Author Archives: Javierpah

Blaque, William

WILLLIAN BLAKE (Inglaterra 1757-1827)

Reseña biográfica

Poeta, pintor y filósofo inglés nacido en Londres en 1757.
Desde muy pequeño tomó cursos de dibujo y grabado en las escuelas de Henry Pars y James Basire, explorando al mismo tiempo el campo literario con la lectura de grandes poetas y escritores de la época.
La marcada tendencia mística, producto de sus alucinaciones,
quedó claramente expresada en su obra pictórica y poética,
tal como se observa en su primera colección de poemas publicados en 1783 como “Poetical Sketches”. Con la “Canción de inocencia” en 1789 y “Canciones de experiencia” en 1794, el poeta quiso reafirmar su creencia sobre la fuerza creativa de la imaginación humana frente a la razón.
Entre 1793 y 1818, escribió un conjunto de poemas breves y una obra satírica, “Una isla en la luna”, referente a su niñez.
Falleció en medio de la pobreza en agosto de 1827. ©

A la estrella nocturna

¡Tú, ángel rubio de la noche,
ahora, mientras el sol descansa en las montañas, enciende
tu brillante tea de amor! ¡Ponte la radiante corona
y sonríe a nuestro lecho nocturno!
Sonríe a nuestros amores y, mientras corres los
azules cortinajes del cielo, siembra tu rocío plateado
sobre todas las flores que cierran sus dulces ojos
al oportuno sueño. Que tu viento occidental duerma en
el lago. Di el silencio con el fulgor de tus ojos
y lava el polvo con plata. Presto, prestísimo,
te retiras; y entonces ladra, rabioso, por doquier el lobo
y el león echa fuego por los ojos en la oscura selva.
La lana de nuestras majadas se cubre con
tu sacro rocío; protégelas con tu favor.

Versión de E. Caracciolo

Alegría

“No poseo nombre:
pero nací hace dos días.”
¿Cómo te llamaré?
“Soy feliz.
Me llamo alegría.”
¡Que el dulce júbilo sea contigo!

¡Bonita alegría!
Dulce alegría, de apenas dos días,
te llamo dulce alegría:
así tú sonríes,
mientras yo canto.
¡Que el dulce júbilo sea contigo!

Versión de Antonio Restrepo

Canto del reír

Cuando los verdes bosques ríen con la voz del júbilo,
y el arroyo encrespado se desplaza riendo;
cuando ríe el aire con nuestras divertidas ocurrencias,
y la verde colina ríe del estrépito que hacemos;
cuando los prados ríen con vívidos verdes,
y ríe la langosta ante la escena gozosa;
cuando Mary y Susan y Emily
cantan “¡ja, ja, ji!” con sus dulces bocas redondas.
Cuando los pájaros pintados ríen en la sombra
donde nuestra mesa desborda de cerezas y nueces,
acercaos y alegraos, y uníos a mí,
para cantar en dulce coro el “¡ja, ja, ji!”

Versión de Antonio Restrepo

Canto para acunar

Dulces sueños, formad una pantalla
Sobre la linda cabeza de mi niño;
dulces sueños de agradables corrientes
bajo rayos de luna felices y silenciosos.

Dulce sueño, que tus cejas tejan
con suave felpa una corona infantil;
dulce sueño, Ángel terso,
fluctúa sobre mi niño dichoso.
Dulces sonrisas, durante la noche
meceos sobre mi encanto;
dulces sonrisas, sonrisas de Madre,
cautivad la noche interminable.
Dulces lamentos, suspiros de paloma,
no alejéis el letargo de tus ojos,
dulces lamentos, sonrisas aún más dulces,
cautivad todos los lamentos de paloma.
Duerme, duerme, niño afortunado,
que toda la creación duerme y sonríe;
duerme, duerme felices sueños,
mientras tu madre llora sobre ti.

Dulce bebé, en tu rostro
puedo discernir la santa imagen;
dulce bebé, otrora como tú
yacía tu hacedor y lloraba por mí.

Lloró por mí, por ti, por todos
cuando era apenas un pequeñito.
Su imagen siempre verás,
rostro celestial que sobre ti sonríe,
A ti, a mí, a todos les sonríe;
quien se volvió un pequeñito.
Las sonrisas infantiles son sus mismas
sonrisas;
y cautivan con paz el cielo y la tierra.

El pastor

¡Qué dulce es la dulce fortuna del Pastor!
Deambula desde el alba hasta el atardecer;
debe seguir a su rebaño el día entero,
y su lengua se embeberá con alabanzas.

Pues oye el inocente llamado del borrego,
y escucha la tierna respuesta de l a oveja;
vigila mientras permanecen en calma
pues saben cuándo está próximo su Pastor.

Versión de Antonio Restrepo

El tigre

Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?

¿En qué profundidades distantes,
en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse?
¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?

Versión de Antonio Restrepo

El viajero mental

He viajado a través de un país de hombres,
un país de hombres y también de mujeres,
y he oído y visto tan horrendas cosas
como nunca los caminantes de la fría Tierra han conocido.

Porque allí nace en la alegría el niño
que en el atroz dolor fue concebido,
tal como en la alegría cosechamos el fruto
que fue sembrado en lágrimas amargas.

Y si el recién nacido es un varón,
es entregado a una mujer anciana
que lo clava tendido en una roca
y en copas de oro coge sus lamentos.

Con espinas de hierro cierne su cabeza,
y agujerea sus pies y sus manos,
corta su corazón y lo desprende
para hacerle sentir calor y frío.

Sus dedos enumeran cada nervio
como un avaro contando su oro,
y de lamentos y gritos se nutre,
y él envejece, y ella se hace joven.

