiene que lavar, limpiar, no tiene

que preocuparse andando el día por la ropa,

no tiene que velar la noche, pena y pena,

rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.

Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,

que me muero de hambre en esta esquina,

que no sé de qué sirve haber nacido,

que me miro las manos rechazadas,

que no hay trabajo, no hay,

bájate un poco, contempla

esto que soy, este zapato roto,

esta angustia, este estómago vacío,

esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre

cavándome la carne,

este dormir así,

bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido

te digo que no entiendo, Padre, bájate,

tócame el alma, mírame

el corazón,!

yo no robé, no asesiné, fui niño

y en cambio me golpean y golpean,

te digo que no entiendo, Padre, bájate,

si estás, que busco

resignación en mí y no tengo y voy

a agarrarme la rabia y a afilarla

para pegar y voy

a gritar a sangre en cuello

Otro mayo

cuando pasabas con tu otoño a cuestas

mayo por mi ventana

y hacías señales con la luz

de las hojas finales

¿qué me querías decir mayo?

¿porqué eras triste o dulce en tu tristeza?

nunca lo supe pero siempre

había un hombre solo entre los oros de la calle

pero yo era ese niño

detrás de la ventana

cuando pasabas mayo

como abrigándome los ojos

y el hombre sería yo

ahora que recuerdo

Poco se sabe

Yo no sabía que

no tenerte podía ser dulce como

nombrarte para que vengas aunque

no vengas y no haya sino

tu ausencia tan

dura como el golpe que

me di en la cara pensando en vos

PREGUNTAS

Ya que navegas por mi sangre

y conoces mis límites,

y me despiertas en la mitad del día

para acostarme en tu recuerdo

y eres furia de mi paciencia para mí,

dime qué diablos hago,

por qué te necesito,

quien eres, muda, sola, recorriéndome,

razón de mi pasión,

por qué quiero llenarte solamente de mí,

y abarcarte, acabarte,

mezclarme en tus cabellos

y eres única patria

contra las bestias del olvido.

Presencia del otoño

Debí decir te amo.

Pero estaba el otoño haciendo señas,

clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.

Vete por él, transporta tu dulzura

por su dulzura madre.

Vete por él, por él, otoño duro,

otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.

No soy yo él que te ama este minuto.

Es él en mí, su invento.

Un lento asesinato de ternura.

Saber

El poema nada en un viento y brilla.

No sabe quien es hasta

que lo arrastran aquí, donde

seguramente morirá

a la intemperie de las bestias.

Me gustaría entender a las bestias

para entender mi bestia. La

realidad hace gemir con jadeos de animal.

¿Qué gracia fue ganada en su respiración?

Ninguna que no fuera perdida.

Abajo de lo suave crepita la sospecha.

En estas manos.

Sefiní

basta por esta noche cierro

la puerta me pongo

el saco guardo

los papelitos donde

no hago sino hablar de ti

mentir sobre tu paradero

cuerpo que me has de temblar

Si dulcemente por tu cabeza pasaban las olas…

si dulcemente por tu cabeza pasaban las olas

del que se tiró al mar/ ¿qué pasa con los hermanitos

que entierraron?/¿hojitas les crecen de los dedos?/¿arbolitos/

[otoños

que los deshojan como mudos?/en silencio

los hermanitos hablan de la vez

que estuvieron a dostres dedos de la muerte/sonríen

recordando/aquel alivio sienten todavía

como si no hubieran morido/como si

paco brillara y rodolfo mirase

toda la olvidadera que solía arrastrar

colgándole del hombro/o haroldo hurgando su amargura

[(siempre)

sacase el as de espadas/puso su boca contra el viento/

aspiró vida/vidas/con sus ojos miró la terrible/

pero ahora están hablando de cuando

operaron con suerte/nadie mató/nadie fue muerto/el enemigo

fue burlado y un poco de la humillación general

se rescató/con corajes/con sueños/tendidos

en todo eso los compañeros/mudos/

deshuesándose en la noche de enero/

quietos por fin/solísimos/ sin besos

Te nombraré veces y veces…

Te nombraré veces y veces.

me acostaré con vos noche y día.

Noches y días con vos.

Me ensuciaré cogiendo con tu sombra.

Te mostraré mi rabioso corazón.

Te pisaré loco de furia.

Te mataré los pedacitos.

Te mataré una con Paco.

Otro lo mato con Rodolfo.

Con Haroldo te mato un pedacito más.

Te mataré con mi hijo en la mano.

Y con el hijo de mi hijo muertito.

Voy a venir con Diana y te mataré.

Voy a venir con José y te mataré.

Te voy a matar derrota.

Nunca me faltará un rostro amado

para matarte otra vez.

Vivo o muerto un rostro amado

hasta que mueras

dolida como estás ya lo sé.

Te voy a matar yo

te voy a matar.

Una mujer y un hombre llevados por la vida…

Una mujer y un hombre llevados por la vida,

una mujer y un hombre cara a cara

habitan en la noche, desbordan por sus manos,

se oyen subir libres en la sombra,

sus cabezas descansan en una bella infancia

que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz,

una mujer y un hombre atados por sus labios

llenan la noche lenta con toda su memoria,

una mujer y un hombre más bellos en el otro

ocupan su lugar en la tierra.