Castillejo, Cristobal de

Cristobal de Castillejo (España, 1495 – 1550)

CANCIÓN

Aquí no hay

sino ver y desear;

aquí no veo

sino morir con deseo.

Madre, un caballero

que está en este corro

a cada vuelta

hacíame del ojo.

Yo, como era bonica,

teníaselo en poco.

Madre, un escudero

que estaba en esta baila

a cada vuelta

asíame de la manga.

Yo, como soy bonica,

teníaselo en nada.

CANCIÓN II

Aquel caballero, madre,

como a mí le quiero yo,

y remedio no le dó.

Él me quiere más que a sí,

yo le mato de crüel;

mas en serlo contra él

también lo soy contra mí.

De verle penar así

muy penada vivo yo,

y remedio no le dó.

DAME, AMOR, BESOS SIN CUENTO

Dame, Amor, besos sin cuento,

asida de mis cabellos,

y mil y ciento tras ellos

y tras ellos mil y ciento,

y después

de muchos millares, tres;

y porque nadie lo sienta,

desbaratemos la cuenta

y contemos al revés.

ESTANDO CONMIGO A SOLAS…

Estando comigo a solas,

Me viene un antojo loco

De burlar con causa un poco

De las trovas españolas

Al presente;

De aquellas principalmente

Muy altas, encarescidas,

Excellentes y polidas,

Que mucho estima la gente;

Y de aquellos estremados

Que por estilo perfeto

Sacan del pecho secreto

Hondos amores penados.

Son del cuento

Garci-Sánchez y otros ciento

Muy gentiles caballeros,

Que por caos cancioneros

Echan sospiros al viento.

No se me achaque o levante

Que me meto a decir mal

De aquel subido metal

De su decir elegante;

Antes siento

Pena de ver sin cimiento

Un tan gentil edificio,

Y unas obras tan sin vicio

Sobre ningún fundamento.

Los requiebros y primores

¿Quién los niega, de Boscán,

Y aquel estilo galán

Con que cuenta sus amores?

Mas trovada

Una copla muy penada,

El mesmo confesará

Que no sabe dónde va

Ni se funda sobre nada.

Aunque no por un tenor,

Todos van por un camino;

También sabe Guardamino

Quexar su mal y dolor

Sin paciencia;

No hay dél otra diferencia.

Al que se cuelga de un hilo,

Que no ser tal el estilo

Sobre la mesma sentencia.

Y de aquí debe venir

Que contando sus pasiones,

Las más más comparaciones

Van a parar en morir;

Van de suerte

Que nunca salen de muerte

O de perderse la vida;

Quitaldes esta guarida,

No habrá copla que se acierte.

Por donde los trovadores

Son de burlas y reír

Que no se dan a escrebir

Sino penas y dolores.

¡Cosa vana,

Que la lengua castellana,

Tan cumplida y singular,

Se haya toda de emplear

En materia tan liviana!

Coplas dulces, placenteras,

No pecan en liviandad,

Pero pierde autoridad

Quien las escribe de veras,

Y entremete

El seso por alcahuete

En los misterios de amor;

Cuanto más si el trovador

Pasa ya del caballete.

Y algunos hay, yo lo sé,

Que hacen obras fundadas

De coplas enamoradas,

Sin tener causa por qué.

Y esto está

En costumbre tanto ya,

Que muchos escriben penas

Por remedar las ajenas,

Sin saber quién se las da.

Pero digo que arda en ellas

De los pies a la cabeça,

Decidme, ¿a quién endereça

Sus coplas y sus querellas?

Si las vende

A la dama que le prende,

¿Qué mayor desaventura

Que hablar por escritura

Con quien sé que no la entiende?

Cuanto más que ni leer

Las más saben ni escrebir.

Y en el dar o rescibir

Aún hay algo que hacer.

Mal mascada

Vais, copla desventurada,

Y la que más os estima

Devana su seda encima,

Y quedáis vos allí aislada.

Ved qué donoso presente,

Que la que más fe aventura

Por gozar d’esta locura,

Ni la gusta ni la siente;

Y el provecho,

Es que por vuestro derecho,

Alguna dama loquilla,

Dirá por gran maravilla:

«¡Ay, qué coplas que me han hecho!»

Pues si donde era razón

Tan pequeño fruto hacen,

Con los demás, aunque aplacen,

Deshonesta cosa son,

Y muy vano

Exercicio, y aun profano,

Publicar yo mis flaquezas,

Liviandades y baxezas,

Y escrebirlas de mi mano.

Sobra de bien y pan tierno

Hace que los amadores

Comparen el mal de amores

A las penas del Infierno.