Hasta que convertido en un joven sangriento,
y ella mudada en espléndida virgen,
destroza sus cadenas, y la amarra
a ella a la Tierra para su placer.

Se planta él mismo en lo nervios de ella
como un labriego planta en su terreno,
y ella se convierte en su morada
y en jardín que le rinde setenta veces frutos.

Pronto se torna envejecida sombra
vagando alrededor de una cabaña terrestre,
llena de pedrerías y de oro
que ganó su trabajo.

Y éstas son las pedrerías del alma humana,
los rubíes y las perlas de un ojo enfermo de amor,
el oro innumerable del corazón que sufre,
el gemido del mártir y el suspiro del enamorado.

Son su alimento y su bebida,
mantiene a los mendigos y a lo pobres,
y para el caminante en viaje siempre
su puerta permanece abierta.

Su pena es alegría eterna en ellos;
hacen resonar los techos y los muros
hasta que de la lumbre del hogar
una pequeñuela emerge de pronto.

De fuego sólido ella es,
y pedrerías y oro, en tal manera
que nadie osa tocar su infantil forma
o envolverla en pañales.

Pero ella llega donde el que ama,
joven o viejo o rico o pobre;
muy pronto expulsan al anciano huésped
que se va mendigando por puertas ajenas.

Va llorando errante, muy lejos,
hasta que alguien admita hospedarle,
a menudo ciego por la edad, desesperado,
hasta que puede ganar una doncella.

Y para consolar su edad helada
en sus brazos la toma el pobre hombre.
La cabaña desaparece de su vista
y también el jardín con sus dulces encantos.

Los huéspedes están esparcidos por toda la región,
porque el ojo alterado altera todo.
Los sentidos se enrollan en sí mismos, con miedo,
y la Tierra plana se convierte en una pelota.

Las estrellas, el Sol, la Luna, todo huye.
Un vasto desierto sin límites,
y no queda nada de comer o beber,
y alrededor sólo el desierto oscuro.

La miel de sus labios de niña,
el pan y el vino de su dulce sonrisa,
el juego desordenado de su ojo vagabundo
a una ilusoria infancia le conducen.

Porque a medida que come y bebe se transforma
haciéndose más joven cada día,
y ambos, en el salvaje desierto
van errantes llenos de terror y congoja.

Ella huye como cierva salvaje,
su temor planta muchos matorrales salvajes,
mientras él la persigue de noche y de día,
por artificios de amor conducido.

Por artificios de amor y de odio
hasta que el salvaje desierto entero está plantado
con laberintos de díscolo amor
donde vagan el león, el lobo y el oso,

hasta que él se convierte en un díscolo niño
y ella en una llorosa mujer envejecida.
Van a vagar allí, entonces, muchos enamorados.
El Sol y las estrellas aproximan su curso.

Dulce éxtasis los árboles producen
para todos los que vagan en el desierto,
hasta que más de una ciudad allí es alzada
y más de una agradable cabaña de pastor.

Pero cuando hallan al colérico niño
el terror cunde en la extensa región:
gritan ¡El niño, el niño ha nacido!
y huyen en todas direcciones.

Porque hasta la raíz se seca el brazo
de aquel que osó tocar la colérica forma:
osos, leones, lobos, todos huyen aullando,
y todo árbol arroja sus frutos.

Y nadie puede tocar esa forma colérica
a menos que lo haga una mujer anciana.
Ella al niño tendido clava sobre la Tierra
y todo pasa como ya lo he dicho.

Versión de Luis Oyarzún

Eternidad

Quien a sí encadenare una alegría
malogrará la vida alada.
Pero quien la alegría besare en su aleteo
vive en el alba de la eternidad.

Versión de Màrie Montand

La noche

Desciende el sol por el oeste,
brilla el lucero vespertino;
los pájaros están callados en sus nidos,
y yo debo buscar el mío.
La luna, como una flor
en el alto arco del cielo,
con deleite silencioso,
se instala y sonríe en la noche.
Adiós, campos verdes y arboledas dichosas
donde los rebaños hallaron su deleite.
Donde los corderos pastaron, andan en silencio
los pies de los ángeles luminosos;
sin ser vistos vierten bendiciones
y júbilos incesantes,
sobre cada pimpollo y cada capullo,
y sobre cada corazón dormido.
Miran hasta en nidos impensados
donde las aves se abrigan;
visitan las cuevas de todas las fieras,
para protegerlas de todo mal.
Si ven que alguien llora
en vez de estar durmiendo,
derraman sueño sobre su cabeza
y se sientan junto a su cama.

Cuando lobos y tigres aúllan por su presa,
se detienen y lloran apenados;
tratan de desviar su sed en otro sentido,
y los alejan de las ovejas.
Pero si embisten enfurecidos,
los ángeles con gran cautela
amparan a cada espíritu manso
para que hereden mundos nuevos.
Y allí, el león de ojos enrojecidos
vertirá lágrimas doradas,
y compadecido por los tiernos llantos,
andará en torno de la manada,
y dirá: “La ira, por su mansedumbre,
y la enfermedad, por su salud,
es expulsada
de nuestro día inmortal.
Y ahora junto a ti, cordero que balas,
puedo recostarme y dormir;
o pensar en quien llevaba tu nombre,
pastar después de ti y llorar.
Pues lavada en el río de la vida
mi reluciente melena
brillará para siempre como el oro,
mientras yo vigilo el redil.

La primavera

¡Que resuene el flautín
que ahora está callado!
Delicia de las aves
de día y de noche;
el ruiseñor
en la quebrada,
la alondra en el cielo,
festivamente,
festivamente, festivamente,
para darle la bienvenida al año.

El muchachito,
repleto de gozo;
la muchachita,
dulce y diminuta;
el gallo canta
como tú lo haces;
voz alborozada,
barullo infantil,
jubilosamente,
jubilosamente,
para darle la bienvenida al año.

Corderito,
aquí estoy;
acércate y lame
mi blanco cuello;
deja que tironee
tu lanilla suave;
déjame besar
tu suave rostro:
jubilosamente,
jubilosamente,
para darle la bienvenida al año.

Versión de Antonio Restrepo

La rosa enferma

estás enferma, ¡oh rosa!
El gusano invisible,
que vuela, por la noche,
en el aullar del viento,

tu lecho descubrió
de alegría escarlata,
y su amor sombrío y secreto
consume tu vida.

Versión de Màrie Montand

Nueva Jerusalén

Del poema “Milton”

¿Y hollaron esos pies, antaño,
los verdes montes de Inglaterra?
¿Y viose el sacro Cordero de Dios
por los pastos ingleses, placenteros?

Resplandeció el divino rostro
sobre nuestras colinas nubladas?
¿Y edificose una Jerusalén
en medio de esos negros, satánicos molinos?

¡Dadme mi arco de oro ardiente!
¡Dadme mis flechas de deseo!
¡Traed mi lanza! ¡Abríos, oh nubes!
¡Traedme mi carro de llama!

No cejará en mi espíritu la lucha
ni ha de dormirse en mi mano la espada,
hasta que levantemos otra Jerusalén
en el solar verdeante y dulce de Inglaterra.

Versión de Màrie Montand

Proverbios del infierno

En tiempos de siembra aprende, en tiempos de cosecha enseña
y en el invierno goza.

Conduce tu carro y tu arado sobre los huesos de los muertos.

La senda del exceso lleva al palacio de la sabiduría.

La prudencia es una fea y rica solterona cortejada por la incapacidad.

Quien desea y no actúa engendra la plaga.

El gusano perdona al arado que lo corta.

Sumergid en el río a quien ama el agua.

El necio no ve el mismo árbol que ve el sabio.

Aquel cuyo rostro no irradia luz nunca será estrella.

La eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo.

A la atareada abeja no le queda tiempo para la pena.

Las horas de la locura las mide el reloj,
pero ningún reloj puede medir las horas de la sabiduría.

Ningún alimento sano se atrapa con red ni trampa.

En años de escasez, usa número, peso y medida.

No hay pájaro que vuele demasiado alto si lo hace con sus propias alas.

Un cuerpo muerto no venga injurias.

El acto más sublime consiste en poner a otro delante de ti.

Si el necio persistiera en sus necedades llegaría a sabio.

La necedad es el atuendo de la bellaquería, la vergüenza es
el atuendo del orgullo.

Las prisiones se construyen con piedras de Ley; los burdeles
con ladrillos de religión.

La altivez del pavo real es la gloria de Dios.

La lujuria del chivo es la liberalidad de Dios.

La ira del león es la sabiduría de Dios.

La desnudez de la mujer es obra de Dios.

El exceso de pena ríe; el exceso de dicha llora.

El rugir de los leones, el aullido de los lobos, el oleaje furioso del mar huracanado
y la espada destructora, son porciones de la eternidad demasiado grandes
para que las aprecie el ojo humano.

El zorro condena a la trampa, no a sí mismo.

El júbilo impregna; las penas engendran.

Dejad que el hombre vista la melena del león y la mujer el vellón de la oveja.

El ave un nido, la araña una tela, el hombre la amistad.

El egoísta y sonriente necio y el necio que frunce malhumorado el ceño han de considerarse sabios, y podrían ser medidos con la misma vara.

Lo que hoy está probado, en su momento era sólo algo imaginado.

La rata, el ratón, el zorro y el conejo vigilan las raíces; el león, el tigre, el caballo
y el elefante vigilan los frutos.

La cisterna contiene; el manantial rebosa.

Un pensamiento llena la inmensidad.

Si estás siempre listo a expresar tu opinión, el vil te evitará.

Todo lo que es creíble, es una imagen de la verdad.

Nunca el águila malgastó tanto su tiempo como cuando se propuso aprender del cuervo.

El zorro se provee a si mismo; pero Dios provee al león.

Piensa por la mañana, actúa a mediodía, come al anochecer y duerme por la noche.

Quien ha sufrido tus imposiciones, te conoce.

Así como el arado sigue a las palabras, Dios recompensa las plegarias.

Los tigres de la ira son más razonables que los caballos de la instrucción.

Del agua estancada espera veneno.

Nunca sabrás lo que es suficiente a menos que sepas lo que es más que suficiente.

¡Escucha los reproches de los tontos! ¡Forman un título real!

Los ojos del fuego, las narices del aire, la boca del agua las barbas de la tierra.

El débil en coraje es fuerte en astucia.

El manzano nunca pregunta al haya cómo ha de crecer, tal como el león no
interroga al caballo sobre cómo atrapar la presa.

Quien recibe agradecido da copiosas cosechas.

Si otros no hubiesen sido tontos, lo seríamos nosotros.

El alma rebosante de dulce deleite jamás será profanada.

Cuando ves un águila, ves una porción de Genio: ¡Alza la cabeza!

Tal como la oruga elige las hojas mejores para depositar en ellas sus huevos,
el sacerdote lanza sus imprecaciones para los más dulces goces.

Crear una florecilla es labor de siglos.

La condena estimula, la bendición relaja.

El mejor vino es el más añejo; la mejor agua, la más nueva.

¡Las plegarias no aran! ¡Los elogios no cosechan!

Las alegrías no ríen. Las tristezas no lloran.

La cabeza lo Sublime; el corazón, lo patético; los genitales, la Belleza;
manos y pies la Proporción.

Como el aire al pájaro o el agua al pez, así es el desprecio para el despreciable.