Tú, Cupido,

Estás muy favorescido

Pensando que aquello es,

Mas donde hay dolor francés

El tuyo queda en olvido.

FINAL

Coplas y locuras mías,

Vuestro tiempo se ha llegado

Para aliviar el enfado

Destos trabajosos días.

Todas pasaréis por buenas,

Siendo aquel que os da favor,

Por natura mi señor,

Y por suerte mi Mecenas.

MUSAS ITALIANAS Y LATINAS

Musas italianas y latinas,

gentes en estas partes tan extraña,

¿cómo habéis venido a nuestra España

tan nuevas y hermosas clavellinas?

O ¿quién os ha traído a ser vecinas

del Tajo, de sus montes y campaña?

O ¿quién es el que os guía y acompaña

de tierras tan ajenas peregrinas?-

-Don Diego de Mendoça y Garcilaso

nos truxeron, Boscán y Luis de Raro

por orden y favor del dios Apolo.

Los dos llevó la muerte paso a paso,

Solimán el uno y por amparo

nos queda don Diego, y basta solo.

¿QUIÉN NO LLORA LO PASADO?

¿Quién no llora lo pasado

viendo cual va lo presente?,

¿Quién es aquel que no siente

lo que ventura ha quitado?

Yo me vi ser bien amado,

mi deseo en alta cima;

contemplar en lo pasado

La memoria me lastima.

Y pues todo me es ausente

no sé cual remedio escoja;

bien y mal todo me enoja,

¡cuitado de quien lo siente!

Tiempo fue y horas ufanas

las que mi vida gozaron,

donde tristes se sembraron

los simientes de mis canas.

Y pues si tiene por bueno,

bien puedo decir así.

SONETO II

Garcilaso y Boscán siendo llegados

al lugar donde están los trovadores

que en esta nuestra lengua y sus primores

fueron en este siglo señalados,

los unos a los otros alterados

se miran, demudadas las colores,

temiéndose que fuesen corredores

o espías o enemigos desmandados;

y juzgando primero por el traje,

pareciéronles ser, como debía,

gentiles españoles caballeros;

y oyéndoles hablar nuevo lenguaje,

mezclado de extranjera poesía,

con ojos los miraban de extranjeros.

SONETO IV

Si las penas que dais son verdaderas,

como lo sabe bien el alma mía,

¿por qué no me acaban? y sería

sin ellas el morir muy más de veras;

y si por dicha son tan lisonjeras,

y quieren retoçar con mi alegría,

decid, ¿por qué me matan cada día

de muerte de dolor de mil maneras?

Mostradme este secreto ya, señora,

sepa yo por vos, pues por vos muero,

si lo que padezco es muerte o vida;

porque, siendo vos la matadora,

mayor gloria de pena ya no quiero

que poder alegar tal homicida.

VILLANCICO

No pueden dormir mis ojos,

no pueden dormir.

Pero, ¿cómo dormirán

cercados en derredor

de soldados de dolor,

que siempre en armas están?

Los combates que les dan,

no los pudieron sufrir,

no pueden dormir.

Alguna vez, de cansados

del angustia y del tormento,

se duermen que no lo siento,

que los hallo transportados;

pero los sueños pesados

no les quieren consentir

que puedan dormir.

Mas ya que duermen un poco,

están tan desvanecidos,

que ellos quedan aturdidos,

yo poco menos de loco;

y si los muevo y provoco

con cerrar y con abrir,

no pueden dormir.

VISITA DE AMOR

Unas coplas muy cansadas,

con muchos pies arrastrando,

a lo toscado imitadas,

entró un amador cantando,

enojosas y pesadas.

Cada pie con dos corcovas,

y de peso doce arrobas,

trovadas al tiempo viejo.

Dios perdone a Castillejo,

que bien habló de esas trovas.

dijo Amor: ¿Dónde se aprende

ese metro tan prolijo,

que a las orejas ofende?

Algarabía de allende:

el sujeto frío y duro,

y el estilo, tan oscuro

que la dama en quien se emplea

duda, por sabia que sea,

si es requiebro o es conjuro».

«Ved si la invención os basta,

pues Garcilaso y Boscán,

las plumas puestas por asta

cada uno es un Roldán,

y, con todo, no le basta;

yo no alcanzo cuál engaño

te hizo para tu daño,

con locura y desvarío,

meter en mi señorío

moneda de reino extraño.»

«Con dueñas y con doncellas

(dijo Venus), ¿qué pretende

quien las dices sus querellas

en lenguaje que no entiende

él, ni yo, ni vos, ni ellas?

Sentencio al que tal hiciere

que la dama por quien muere

lo tenga por cascabel,

y que haga burla dél

y de cuanto le escribiere».