El cuervo quisiera que todo fuese negro; el búho, que todo fuese blanco.

La exuberancia es belleza.

Si el león recibiese consejos del zorro, sería astuto.

El perfeccionamiento traza caminos rectos; pero los torcidos y sin perfeccionar son los caminos del Genio.

Mejor matar a un niño en su cuna que alimentar deseos que no se llevan a la práctica.

Donde no está el hombre, la naturaleza es estéril.

La verdad nunca puede decirse de modo que sea comprendida sin ser creída.

¡Suficiente! o demasiado.

Un sueño

Cierta vez un sueño tejió una sombra
sobre mi cama que un ángel protegía:
era una hormiga que se había perdido
por la hierba donde yo creía que estaba.

Confundida, perpleja y desesperada,
oscura, cercada por tinieblas, exhausta,
tropezaba entre la extendida maraña,
toda desconsolada, y le escuché decir:
“¡Oh, hijos míos! ¿Acaso lloran?
¿Oirán cómo suspira su padre?
¿Acaso rondan por ahí para buscarme?
¿Acaso regresan y sollozan por mí?”

Compadecido, solté una lágrima;
pero cerca vi una luciérnaga,
que respondió: “¿Qué quejido humano
convoca al guardián de la noche?

Me corresponde iluminar la arboleda
mientras el escarabajo hace su ronda:
sigue ahora el zumbido del escarabajo;
pequeña vagabunda, vuelve pronto a casa.”

Una imagen divina

La crueldad tiene corazón humano
y la envidia humano rostro;
el terror reviste divina forma humana
y el secreto lleva ropas humanas.

Las ropas humanas son de hierro forjado,
la forma humana es fragua llameante,
el rostro humano es caldera sellada
y el corazón humano, su gola hambrienta.

Versión de Antonio Restrepo

Bilac, Olavo

Reseña biográfica
Olavo Bilac 1965 – 1918

Poeta, ensayista y periodista brasileño nacido en Río de Janeiro en 1865.
Dedicado desde muy joven al ejercicio periodístico, fundó las revistas A cigarra y Meio. Está considerado como el más importante poetas parnasiano de su país, al lado de Alberto de Oliveira y Raimundo Correia.
Su primer libro, “Poesías” fue publicado en 1888, seguido en los años siguientes por crónicas, conferencias literarias, libros infantiles y didácticos. Ejerció varios cargos públicos, fue uno de los fundadores de la Academia Brasileña de Letras e hizo parte de diversas delegaciones diplomáticas de su país.
En 1907 fue elegido Príncipe de los poetas brasileños en el célebre concurso auspiciado por la revista Fon-Fon.
Su libro póstumo “Tarde”, publicado en 1919, resume gran parte de su obra poética.
Falleció en 1918. ©

Poemas de Olavo Bilac:

A las campanas

Abstracción

El pecador

Exilio

Oración

Última página

Vanidad

Vía láctea

Vita nuova

Ir a: A media voz
Ir a: Traducciones de poesía

Pulsa aquí para recomendar esta página

Tus comentarios o sugerencias serán de gran ayuda
para el desarrollo de esta página. Escríbenos a:

violeta@aroma.com

Esta página se ve mejor con su fuente original. Si no la tienes,
bájala a tu disco duro, descomprime el fichero y cópiala en:
Windows/Fonts:

Georgia

A las campanas

Campanas de las torres, resonad clamorosas!
La tierra nuestro anhelo de infinito no sacia,
queremos la conquista de un mundo en que las cosas
se eternicen en una primavera de gracia.

Desde aquí, desde el fango de estas playas tediosas
hasta donde el zafiro de los cielos se espacia,
llevad en vuestras voces nuestras voces llorosas
y el grito milenario de la tierra en desgracia.

En repiques festivos, en dobles de amargura,
en rebatos de angustia, todo lo que sufrimos
llevadlo a la impasible soledad de l’altura.

Y ¡oh campanas! decidles en clamores supremos,
nuestro dolor a aquellos astros en que nacimos,
nuestra esperanza a aquellos astros a donde iremos!

Versión de Miguel Rasch-Isla

Abstracción

Hay millares de estrellas en la altura
que puedes alcanzar con la mirada;
mas tú buscas la estrella que, ignorada,
en espacios ilímites fulgura.

Hay mujeres de núbil hermosura
que te cercan en ronda apasionada;
pero tú buscas la mujer soñada,
una mujer pretérita y futura.

Arriba, el cielo es fúnebre, nublado;
la tierra en rededor es yermo triste…
y así habrás de morir abandonado,

con los sueños de amor que perseguiste:
la imposible mujer que no has amado
y la estrella ideal que nunca viste.

Versión de Delio Seraville

El pecador

Pecó, mas es el pecador sereno
que sofoca el sollozo en la garganta,
y que a los labios, sin temblar, levanta
la rebosante copa de veneno.

Manchó su excelsa clámide en el cieno
del mal. Y al cabo de flaqueza tánta,
ningún remordimiento lo quebranta,
ni lo sonroja el parecer ajeno.

Lleva ocultas las lágrimas consigo,
y erguido lleva el corazón doliente
cual un pendón de reto enarbolado.

Y acepta la amargura del castigo,
con la misma altivez con que sonriente
probó todo el deleite del pecado.

Versión de Miguel Rasch-Isla

Exilio

¿Ya no me amas? ¡Bien! Partiré desterrado
de mi primer amor a otro amor que imagino…
Adiós carne amorosa, rapazuelo divino
de mis sueños, ¡adiós bello cuerpo adorado!

En ti, como en un valle, me adormecí embriagado
en un sueño de amores a mitad del camino;
quiero darte ya mi último beso peregrino
como quien abandona la patria, desterrado.

¡Adiós, cuerpo fragante, patria de mi embeleso,
nido de blandas plumas de mi primer idilio,
jardín, en que hecho flores, brotó mi primer beso!

¡Adiós! Ese otro amor ha de amargarme tanto,
como el pan que se come lejos, en el exilio,
amasado con hieles y humedecido en llanto.

Versión de Eduardo Castillo

Oración

Bendito el que en la tierra hizo el agua y el fuego;
el que unció a la carreta al buey manso y amigo;
el que encontró la azada, y el que del fango luégo
hizo brotar el oro milagroso del trigo.

El que fundió los bronces; el que talló en sosiego
la cuna de la infancia, y el que al primer mendigo
dio la primer limosna conmovido a su ruego,
y el que labró este lecho que compartes conmigo.

El que echó al mar la quilla y a los vientos las velas;
el que inventó las trovas; el que encoldó la lira;
el que domó los rayos y aplacó las procelas.

Mas, bendito entre todos, aquel que en lo profundo
descubrió la esperanza, la divina mentira,
que dora las siniestras espesuras del mundo.

Versión de Miguel Rasch-Isla

Última página

Primavera: sonrisa de las cosas, los ramos
palpitaban de flores y huéspedes parleros;
octubre anaranjaba la arena en los senderos,
recuerdas? Bajo el cielo de octubre nos amamos.

Verano: sin testigos, cabe la mar llegamos;
Otoño deshojaba los álamos ligeros;
tentónos el pecado, te acercaste, pecamos…
Ah! tu primer sonrisa, tus abrazos primeros!

Sobrevino el Invierno: saltaste a mis rodillas;
besé con largo beso tu boca y tus mejillas;
ardió con viva llama tu núbil cuerpo en flor.

¡Oh carne! qué ambicionas? Corazón, ¿qué más quieres?
Huyen las estaciones y pasan las mujeres,
y yo que he amado tanto desconozco el amor.

Versión de Víctor M. Londoño

Vanidad

Cieco, febril, insomne, con nerviosa porfía,
pule el artista el mármol de la estrofa anhelada:
quiérela palpitante, quiérela emocionada,
quiere infundir al mármol un temblor de agonía.

Triunfa gallardamente de la forma bravía;
lucha, repule, y la obra resplandece acabada:
-«¡Mundo que con mis manos arranqué de la nada!
¡Hija de mi trabajo!-luce a la luz del día.

«Llena de mis angustias y encendida en mi fiebre,
eras la piedra tosca; te di brillo profundo
e iricé tus facetas con esmeros de orfebre.

Puedo esperar, pues vives, una muerte serena».
E imagina que exhausto rodará al pie del mundo,
y, ¡oh vanidad! sucumbe junto a un grano de arena.

Versión de Miguel Rasch-Isla

Vía láctea

Sale al jardín cuando la aurora aclara,
y envuelta en muselinas vaporosas,
muestra a las rosas del jardín las rosas
trémulas y encendidas de su cara.

Todo el jardín al verla se prepara
a la oblación. Y hay voces misteriosas
que, al pasar, la saludan jubilosas
como si leve sílfide pasara.

La luz la besa; el aire es más sonoro;
tiemblan las flores cándidas; el bando
de las aves salúdala en un coro,

y ella va, dando al sol el rostro blando,
dando a los vientos el cabello de oro,
y a los rosales sus sonrisas dando.

Versión de Miguel Rasch-Isla

Vita nuova

Si con los mismos ojos abrasados,
al mismo gozo antiguo me convidas,
máta el recuerdo de las horas idas
en que los dos vivimos separados.

Y no me hables de lágrimas perdidas,
ni me culpes por besos disipados;
caben en una vida cien mil vidas,
como en un corazón cien mil pecados.

¡Te amol ¡La llama del amor, más fuerte
revive. Olvida mi pasado, loca!
Qué importa el tiempo que viví sin verte,

si aun te quiero, después de amores tántos,
y si aun tengo, en los ojos y en la boca,
nuevas fuentes de besos y de llantos!

Versión de Miguel Rasch-Isla

Bignozzi, Juana

Reseña biográfica

Poeta argentina nacida en Buenos Aires en 1937.
Aficionada desde pequeña a la poesía, obtuvo reconocimientos como lectora en la escuela primaria. A los veinte años trabajó como periodista, se relacionó con varios intelectuales reconocidos e hizo parte del grupo poético El pan duro creado por Juan Gelman en 1955.
En 1960 fue publicado su primer libro de poemas, “Los límites”, seguido por “Tierra de nadie”
en 1962. En 1974, cuatro años después de contraer matrimonio, se radicó en Barcelona donde trabajó como traductora y continuó su carrera literaria publicando obras como “Regreso a la patria” en 1989, “Mujer de cierto orden” en 1990, “Interior con poeta” en 1993, “Partida de las grandes líneas” en 1997, “La ley tu ley” en 2000 y “Quién hubiera sido pintada” en 2001.
Es una de las poetas esenciales del panorama argentino contemporáneo. Entre los galardones obtenidos se destacan el Premio Municipal de Poesía en el año 2000 y el Premio Konex por el quinquenio 1999-2003.
Reside en Buenos Aires desde el año 2004.

Ce triste exil, ce fier exil

Dulce post art nouveau

Domingo en la tarde

Educada en el vicio de los hombres

El hombre que me compra flores…

El sujeto de la izquierda

En otra vida yo miraba desde la ventana de un bar…

Esperé ser la anfitriona elemental…

Extrañas parejas

H. M.

Interior con poeta III

La vida olena

Le entrego mi nombre a la vida que sube

Luz de gas

Nocturno

Que necia salir por esa ciudad…

S. B. mi corazón joven

Soy una mujer sin problemas

Supiste quien era…

Tantas flores a la madrugada…

Yo que moriré vendiendo las joyas…

Volver a: A media voz
Volver a: Índice A-K

Pulsa aquí para recomendar esta página

CE TRISTE EXIL, CE FIER EXIL

En las noches felices con la gente que amo
él hace sentir su ausencia,
se instala en el amor que me dan,
en el amor que doy,
en el otoño, sí, ya sé, las hojas;
dos amigas caminan por calles entrañables,
hablan del amor, la vida, los hombres,
se dejan envolver por la dulzura de la noche de mayo,
hacen a un lado las cosas irremediables,
caminan solas entre los olores, las luces de las ventanas,
algún rostro obsesivo que insiste, insiste,
pero ellas saben tanto sobre el amor, tanto,
que pueden convertir todo en una charla brillante
el hombre que desean hasta sentir frío,
el verdadero amor
y el aplastante domingo que hay que atravesar
para que su voz sea de nuevo
y todo empiece a cobrar vida.

Los amigos que me aman hablan de mis ojos,
ya sé, son importantes como las hojas en otoño,
pero todo cae a golpes
en estos domingos para lanas tibias, hijos que no tengo,
globos de colores en el parque.

Entre ritos familiares se calienta al sol
impura,
como si hubiera encendido fuego en viernes
o hubiera cantado en tierra extranjera.

De “Mujer de cierto orden” 1967

DULCE POST ART NOUVEAU

Desde este balcón miro llover sobre el mar
-Europa provee las imágenes de afiche I ,
cumple los sueños de barrio
su realidad aumenta la cursilería y la verdad-
yo hago una lista donde objetos amados
se mezclan con objetos necesarios
a los que el agua y la distancia confunde y a veces ni rescata

todos vuelven sobre esta calmísima agua
que llega hasta el pie de mi casa
pocos logran tener una cara

si la palabra tiene valor
esta distancia lo probará
si la palabra es vida y los que la manejan viven en ella
ésta es la prueba

si ya pensé mi vida o sea ya la viví
el agua de este mediterráneo tan muerto
es prueba y respuesta

De “Regreso a la patria” 1989

DOMINGO A LA TARDE

Cuando se sientan frente a frente
amores imposibles, quincallería amistosa,
tipos que se atrevieron y esa mujer intensa
que lleva augurios a felicidades que nunca entenderá,
la buena gente desecha las malas palabras,
la buena gente dice todos tienen posibilidades en la vida,
sienten crecer su amor por esa mujer intensa,
tan sola, que vivirá siempre detrás de una ventana
y todo lo que le ofrecen está demasiado azucarado.

De “Mujer de cierto orden” 1967

EDUCADA EN EL VICIO DE LOS HOMBRES

voy a la cocina y me siguen
voy al baño y golpean la puerta
me despiertan en la noche para preguntarme si duermo
llaman por teléfono en todas mis ciudades
para avisarme cuidado con el vino y la vida literaria
no he perdido padre ni tíos ni ahijado ni amigos de juventud
por no perder no he perdido ni editor
ni ese hombre
que ya sombra aún cuida mi paso en las esquinas

no me han dejado caer de su mano de su vicio
de su peso de mi corazón

De “La ley tu ley” 2000

EL HOMBRE QUE ME COMPRA FLORES…

el hombre que me compra flores
se las guarda en el bolsillo después de dedicármelas
recomienda serenidad ante mis síntomas y mis pérdidas,
cuando se ha asegurado de que recuerdo la hora del regreso
me pide que deje de buscar mi maleta
vuelva a calzarme mis incómodos zapatos
y busquemos un buen lugar para comer

De “Partida de las grandes líneas” 1997

EL SUJETO DE LA IZQUIERDA

educada para ser
la magnífica militante de base de un partido
que por no leer la historia de mi país
se ha convertido en polvo no enamorado sino muerto
preparada para una eterna carrera de fondo
tengo ante los ojos una pared impenetrable
detrás de la cual sólo hay
otros 50 años de trabajo y espera

De “Interior con poeta” 1993

EN OTRA VIDA YO MIRABA DESDE LA VENTANA DE UN BAR…

en otra vida yo miraba desde la ventana de un bar
cómo la tormenta aplastaba las flores azules contra los cordones
contra las paredes
y por ese momento único de la juventud que dura muy poco
supe que nunca olvidaría esa escena en que nada aparecía
de lo que amaba me interesaba o temía
ni novios ni odios ni otros poetas ni revistas de opinión ni
secretarios de barrio ni amigos imbuidos de una colonizada cultura pavesiana
sólo las flores azules y la lluvia
recuerdo el nombre del pueblo la hora y esa lluvia
que nunca en las décadas que siguieron confundí con alguna otra

De “La ley tu ley” 2000

ESPERÉ SER LA ANFITRIONA ELEMENTAL…

Esperé ser la anfitriona elemental
de una estructura no corrompida
ofrecer entregas y apuestas
abandonar mi ciudad sin la sombra de la sal
ni de su adiós y memoria viva
ahora soy dueña de un sistema de condenas y salvaciones
de aceptaciones y rechazos
de una lista de buenos trabajos
de un lejano sabor a vida
de una única forma de limpiarme
en soledad

De “Regreso a la patria” 1989

EXTRAÑAS PAREJAS

siempre volví en olor de bienvenida
flores animalitos de mis colores
corazones de papel que son los que me importan
y ahora entro en una casa donde
hay que dar la luz y el agua
y no buscar bebida en vaso limpio no la hay
sólo una voz por el teléfono

he aceptado entrar en una casa a oscuras
para que en mi vida no echara raíces el patetismo

De “Interior con poeta” 1993

H. M.

Que haría yo sin tus flores
que haría yo sin esta permanencia
de tu gesto y tu lugar
Que haría yo si debiera pensar
en pérdida olvido y sobre todo final
Que haría yo si no tuviera
la certidumbre de tu memoria

De “Regreso a la patria” 1989

INTERIOR CON POETA III

Desde mi ventana
silencio de verano silencio de invierno
veo servir la comida
encenderse las luces
lámparas del atardecer mesas del mediodía
¿acogerían ellos a una sin patria?
¿no estaría mi corazón para siempre en otra tierra?
soy ajena a las ceremonias de la costumbre
que suelen acogerme para señalarme extranjera
vidas de espaldas al mar que es el camino de mi vida

De “Interior con poeta” 1993

LA VIDA PLENA

A algunos les han quitado las ganas de hablar,
pasan mudos por el amor, aman perros vagabundos
y tienen una piel tan sensible
que nuestros pequeños saludos cotidianos
pueden producirles heridas casi de muerte.
Nosotros, seres amables e inofensivos,
miramos los gatos enfermos, las mujeres con collares
que pasan por la calle
y sentimos un desamor agradable,
casi suficiente.

De “Mujer de cierto orden” 1967

LE ENTREGO MI NOMBRE A LA VIDA QUE SUBE

Detrás de estos juegos de inteligencia
detrás de nosotros, que estamos en lo que podemos,
que sólo manejamos vasos al borde de la lluvia
vinos amicales,
fosforescencias del mar tienen su nombre,
que yo sólo puedo decir a través de ojos lánguidos,
sonrisas tristes mi amor devastado.
Tan pobres que éramos,
y ahora los que vienen de Cuba, los que van hacia Cuba,
entran en mi lenta ternura de mujer que vive junto a un río
hacen insoportable nuestra miseria.

De “Mujer de cierto orden” 1967

LUZ DE GAS

Todos pudimos apagar y encender las hogueras
digamos, las luces
los más inconscientes lo hicimos
pero yo pregunto
quién tuvo la valentía de verlas agonizar
y siguió hablando moviéndose
pensando en las celebraciones
sonriendo ante las consecuencias del cambio de estación
la luz que agoniza era una obra que amaba mi madre
en su fantasía del teatro
pero aquí no habrá salvadores
lúcidos detectives jóvenes enamorados
sólo héroes que miran cómo agonizan
y simulan vivir una vida
¿quién la llamó vida?
sin revolución

De “Regreso a la patria” 1989

NOCTURNO

la luz de mis amigos en las cenas en mi ciudad
el perro de Anouilh que siempre aúlla para mí
casas de barrio a oscuras cazadores de lavabos de estación
mi amiga comprándome vino en el kiosco
un avión esperando para encender los motores

De “La ley tu ley” 2000

QUE NECIA SALIR POR ESA CIUDAD…

Que necia salir por esa ciudad
a recoger mis confidencias entre adúlteras
poetas de diarios pueblerinos
burguesías napoleónicas y analizadas
solitarios a los que no recuerdo en sus actuales escenarios legales
salvo algunas soledades de domingo a la tarde en la provincia
alguna etapa antes de volver al verdadero destino ignorado

que necia creer que siempre más allá
había un imperio con toda su fanfarria
y el exotismo de sus colores
y no sólo este trabajo mínimo y constante
ser armonioso sin conciliar unir sin renunciar

sé que largué un bumerang que todavía no volvió

De “Regreso a la patria” 1989

S. B. MI CORAZÓN JOVEN

marco un número a ciegas
creyendo saber a quién llamo
en realidad cubro el hueco de los llamados suspendidos
todo es verdad
la necrológica la fecha
la amiga avisándolo
pero esta noche tu voz
prolijo corrector
vino a consolidar y concluir aquel gozo
de nuestra amistad
con una cita imprecisa

De “Partida de las grandes líneas” 1997

SOY UNA MUJER SIN PROBLEMAS

Todos lo saben
y entonces buscan mi compañía para charlar por las noches.
Sin embargo yo conozco a alguien que quiere morir en paz consigo mismo
y me produce estremecimientos, insomnio, soledad,
porque la paz conmigo misma sería una guerra sin fin,
dos o tres asesinatos inevitables y alguna entrega desmedida
que no entra en mis planes.
Sin embargo yo sueño por las noches
con un jardín inmenso donde los muertos se levantan para saludarme;
yo sueño con un hombre que me inquieta y como lo ignora
me habla amigablemente del resto del mundo
y de mis múltiples amores, tan simpáticos,
tan apropiados como tema de conversación.

De “Mujer de cierto orden” 1967

SUPISTE QUIEN ERA…

Supiste quién era
antes de que yo empezara a sospecharlo
ahora caminando por lejanas y míticas ciudades
soy tu triunfo
vos hiciste esa figura que recorre lugares que nunca conocerás
pero son sólo tuyos para siempre
vos los soñaste yo los conozco
para mí las fachadas
para vos el deseo
lo único posible de ser llamado eternidad

De “Regreso a la patria” 1989

TANTAS FLORES A LA MADRUGADA…

Tantas flores a la madrugada tanto vino blanco con los amigos
íntima perdida última
tanta vida para la literatura
tanta hermosa fantasía desplegada
corazoncitos en los vidrios empañados en vez de amor
tanto lúcido ascendente iluminista buen alumno
aquellos mis amiguitos con su pacífico partido de izquierda
tanta prueba de amor colgada de un clavito
tanta vida tirada a los perros y a los cobardes
el recuerdo de algunos que en lo mejor de mi vida
en fin cambiemos de tema
después de besar a los íntimos todos los días
como si fuera la despedida del alma
puedo asegurarles que no les crearé ningún problema
soy muy inofensiva
no me pasearé por el mundo con plumas doradas
ni gritaré a destiempo
sólo que tal va consiga un bote al exilio
o todo termine en un claustro con una labor de petit point

De “Regreso a la patria” 1989

YO QUE MORIRÉ VENDIENDO LAS JOYAS…

Yo que moriré vendiendo las joyas
que nunca tuve
extiendo esta mano como si blandiera guante de encaje
que no conoció
porque hizo domésticas tareas
con sentido histórico hartazgo y cierta dignidad
yo que moriré
espero limpia y perfumada y es probable con olor a decencia
no olvidaré el escenario inaugural
donde se encendieron y apagaron las luces
donde creció mi adolescencia y murió mi juventud

De “Regreso a la patria” 1989

Bernárdez, Francisco Luis

Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1900.
Inició su carrera literaria en España y Portugal, países donde estuvo radicado por mucho tiempo. Tiene su obra una entonación lírica y romántica influida por los poetas místicos, pero conservando su propio estilo que siempre reflejó su criterio y su forma de enfocar la belleza de la vida.
Fue miembro de la Academia Argentina de Letras.
Entre sus obras más destacadas se cuentan: «El buque», «La ciudad sin Laura, «Poemas elementales» y  «Poemas de carne» y hueso».
Falleció en 1978. Continue reading

Benn, Gottfried

Alemania 1886 – 1956

Poeta y ensayista alemán nacido en Mansfeld en 1886.
Tomó cursos de filosofía, poesía y metodología literaria, y finalmente terminó medicina en la Universidad de Marburg, alistándose como médico militar en la I Guerra Mundial. Sus publicaciones de entonces representaron fielmente el expresionismo alemán, con obras como “Hijos” en 1913 y “Carne” en 1917. En la década de los años cuarenta, desilusionado con el régimen nazi y marginado por el círculo literario de su país, se refugió en sus escritos produciendo calladamente una parte muy importante de su obra. En 1946 publicó “Poemas estáticos”, siendo reconocido entonces como el más importante poeta vivo de Alemania.
Con la publicación de sus últimas obras, “Destillationen” en 1951, “Fragmente”  en 1953 y “Aprèslude”  en 1955, culminó su brillante trayectoria como poeta.
Falleció en Berlín en julio de 1956. Continue reading

Benn, Gottfried

Alemania 1886 – 1956

Poeta y ensayista alemán nacido en Mansfeld en 1886.
Tomó cursos de filosofía, poesía y metodología literaria, y finalmente terminó medicina en la Universidad de Marburg, alistándose como médico militar en la I Guerra Mundial. Sus publicaciones de entonces representaron fielmente el expresionismo alemán, con obras como “Hijos” en 1913 y “Carne” en 1917. En la década de los años cuarenta, desilusionado con el régimen nazi y marginado por el círculo literario de su país, se refugió en sus escritos produciendo calladamente una parte muy importante de su obra. En 1946 publicó “Poemas estáticos”, siendo reconocido entonces como el más importante poeta vivo de Alemania.
Con la publicación de sus últimas obras, “Destillationen” en 1951, “Fragmente”  en 1953 y “Aprèslude”  en 1955, culminó su brillante trayectoria como poeta.
Falleció en Berlín en julio de 1956. Continue reading

Benítez Reyes, Felipe

Poeta, novelista, traductor y ensayista español nacido en Rota, Cádiz, en 1960.
Autor de una vasta obra que abarca todos los campos de la literatura, está considerado como una de las voces más influyentes del panorama literario español. Ha sido incluido en las más importantes antologías, gracias a su excelente dominio del lenguaje, que abarca desde  el neosimbolismo de su primera época  hasta la gran versatilidad de sus trabajos poéticos posteriores.
Ha obtenido entre otros, los premios Luis Cernuda, Ojo Crítico, Fundación Loewe, Premio de la Crítica, Premio Nacional de Literatura y Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla 1994 por «Vidas improbables».
Parte de su obra poética está contenida en las siguientes publicaciones:
«Paraíso manuscrito» en 1982, «Los vanos mundos» en 1985, «La mala compañía» en 1989, «Poesía» en 1992, «Sombras particulares» en 1992,
«Paraísos y mundos» en 1996, «El equipaje abierto» en 1996 y «Escaparate de venenos» en el año 2000. Continue reading

Bengoechea, Javier de

Poeta español nacido en Bilbao en 1919.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, ha dedicado gran parte de su vida a la literatura destacándose como crítico de arte y de teatro en la prensa y revistas destacadas de su país.
Obtuvo inicialmente el accésit del Premio Adonais en 1950 y luego el mismo premio en el año de 1955.
De su obra poética se destacan: «Habitada claridad» en 1951, «Hombre en forma de Elegía» en 1956 y «Fiesta nacional» en 1959. Continue reading

Benavides, Washington

Poeta uruguayo nacido en Tacuarembó en1930.
Ha sido profesor de Literatura en Enseñanza Media y Universitaria, profesor de Arte, crítico, ensayista y maestro de muchos de los más destacados poetas de las nuevas promociones de su país.
Maneja con eficacia toda la gama de las estructuras líricas, logrando ubicarse con su obra entre los más admirados exponentes uruguayos.
Ha traducido poemas de algunos poetas de lengua portuguesa como Guimarães Rosa, Oswald de Andrade, Carlos Drummond de Andrade, Affonso Romano de Sant’Anna, Gregorio de Mattos y otros.
Entre sus poemarios se destacan «El Poeta» 1959, «Poesía» 1963, «Las milongas» 1965, «Los sueños de la razón» 1967, «Poemas de la Ciega» 1968, «Fotos» 1986, «Lección de exorcista» 1991, «La luna negra y el profesor» 1994. Continue reading